Todo lo nuevo siempre genera desconfianza, recelos y miedo. Desde que la inteligencia artificial (IA) se coló en la vida diaria de los ciudadanos con herramientas como ChatGPT han sido muchas las voces que han puesto el grito en el cielo porque puede suponer un riesgo para la propiedad intelectual o los datos personales. La Unión Europea (UE) dio un paso en firme hace unas semanas y sacó adelante la primera ley del mundo que regulará esta tecnología. Una normativa que los empresarios del Archipiélago celebran porque consideran que hacía falta.
“Era una ley necesaria”, exclama Enrique Hernández, presidente de la Plataforma de Empresarios de Canarias. En una entrevista concedida a Atlántico Hoy declara con firmeza que se deben marcar una serie de límites para que se pueda usar la tecnología con el objetivo de mejorar la sociedad y no para generar nuevos problemas. “Hay que marcar una serie de límites”, afirma.
La ley
Europa pondrá multas que podrán llegar hasta los 35 millones de euros a todo el que no cumpla con la nueva normativa. Ahora bien, ¿en qué consiste? Para entenderlo es importante partir de que se ordena en cuatro niveles. El primero es el riesgo mínimo, que engloba a los algoritmos encargados de recomendar o los filtros antispam, por lo que no estarán restringidos.
El siguiente punto es algo más delicado y tiene relación con la transparencia: todo el contenido que genere la inteligencia artificial debe informar al usuario de su procedencia. También un apartado de riesgo alto que solo podrán emplear datos de alta calidad y detallar cómo se van a usar.
¿Y si de descontrola?
El nivel inaceptable será aquel que tenga como objetivo controlar las emociones o el comportamiento de los empleados en las empresas. Hernández considera que si la IA se descontrola “puede producir muchos daños no solo económicos, sino también personales en cuanto a la integridad de los datos”.
“Aquí en Canarias, como en cualquier parte de Europa donde esa ley vaya a ser aplicada, nos va a beneficiar, puesto que nos deja usar la tecnología pero en un camino positivo. Nos enfoca hacia una mejora de rendimiento, de eficiencia y a descubrir nuevas formas de cómo podemos hacer las cosas”, reflexiona.
La productividad
“En términos generales”, comenta, “va a ayudar mucho a la productividad de las empresas, de las micropymes y de los autónomos”. Bajo su punto de vista solo perjudicará a todos aquellos que se planteaban usarla por caminos alternativos que “no son muy lícitos”. “Por ejemplo, usar la IA para saltarse los derechos de autor de sus propietarios”, apostilla.
“Tenemos una ley de protección de datos en España, que es una de las más fuertes del mundo que protege la identidad de los usuarios, y de repente llega una tecnología como la inteligencia artificial que las puede barrer de un plumazo”, sostiene Hernández.
Servir de base
Juan Ramírez es el vicepresidente de la Confederación Canaria de Empresarios (CCE), así como presidente y CEO de la compañía Inetel. “Que la UE haya dado un paso adelante y haya intentado caminar es muy positivo para todos los ciudadanos”, indica sobre la nueva ley. “Va a suponer que sirva de base para las futuras regulaciones de otros países del mundo”, añade.
“Es cierto que Europa ha mostrado su preocupación durante los últimos años por este tema y desde luego es muy importante que, de alguna manera, independientemente de que vayamos a remolque de la tecnología, sí regulemos el buen uso y que no se vulneren los derechos fundamentales de los ciudadanos”, resalta.
El futuro
Pone la vista de cara al futuro. “El problema de todo esto es que vamos a ver qué sucede el mes que viene y los años siguientes”, exclama. “Esta tecnología no es nada nuevo, hace muchísimos años que se está utilizando sistemas de ayuda a la toma de decisiones que perfectamente son catalogables como IA”, agrega.
Aunque hace un matiz y pone sobre la mesa “que se ha producido el desembarco acelerado de una serie de herramientas que se han popularizado mucho como ChatGPT y que han creado una expectativa muy grande”. “Eso es lo que ha generado este boom, las fábricas tienen robots que eliminan tareas repetitivas desde hace muchos años”, narra.
Por sectores
Enrique Hernández puntualiza que la ley afectará “a cualquier sector que realmente necesite información para generar su modelo de negocio”. “Por ejemplo el marketing, donde necesitamos generar contenido para redes sociales o webs. O los servicios jurídicos también porque le puedes pedir la jurisprudencia de un caso en concreto”, subraya.
Ambos defienden que se legisle para controlar la IA, pero no con límites. En definitiva, usando el sentido común. “Desde el punto de vista personal no soy partidario de la sobreregulación de las cosas, pero tampoco de anchas castilla y sálvese quien pueda”, opina Ramírez. “Las tecnologías incipientes como estas necesitan también unos márgenes normativos que no la asfixien porque están creciendo”, incide Hernández.
"Una gran red neuronal"
No hay duda, si se hace bien, la iniciativa de la UE puede ser muy positiva. Al menos, es por lo que apuestan los empresarios de las Islas. Por si aún queda alguien despistado, merece la pena tener en cuenta las definiciones de inteligencia artificial que hicieron ambos.
Para Hernández “es una gran red neuronal que está dentro de miles de millones de bases de datos. Las absorbe, se las queda y cuando se las piden las arroja”. Ramírez fue más escueto, pero contundente: “No es otra cosa que la explotación y el uso de nuestros datos”.