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Economía

Canarias gana empleo en la industria, pero pierde microempresas: "Las está matando el mercado"

Canarias perdió 565 compañías sin asalariados y micropymes —son las que tienen entre cero y diez empleados— en el periodo que abarcó desde 2022 hasta el año 2023

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Una mujer trabaja en el sector industrial / EFE

A veces un dato vale más que mil palabras: Canarias perdió 565 empresas sin asalariados y microempresas —son las que tienen entre cero y diez empleados— en el periodo que abarcó desde 2022 hasta el año 2023. Fue un tiempo donde el empleo creció dentro del sector industrial con 748 nuevos puestos de trabajo. Pueden parecer dos realidades paralelas, pero en realidad tienen relación. Las sociedades mercantiles más pequeñas del Archipiélago se ven con frecuencia contra las cuerdas al no poder competir contra otras más grandes que abarcan buena parte de la producción. Un panorama difícil que en muchas ocasiones termina con el cierre de entidades asfixiadas.

¿Y qué es lo que están haciendo las compañías de mayor tamaño? Contratando”, asegura Enrique Hernández, presidente de la Plataforma de Empresarios de Canarias, en una entrevista concedida a Atlántico Hoy. Detalla que el mercado sigue teniendo la misma demanda, por lo que no se puede detener la fabricación. La diferencia es que ahora “los más chiquititos” producen menos dejando paso a las compañías que suman en su plantilla entre 50 y 250 trabajadores. “Se está tendiendo a la desaparición del sector industrial manufacturero en las estructuras muy pequeñas, que son autónomos las micropymes”, incide.

"Una reconversión"

Las cifras fueron aportadas por la Consejería de Economía, Industria, Comercio y Autónomos del Gobierno autonómico en una respuesta parlamentaria al diputado de Vox Nicasio Galván. El texto detalla que las actividades industriales que más se vieron afectadas entre 2022 y 2023 fueron la fabricación de productos metálicos, la industria de la alimentación, artes gráficas y reproducción de soportes grabados, creación de muebles, así como la madera o el corcho. “Estas cinco actividades concentran una reducción de 340 empresas, lo que representa el 58,4% de la reducción de compañías”, indica el documento. 

“Lo que está habiendo”, apunta Hernández, “es una reconversión”. “Están cerrando muchas empresas, pero a todas las está matando el mercado porque son entidades pequeñas que no son capaces de competir [con la mediana empresa]”, agrega. Pone sobre la mesa que la crisis de la COVID-19 dejó una producción industrial de prácticamente cero en las Islas, lo que ha supuesto “una pesada losa que cargan en los hombros microempresas o autónomos”. El problema reside en que, al tener naves y maquinarias pequeñas no pueden competir ni en costos ni en precios.

Operario trabaja en el sector industrial. / Imagen de la red

Pérdida de competitividad

El análisis que hace el Ejecutivo es muy similar. Achaca el cierre de las empresas a la pérdida de competitividad que conlleva al deterioro continuado de la cuenta de resultados, consecuencia del aumento de los inventarios —stocks—, incremento de los costes y dificultad de acceso a la financiación –tipos de interés que ha estado aumentando hasta junio de 2024—; el acceso a personal cualificado reducido; y factores estructurales —envejecimiento de las plantillas de las empresas —pymes mayoritariamente— con baja capacidad de adaptación al cambio e innovación de procesos. 

El presidente de la Plataforma de Empresarios de Canarias señala que la aportación del PIB al Archipiélago por parte de la industria “es muy pequeña”, apenas supone el 6% frente al 35% que genera el sector servicios. “A nadie le vamos a descubrir nada si decimos que el turismo es el que lleva la locomotora de las Islas”, exclama. Además, bajo su punto de vista “quien quiera entrar en el sector industrial debe hacerlo con un producto exclusivo y de alto precio”.

Trabajadores del sector industrial / CONSEJERIA DE INDUSTRIA, TURISMO Y COMERCIO

Los salarios, "por las nubes"

Tampoco deja a un lado otra realidad: “Los salarios están por las nubes y comprar cualquier maquinaria solamente con el hecho de ponerla en marcha, la electricidad, ya te cuesta una pasta”. “El sector industrial por sí mismo, por denominación, por estructura, está hecho para para medianas empresas y grandes empresas”, apostilla. 

Pone como ejemplo la fabricación de refrescos. “¿Se pueden producir pequeñas tiradas y que un pequeño empresario saque el suyo? No. Solamente nos queda un poco el reducto como son las cervezas artesanas. Pero porque no tienes que producir grandes tiradas. Haces lotes de menor tamaño y se venden más caros en el mercado”, aclara Hernández. 

"Para tirarlo a la basura"

Relata con pesar que esas empresas pequeñas que han ido cerrando tienen detrás a empresarios que apostaron e invirtieron por fabricar ellos mismos. “Eso ya no les va a servir absolutamente para nada, está para tirarlo a la basura y es una pena”, comenta. Eso sí, “es cierto que hay un incremento del empleo por parte de las compañías más grandes, aunque no suele ser trabajo de alta cualificación”.

“Si viene una cadena hotelera y ofrece mil empleos está perfecto, lo aplaudimos. Ahora, son de baja cualificación con salarios bajos. Y sobre todo también de gente que no va a poder escalar en el escalafón de la empresa porque los mandos directivos no están aquí, están fuera. El 40% del empleo lo genera el turismo, pero todos son de baja cualificación. Los puestos con grandes remuneraciones son de cadenas que están fuera”, reflexiona.