El consejero de Turismo del Cabildo de Gran Canaria, Carlos Álamo, afirma que la isla es ahora un destino mejorado con respecto a 2019 y que está lista para asumir un posible incremento de visitantes este invierno. "Estamos preparados para que, si hay esa avalancha de turistas europeos, poder asumirla con cierta normalidad", afirma. Hace tres años que llegó al cargo y en este tiempo ha vivido una situación inédita para el principal sector económico del Archipiélago, pero se muestra "relativamente contento" porque los indicadores ya se acercan al nivel previo a la pandemia.
- Pregunta: Cuando usted llegó al cargo en 2019 no se le pasaba por la cabeza la quiebra de Thomas Cook, el cero turístico, una guerra… ¿Cómo se afronta ese tsunami de acontecimientos negativos?
Respuesta: Es muy complicado, pero igual que para otros compañeros del Cabildo. Yo recuerdo estar presentando proyectos para intentar llenar los vuelos de turistas y al día siguiente estaba explicándole a esos mismos turistas que tenían que marcharse de forma apresurada. Tuve la suerte de que encontré una consejería bien armada. Turismo de Gran Canaria es un ente independiente que es un pequeño ayuntamiento en sí, y eso nos sirvió para ser rápidos, quizás más que otras instituciones. Aprovechamos también para reordenar esta casa por dentro: cambiamos los estatutos, generemos listas de reserva, conseguimos cubrir las plazas que estaban vacantes desde hace muchísimo tiempo. Y eso hizo que desde que las restricciones terminaron tuviéramos todo nuestro organigrama preparado para afrontar lo que se nos venía encima.
- Las cifras de visitantes están ya, si no a niveles previos a la pandemia, prácticamente iguales. ¿Las cifras de empleo del sector turístico?
- También. Alrededor y hasta por encima de los trabajadores que había en 2019. Incluso lo que detectamos, y me lo dicen los profesionales, es que a veces cuesta encontrar trabajadores preparados para restauración o para trabajar en recepción de hoteles. En esta época pandémica hay que animar a la gente joven a que se prepare porque esta industria es una industria que ha generado siempre muchas oportunidades. Estoy convencido de que será la locomotora de la economía canaria. Y en un país en el que todavía estamos con los índices de paro que tenemos, creo que apostar por la industria turística es garantía de encontrar mañana un puesto de trabajo.
- Empieza la temporada alta de turismo. ¿Notan en el número de reservas y en su duración que Gran Canaria pueda convertirse en una especie de refugio invernal por la situación energética?
- Europa lo va a pasar mal por el tema del clima; el invierno continental no es el mismo que el invierno que tenemos en Canarias. Eso puede hacer que sean más los turistas que lleguen a Gran Canaria, es una esperanza que tenemos. Estamos preparados porque tenemos un destino turístico mejorado al de 2019, estoy convencido de que eso es así. Tenemos una conectividad histórica: un 30% más de asientos en vuelos reservados. Pero también es verdad que el modelo de hacer turismo después de la pandemia ha cambiado un poco, sobre todo a la hora de hacer la reserva. Ahora se hacen a corto plazo. Todavía estamos un 20% por debajo de las reservas que había en el 2019 hasta a estas alturas de año.
- La Consejería de Turismo de Canarias ha sacado una campaña en el mercado alemán apelando directamente a jubilados alemanes para que vengan a Canarias y presentando el archipiélago como un refugio ante la crisis energética. ¿Qué valoración hace de esa campaña? ¿Pretende el Cabildo hacer una campaña similar?
- Nosotros estamos en campaña permanente. Me parece buena idea la de la Consejería de Turismo de Canarias. Seguramente impactará en muchísimos potenciales turistas y a lo mejor resulta que conseguimos que lleguen más. Pero las ayudas que escuchaba del gobierno de Alemania eran 300 euros en una sola mensualidad, cuando estamos hablando de que el incremento de la luz puede costar a un alemán alrededor de 4.000 euros al año. Esa ayuda yo no sé si será suficiente para para que se animen a viajar más allá de aquellos que lo tuvieran ya en mente.
- Podemos acaba de abrir el debate de la tasa turística, que además era una de las medidas del Pacto de las Flores. ¿Usted como lo ve?
- Creo que es un tema que hay que estudiar. Pero también es verdad que la industria turística viene de un parón histórico, de unas pérdidas millonarias. Estamos en un momento estratégico y parece que Canarias puede servir de locomotora de recuperación de la economía a través de la industria turística. Yo creo que ese debate hay que afrontarlo, pero ante las circunstancias en las que estamos, con un montón de incertidumbres pendientes, en este momento no toca. Hay que tener claro qué cuantía, para qué sirve, cosas que todavía a mí no me quedan claras y creo que a la sociedad canaria tampoco. Debatir sí, pero hay que alejarlo un poco del escenario actual para intentar, como decía, normalizar esta situación. Y cuando la industria turística camine a pleno rendimiento, ponerlo encima de la mesa, porque creo que evidentemente es un tema que hay que trabajar.
