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Economía

El presidente del Círculo de Empresarios de Gran Canaria considera que ya existe una tasa turística

Agustín Manrique de Lara se sienta con Atlántico Hoy y expone que el turismo ya contribuye a los recursos públicos, así como que si hay un sentimiento de rechazo al turismo, existe turismofobia, entre otros temas que rodean al modelo turístico

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El presidente del Círculo de Empresarios de Gran Canaria, Agustín Manrique de Lara / CEDIDA

El revuelo causado por la organización de las manifestaciones del 20 de abril en seis islas del Archipiélago para pedir un cambio del modelo turístico ha llevado a que patronales, empresas, instituciones, etc. se planteen posibles cambios o reestructuraciones. La tasa turística es uno de esos temas que, a pesar de tantos años, sigue manteniéndose en boca de todos como una posible modificación del turismo en Canarias, pero hay quienes continúan escépticos a propuestas del estilo. 

Es el caso del presidente del Círculo de Empresarios de Gran Canaria, Agustín Manrique de Lara, para quien, por ejemplo, ya existe una tasa turística en el Archipiélago “desde hace muchísimo tiempo” debido a que “de cada 10 € que entran en los recursos públicos por la vía de la recaudación en Canarias, cuatro proceden directamente del turismo y de los seis restantes, una parte es el efecto arrastre del sector turístico en otros sectores de actividad”. 

El modelo turístico "no cambia, evoluciona"

En el Círculo de Empresarios de Gran Canaria se han planteado el futuro del turismo con motivo de la situación actual que tiene en el punto de mira el modelo turístico actual de las Islas. Los empresarios defienden que este modelo no cambia, sino que evoluciona, como ha evolucionado el modelo de sol y playa de la década de los 60 hasta ahora, explica Manrique de Lara a este medio, dependiendo de las necesidades que se presentaran. 

Un ejemplo es el ‘todo incluido’, criticado por no generar ingresos en el Archipiélago y por captar un perfil de turista determinado, que Manrique de Lara ve ahora como “turismo primitivo” y queda relegado a destinos que no prestan servicios fuera de los establecimientos, que ya no es el caso de Canarias. 

Para ellos el siguiente paso es caminar hacia el turismo regenerativo, un concepto del que llevan hablando desde la pandemia, “por eso hicimos un enorme apuesta por la recuperación del sector turístico y por la rehabilitación de los espacios turísticos”, apunta el empresario. 

Un mal mensaje para el turista

No ve compatible con esta evolución, sin embargo, la implantación de la tasa turística, como es el caso de Baleares, ya que considera que en Canarias ya existe “desde hace muchísimo tiempo” puesto que parte del dinero que recauda el Archipiélago “para tener servicios sociales básicos, educación, sanidad, infraestructuras, etc.”procede del turismo, si se mira “ la fiscalidad del sector turístico de forma global”. Por lo que señala que esto puede “aumentar la presión fiscal sobre la actividad” y afectar a “la capacidad productiva y de evolucionar del sector”, además de plantear la pregunta de a dónde se destinaría ese dinero, “a recaudar, aumentar los salarios del sector, a formación…”. 

Asimismo, indica que la tasa turística supondría “decirle al turista que es malo” y  “que tiene pagar por venir aquí porque deja huella, cuando el turista es consciente de que no deja huella y, en caso de que sí, es muy inferior a la de los años 60, 90 o 2000”. Defiende también que los turistas que visitan el Archipiélago proceden de los “destinos más comprometidos con el planeta del mundo”, poniendo de ejemplo el norte y centro de Europa. 

Hay turismofobia

¿Qué ocurre con el caso de los turistas de ‘baja calidad’? Para el empresario “el señor borracho que le pega a la azafata” no define a los turistas que vienen a Canarias, sino que se trata de un grupo minoritario. No obstante, la presencia de este tipo de visitantes y ciertas actitudes han conducido a que se debata sobre la existencia o no de turismofobia en las Islas. Manrique de Lara, ante esto, atestigua que no es “quien para decir si una cosa existe o no”, pero “desde el momento en que es un sentimiento que tienen interiorizado más de una persona”, que “sienten que el turismo va contra su libertad, su capacidad de desarrollarse, su entorno o de su isla, etc.”, entonces “existe”. 

Además de ese sentimiento de rechazo, el empresario añade que hay otras personas ven favorable la actividad económica. “Son dos modelos de hacer las cosas y hay que respetarlos y ponerlos en diálogo para buscar un camino de consenso”, subraya. 

No habrá un antes o después

No obstante, no ve las manifestaciones convocadas para el 20 de abril como un antes y un después en ese diálogo entre ambas partes. “A las personas nos puede llevar a pensar que cualquier actuación nuestra genera un antes y un después, pero ni siquiera fenómenos meteorológicos muy relevantes, como lo ocurrido en La Palma, suponen un antes y un después cuando lo miramos en el largo plazo”, lo ve así solo como “un punto de incidencia”. 

Las manifestaciones serán el lugar donde “los señores que la convocan den argumentos a la sociedad de por qué el camino que ellos proponen es más favorable”. Pero Manrique de Lara ve necesario abrir el diálogo para que “todas las percepciones diferentes sobre la actividad económica tengan oportunidad de sentarse en un punto de encuentro y trabajar con argumentos sólidos, con estadísticas, con realidades sobre cómo y a dónde queremos llegar”.

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