Javier Tejera es el fundador y coordinador de Ecotouristing, una empresa dedicada, sobre todo dentro del sector turístico, "a la conceptualización, planificación y gestión de proyectos bajo criterios de regeneración y sostenibilidad ambiental, sociocultural y económica", así es como lo definen en su página web. Y es a su vez, es el creador de Anaga Biofest, festival que se celebra en la Reserva de la Biosfera del Macizo de Anaga promoviendo el turismo sostenible, activo y rural.
Tejera concede una entrevista a Atlántico Hoy de cara a las manifestaciones convocadas el 20 de abril en seis islas, Barcelona y Granada para pedir un cambio de modelo turístico en el Archipiélago. Considera que “estamos en un momento histórico” en el que “la ciudadanía se ha empoderado y dice basta” a un modelo centrado “en el crecimiento exponencial” en lugar de “fijar unos límites en un territorio tan frágil como es Canarias”. “La fobia es al modelo, no al turismo”, subraya.
[Pregunta] ¿Cómo definirías el modelo turístico de Canarias?
[Repsuesta] Es un modelo típicamente de masa que democratiza los impactos y concentra los beneficios. Es lo que sucede cuando el parámetro principal para medir la buena salud del sector se basa en criterios cuantitativos, un modelo en donde parece que lo único que importa es que lleguen más turistas. Está más que demostrado que ese crecimiento exponencial termina beneficiando a unos pocos. De hecho en Canarias buena parte de la rentabilidad del modelo se concentra en muy pocas manos. Históricamente ha habido una gran dependencia de los turoperadores por el modelo de turismo vacacional que se generó aquí desde los orígenes del turismo y que a grandes rasgos se mantiene.
¿Qué consecuencias tiene este modelo actual?
Eso hace que a la ciudadanía le lleguen migajas. En un territorio tan frágil y fragmentado como es Canarias, con tanta riqueza medioambiental y espacios naturales protegidos, sin fijar unos límites, los impactos no tardan en aparecer y las gestiones de unos recursos, como el agua o el propio territorio, termina siendo un problema.
A todo eso hay que añadir en paralelo procesos de gentrificación en el entorno más urbano, lo que ha supuesto la irrupción de la vivienda vacacional. Antes había determinados destinos turísticos, que concentraban la mayor cantidad de pernoctaciones turísticas, y el resto del territorio. Hoy en día esas fronteras imaginarias se han roto y la sensación de masificación es palpable casi que en cualquier parte. Todo eso repercute en problemas de movilidad, de civismo, de convivencia...
Todo termina conformando un cóctel molotov que ha conllevado al punto en el que estamos donde lo que se exige son soluciones y acciones que repercutan en realidades. La fase de las palabras bonitas ya ha pasado.
Es normal que la gente esté molesta y se organicen estas manifestaciones del 20 de abril, ¿no?
Para mí es totalmente normal. Es algo que no viene de hace poco tiempo atrás, sino que se ha venido gestando y cocinando a fuego lento con muchas señales de hartazgo y desafección creciente, que no se ha sabido leer ni analizar. Es bastante curioso observar cómo han ido evolucionando estos últimos días las declaraciones de algunos dirigentes políticos, que parece que van un poco al ralentí sumándose casi que a la ola de la de la movilización social, incluso cambiando discursos, no siendo muy lógicos. Eso tiene que ver con una falta de planificación y con una total improvisación. Creo que hay cuestiones que se tenían que haber implementado y puesto en marcha desde hace mucho tiempo.
¿Cómo cuáles?
Es ilógico que a día de hoy no tengamos una ecotasa en Canarias cuando prácticamente es una medida que está generalizada e implantada en numerosos destinos a nivel mundial. Tenemos el parque nacional más visitado de España y uno de los más visitados de toda Europa y del mundo, como es el Parque Nacional del Teide, y no es normal que no se establezcan ciertos límites para lugares con esa fragilidad. Da mucha pena que tengan que convocarse movilizaciones de este tipo para que la clase dirigente empiece a aplicar cosas que son de sentido común. Tendríamos que estar debatiendo cómo y dónde se establecen esos límites, no lo básico de si ecotasa sí o no. No estamos hablando de un parque de atracciones, sino de lugares muy frágiles.