- Otro debate abierto desde hace tiempo y en el que nadie es capaz de poner un poco el cascabel al gato es el cambio de modelo turístico. Todo el mundo se llena la boca hablando del cambio modelo para que sea más sostenible, pero nadie da el paso para ejecutarlo.
- Nosotros encuestamos a los turistas que llegan a Gran Canaria cuando se marchan. Les preguntamos qué es lo más que les gusta y sus preocupaciones. Y detectamos hace ya un par de años que cada vez le daban importancia a la parte de la sostenibilidad. Los turistas cada vez están más interesados en saber si el destino al que va está involucrado en la lucha por frenar el cambio climático. Pero también es verdad que en el caso de Canarias, todos los que vienen aquí, o la mayoría, vienen en avión, que se sabe que es un medio de transporte de los que más contaminan. Parece que es un poco contrario el mensaje de que estamos apostando por frenar el cambio climático y que sin embargo nuestra mayor industria es quizás la que más contamina. Yo creo que aquí se están dando pasos agigantados. El Cabildo de Gran Canaria ha hecho una campaña muy potente para intentar introducir tanto en la industria como como en lo privado la fotovoltaica. Creo que nos queda por delante muchísimo trabajo en esta línea, pero yo estoy convencido que la mayoría de las instituciones, por no decir todas, tanto públicas como privadas, saben que a medio plazo eso es una realidad y que si no nos ponemos a trabajar en la consecución de esos objetivos, no solamente se nos cae abajo la industria turística, sino que se nos cae abajo poder convivir cómodos, tranquilos, con la seguridad de que vamos a entregar un planeta a nuestros nietos a 50 años vista.
- ¿Pero se puede avanzar hacia esa sostenibilidad recibiendo cada vez más turistas? ¿Es compatible una cosa con la otra?
- Yo soy de los que creo que no hay que estar obsesionado con un millón más o un millón menos. Hay que apostar por un turismo sostenible. Y también cuando hablamos de turismo sostenible estamos hablando de que al final esto es un negocio y lo que hay que buscar es que el turista llegue a Gran Canaria a dejarse más dinero. Y para que se deje más dinero, para que sea más rentable, hay que ofrecerle cosas de más calidad. Y en eso estamos trabajando. Por eso hemos intentado visibilizar otras potencialidades que tiene la isla para poder ofrecerle al turista productos de mayor calidad, para que se dejen más dinero. Creo que el turismo va a ir evolucionando a que la gente que viaje cada vez se tenga que gastar más dinero, a no ser que le digamos nosotros lo contrario.
- Las Palmas de Gran Canaria está viviendo un boom hotelero. Está en récord de establecimientos. ¿Cómo lo valoran desde la Consejería? ¿Es algo que se ha fomentado desde las instituciones públicas?
- Sin esconder las fortalezas que tiene un destino como Gran Canaria, hemos estado trabajando mucho en diversificar y visibilizar las otras potencialidades que tiene la isla. Es verdad que cuando hablamos de Gran Canaria parece que la gente viene aquí solo y exclusivamente a pasear y a estar tirada en esas maravillosas playas todo el día. Gran Canaria no se parece a la isla que era hace 50 años, cuando la gente venía solamente a eso. Tiene muchísimo potencial. Y sin duda una de las cosas que tiene es una ciudad moderna, perfecta para venir a hacer compras y además muy bien conectada. Con las deficiencias que pueda haber, las distancias son cortas y pueden venir perfectamente de estar en Playa del Inglés, en la mejor zona turística, a Las Palmas. Y luego tiene uno de los puertos más potentes de Europa, que también está sirviendo para que lleguen muchos turistas a través de los cruceros. Creo que hay que seguir apostando por ello, animando a los empresarios para que sigan trabajando en esa línea.
- En Europa ha habido muchos problemas en los aeropuertos. Se despidió a mucho personal que no se contrató de nuevo. Y ha habido colas y retrasos. Fuentes del sector valoran positivamente la apuesta por los ERTE en España.
- De las muchas herramientas que se pusieron encima de la mesa, los ERTE del Gobierno de España sirvieron para darle tranquilidad a la sociedad. Creo que fue un éxito. Es otros aeropuertos europeos ya se han visto en algunas ocasiones colapsados. Yo recuerdo que Canarias fue el primero que puso encima de la mesa un protocolo COVID en el que intentábamos demostrar y poner herramientas seguras para seguir haciendo turismo dentro de cierta normalidad. Recuerdo que aquí vino la OMT a testear que esos protocolos funcionaban. Hay que decir que a pesar de esa situación, poca incidencia hemos detectado entre los turistas que llegaban. Tanto en España como en Canarias se ha actuado siempre después de escuchar a los expertos, y las propuestas que se han puesto encima de la mesa mayoritariamente se ha demostrado con el paso del tiempo que eran acertadas. Y volviendo al principio de la pregunta, sin duda, de todas esas medidas los ERTE han sido de las más importantes. Creo que hemos salido de esa situación con un destino turístico más preparado, más moderno, sin haber perdido ni un ápice de sus potencialidades.