Hay una canción de Pearl Jam, titulada Past Tense, que recuperó su resplandor durante el confinamiento provocado por el COVID19. El tema, el corte número 10 del disco No Code, gastaba casi 25 años durante aquellos días de coranavirus e incertidumbre. Las generaciones más jóvenes descubrieron esa composición a través de la serie documental The Last Dance, una crónica de diez capítulos que gravitaba alrededor de Michael Jordan y los Chicago Bulls que ganaron el anillo de campeones en la NBA en 1998. Aquel equipo, una especie de ejército imperial que parecía viajar con el Arca de la Alianza entre sus valijas —no perdió ninguna de las seis Finales que jugó—, se rompió por causas ajenas a sus componentes.
Como ritual de despedida, el entrenador Phil Jackson reunió a todos sus jugadores, les dio un papelito, les pidió que escribieran qué había significado formar parte de ese grupo durante ese último año, depositó todas las notas en un lata de café y las quemó. En ese momento, entre imágenes de Air Jordan, empieza a sonar una melodía y la voz de Eddie Vedder —vocalista de Pearl Jam— se rasga para cantar “¿Ves cómo se dobla ese árbol? / ¿Te inspira? / Asomado para atrapar los rayos del sol / Una lección que aplicar /¿Estás sacando algo de este viaje que lo abarca todo?”.
Todos, en aquellos Chicago Bulls de Michael Jordan y Phil Jackson, entendieron que la aventura que experimentaron juntos durante esa última temporada, durante ese último baile, iba de aprovechar el momento. Como la vida misma. De eso también trata Past Tense de Pearl Jam. Ambas cuestiones las conoce bien Dácil Barreto Dos Santos, directora general de la tabaquera Dos Santos. Lo comprende por la trayectoria vital de su bisabuelo, Joaquim Jesús Dos Santos —fundador por un guiño del destino, a principios del siglo pasado, de la empresa que ahora ella dirige—, lo entiende por su pasado como jugadora de baloncesto federado durante su juventud y lo descifra por su vena rockera, donde uno de los grupos que sacuden y le ponen ritmo a su día a día es, junto a bandas como Metallica, Red Hot Chili Peppers , Supertramp, Alive o The Polen (los dos últimos en los que toca su marido)—, Pearl Jam.
Un billón de cigarrillos
Dos Santos SAU tal vez pasa desapercibida, dentro del imaginario colectivo, como una de las grandes empresas de Canarias. Sus números, sin embargo, revelan que hablamos de una de las compañías más importantes de las Islas. Cuenta con casi 300 empleados; fabrica al año más de un billón de cigarrillos, seis millones de cigarros mecanizados, 38 millones de cigarritos y medio millón de tabacos manuales; exporta a Alemania, República Checa, Chile, China, Hungría, Angola; produce para marcas propias de cigarros como Mecánicos, Herencia Palmera, Desert Gold, Canary Kingdom o cigarros hechos a mano como La Regenta, Condal —rescatada por la firma— o Cónsul; elabora para Philip Morris International (PMI) —alianza que el año pasado permitió que el gigante tabaquero trasladara al Archipiélago parte de la producción de tabaco convencional de su fábrica en Polonia a Gran Canaria—; y hace dos años, por ejemplo, tenía unos activos registrados por un valor de 42.443.656 euros y presentó 23.589.552 euros en ventas.
No está nada mal para una empresa que no estaba en los planes de su fundador. Joaquim Jesús Dos Santos iba camino de Sudamérica —desde Madeira, de donde era originario— cuando el barco en el que viajaba hizo escala en el Puerto de Las Palmas. Allí fue requerido por las autoridades para que ejerciera como traductor en medio de un conflicto generado por la compraventa de madera brasileña. No sólo cumplió con su cometido, si no que encontró una solución para que la operación cuajara. Esa vivencia encendió una luz en la cabeza del bisabuelo de Dácil Barreto: Gran Canaria podría ser un lugar perfecto para hacer negocios a partir de los contactos que ya tenía en Brasil. Así, en 1921, puso en marcha La Regenta, la primera fábrica de tabacos Dos Santos —con sede en el número 16 de la calle Perojo—. Lo hizo después de comprar material cubano en un barco consignado en el país sudamericano para facturar cigarros y picadura.
Cien años después, Dos Santos sigue muy presente en Canarias. Al mando está la cuarta generación de la familia. Antes, Joaquín Roberto Dos Santos, hijo del fundador, tomó el control de la compañía en los años 40 y dio un paso al frente al incluir cigarros mecanizados y hechos a mano en el portfolio de la empresa. Cuatro décadas después, en 1983, Juan Barreto —yerno de Joaquín Roberto— accedió a la dirección de la firma y convirtió a la corporación en una de la más importantes y más modernas del país dentro de su sector. Su fallecimiento, a finales del año pasado, aceleró el relevo, un proceso que se ha consumado de manera natural después de que Dácil Barreto haya pasado por casi todas las áreas de la tabaquera.
Proceso natural
No siempre estuvo claro que seguir la tradición familiar al frente de la empresa fuese su camino. Estudió Ingeniería Superior de Telecomunicaciones en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC). A mitad de carrera hizo un año Erasmus en Belfast (Irlanda del Norte), en la Universidad de Queens, donde a pesar de presentarse como alumna llegó a ejercer como profesora en prácticas de Programación de Microprocesadores. Se doctoró en Super-Resolución en Imágenes en Granada y completó un programa de alta dirección en el Instituto Bravo Murillo. Al terminar su trayectoria académica, su padre Juan Barreto le pidió un pequeño favor: que se incorporara a Dos Santos SAU para trabajar en el proceso primario de la fábrica. El proceso, a partir de ahí, fue imparable. Dácil Barreto se empapó de la compañía al pasar por departamentos como el de control de las instalaciones, calidad —para obtener certificaciones ISO—, personal e institucional antes de ascender a la dirección general de forma prematura.
El futuro suele tener muchas caras. Para los valientes, casi siempre, se presenta como una oportunidad. Le pasó a Joaquim Jesús Dos Santos en aquel viaje entre Madeira y Brasil, le ocurrió a su hijo Joaquín Roberto Dos Santos al afrontar el relevo, le sucedió a Juan Barreto al sustituir a su suegro y le sobrevino a Dácil Barreto al tomar el testigo de su padre. El sello Dos Santos, con la calidad y la marca Canarias como banderas, facilita la tarea.