Esta semana, distintos colectivos que llevan años solicitando ayudas para que los canarios no residentes puedan viajar entre el Archipiélago y la Península, tuvieron su enésima reunión con un político regional para que impulse las medidas necesarias para ello.
En esta ocasión, fue con el senador del Partido Popular por Gran Canaria, Sergio Ramos, quien les informó que este jueves solicitará en la Cámara que los no residentes puedan disfrutar del bono del 75% una vez al año.
Obligación de Servicio Público
“Como solución transitoria, como parche, la cogemos de forma positiva. Sin embargo, seguimos pensando que la solución pasa por declarar todas las conexiones entre Canarias y la Península como Obligación de Servicio Público”, afirma a Atlántico Hoy, el vicepresidente de Canarios sin alas, Miguel Díaz. “Es exactamente lo que ocurre en las conexiones interinsulares. Tienen un precio máximo de referencia y de ahí para abajo las compañías pueden aplicar los precios que quieran”, añade.
Díaz se resigna porque cada reunión con los representantes políticos es como “el día de la marmota”, ya que llevan seis años con reuniones y “cada vez que nos reunimos con un grupo, cualquiera que sea, parece que nunca nos hubiéramos reunido antes”.
Duro con los políticos
Así, recuerda que se han reunido con senadores de distintos partidos, “no menos de diez veces”. Con europarlamentarios del PSOE, de Podemos, del PP; diputados del Gobierno de Canarias “indeterminado número de veces…” y ninguno les acerca siquiera a una solución. “Los políticos canarios son cobardes y mediocres. Que no se atreven a ponerle el cascabel al gato y no hay uno solo que haya hecho algo por resolver este problema”, espeta.
“Siempre es lo mismo. Buenas palabras, propuestas que aceptamos y que, en ningún caso, han llegado hacer, pero bueno, aceptamos soluciones transitorias como la del 75% una vez al año, pero nada más”, insiste Miguel Díaz.
Caso personal
En este contexto, Diaz cuenta su problema directo, con su hija menor de edad residiendo en el País Vasco: “Me subvencionas un billete al año y para el resto de las visitas de mi hija para que vaya a su casa de Tenerife me tengo que pedir una hipoteca”, explica irónico y molesto.
Asimismo, y a pesar de los años de lucha, señala que “estamos mucho peor que hace seis años”. Tal es así, que los billetes para que su hija regresara a Tenerife entonces costaban alrededor de 200 euros ida y vuelta “y ya me parecía caro”. Ahora conseguir uno por debajo de 350 “es prácticamente imposible”. De hecho, “es una anomalía, cuando desde Madrid puedes ir a Hong Kong por 630 o uno puede volar de Madrid a Nueva York por menos de 300”.
La subvención no arregla nada
Por último, explica por qué la fórmula del descuento de residente no es efectiva, argumentando el caso de la bonificación estatal a la gasolina. “Nos han dado una subvención de 20 céntimos y el precio lo han subido 40. Lo mismo ha pasado con los billetes de avión. Nos subieron el descuento al 75% y los precios subieron al 60%. Eso es así y es comprensible. Las empresas están para ganar dinero”.
En este sentido, desarrolla que, al final, el usuario medio “va a seguir pagando lo mismo, la subvención beneficia al vendedor, al proveedor de servicios, no a quien va dirigida la subvención, el usuario. El beneficiario es el proveedor y el perjudicado es el destinatario de la subvención porque al final paga impuestos que pagan esa subvención”, sentencia. “Llevamos seis años con lo mismo. Aumentar el descuento a los residentes es tirar el dinero público siempre que no se ponga un tope a los precios del avión”, finaliza.