El festival Anaga Biofest, que promueve, supone otra visión de hacer turismo desde la sostenibilidad…
El Anaga Biofest es como una especie de pequeño laboratorio de cómo se podría gestionar un turismo a pequeña escala y de bajo impacto en un espacio natural protegido de gran valor en donde se introduzcan otro tipo de criterios y ya no tenga tanto peso esa dimensión cuantitativa, sino más cualitativa, donde se trate de promover un gasto que repercuta en el territorio, de deslocalizar el turismo hacia otros lugares que permitan una distribución de los visitantes de forma mucho más equilibrada... De esa forma, con menos visitantes se puede conseguir una mayor rentabilidad social a la vez que se generan menos impactos a nivel medioambiental.
¿Podría ser un ejemplo de cómo caminar hacia el cambio de modelo turístico?
Llevarlo a una escala mayor es muy complicado. El problema que tenemos en Canarias es que tenemos un bagaje de medio siglo, una rueda que ha ido girando y haciendo cada vez más grande en donde hay muchos intereses cruzados y una implantación bastante potente de empresas externas que tienen en muchos casos la sartén por el mango al controlar los mercados emisores de turistas en origen. Eso hace que muchas veces estén por encima de posibles decisiones que se tomen a nivel de planificación de un destino. Es mucho más complicado hablar de un cambio de modelo o de un modelo de sostenibilidad en un contexto como el que tenemos en Canarias que no en un destino incipiente, que esté en una fase de desarrollo muy inicial.
¿El cansancio de la historia turística en Canarias puede haber llevado al punto de que exista la turismofobia?
La turismofobia es muy compleja de definir porque tiene muchos matices. Si me preguntas si tengo fobia al modelo turístico que tenemos en las Islas, probablemente la respuesta sería que sí. La fobia es al modelo, no al turismo como tal. El turismo podría desarrollarse de otra manera y estoy seguro que buena parte de la sociedad estaría de acuerdo. La fobia es a la rentabilidad social que conlleva. Los datos son demoledores, como la tasa de pobreza, paro juvenil, abandono escolar, los salarios medios o el poco acceso a la vivienda por los altos precios. Son indicadores que no concuerdan con la supuesta buena salud que hay del modelo turístico de Canarias.
¿Crees que las manifestaciones convocadas supondrán un antes y un después?
Creo que estamos en un momento histórico porque hasta ahora no habíamos visto una contestación ciudadana como esta. Además creo que tiene que ver mucho también con la alta cualificación que tiene un sector de esa población joven que no está pudiendo acceder a puestos de trabajo de calidad, que tiene un sentido crítico muy desarrollado y son capaces de reflexionar más allá de los datos brutos que muchas veces nos llegan a través de los medios de comunicación. Estamos viviendo un punto de inflexión y van a ser necesarias medidas reales que empiecen a revertir un poco esta situación para que esta desafección cambie y se module. Ojalá que sea así porque soy de los que piensa que un modelo de crecimiento exponencial constante en el tiempo es inviable e insostenible para un territorio como Canarias.
Entonces, hay que frenar…
Si pretendemos seguir creciendo como hasta ahora y que de aquí a 10 años en vez de 16 millones de turistas tengamos 20, que la población siga aumentando y que los recursos se mantengan tal y como estaban hace 15 años, esa es una visión irreal.
¿Qué es necesario?
Hace falta poner un límite para vivir mejor y que nuestro territorio realmente se ponga en valor y muestre su valor diferencial de cara al visitante. Esa es la clave, dejarnos de estandarizaciones que es lo que termina promoviendo el modelo de turismo de masas, en donde los destinos se parecen mucho entre sí, y pongamos el foco en lo que hace diferente a Canarias generando una oferta que sea especializada y diferencial en ese sentido.