El contrato de patrocinio entre Dreamland Studios Canarias SL y el Club Baloncesto Gran Canaria Claret SAD es uno de los asuntos que ha motivado la primera querella de Alquimia Venture Capital SL y Volcano International Productions contra José Antonio Newport Machín. Las dos compañías, que ejercieron como socios del proyecto inicial que se diseñó para su desarrollo en Corralejo (Fuerteventura), imputan al empresario majorero tres presuntos delitos, entre los que figura la "imposición de acuerdos lesivos". Ese supuesto quebranto señala de manera directa al convenio que liga a Dreamland Studios Canarias SL con el equipo claretiano hasta el 30 de junio de 2029 a cambio del pago de 3,3 millones de euros. Sin embargo, ese trato dispone de varias cláusulas entre las que destaca la posibilidad de que el Granca —propiedad del Cabildo— resuelva el compromiso si los pleitos judiciales de Newport dañan su imagen.
Esa opción unilateral no es la única que dispone el Cabildo —administración pública que, en un pleno extraordinario celebrado 24 horas antes de que se anunciara el acuerdo entre Dreamland y el club y a cuatro días de las elecciones locales, consideró el proyecto de Newport de interés insular—, para liquidar el contrato anticipadamente sin penalización ni obligación de indemnización a la empresa audiovisual. También puede rescindirlo en los siguientes casos: declaración judicial concursal del patrocinador; pérdida de personalidad jurídica del patrocinador; impago por parte del patrocinador de las cantidades acordadas en el contrato (circunstancia que no se ha dado en ningún momento); cesión unilateral y sin consentimiento de los derechos u obligaciones del patrocinador establecidos en el contrato; incumplimiento de las prácticas de mercado en materia de compliance por parte del patrocinador; y, como ya se apuntaba antes, por el involucramiento de los miembros del órgano de administración del patrocinador en procedimientos judiciales o extrajudiciales que puedan dañar la reputación del club.
¿Cuáles son las otras cláusulas?
Dreamland Studios Canarias SL también se ha reservado la posibilidad de desligarse antes de que el contrato con el Granca expire el 30 de junio de 2029. Puede hacerlo durante la temporada 25/26 si abona una penalización de 350.000 euros. Esa opción, que podrá ejecutar antes del 30 de junio de 2026 —previo aviso de al menos tres meses de antelación—, no es insustancial. De los 3,3 millones de euros estipulados en el contrato como pago por el total del patrocinio, dos millones están comprometidos a partir de esa fecha límite.
Según el documento firmado por ambas sociedades, y al que ha tenido acceso este periódico, el Grupo Newport adquirió el compromiso de abonar 600.000 euros —en 10 pagos iguales de 60.000 euros— por el mecenazgo del curso 26/27 y otros 1.400.000 euros como retribución a sus servicios durante las campañas 27/28 y 28/29 —700.000 en cada ejercicio distribuidos en 20 mensualidades de 70.000 euros—. Así, en caso de la rescisión del acuerdo, la promotora de la supuesta ciudad audiovisual se ahorraría 1.650.000 euros.
La facultad de resolver el contrato, de manera unilateral en junio de 2026, no es la única cláusula de escape que dispone Dreamland Studios SL para dejar de patrocinar al CB Gran Canaria. Podría hacerlo, sin necesidad de afrontar una penalización o la obligación de una indemnización, en caso de que la entidad incumpla obligaciones relacionadas con la exclusividad y no competencia; la confidencialidad; la propiedad o control empresarial sobre la plantilla que compite en la Liga Endesa ACB; el cese de operaciones o actividades societarias y/o deportivas del Club; el descenso del equipo a LEB Oro. "La terminación por estas causas", se explica en el documento, "es efectiva inmediatamente después de que el patrocinador lo comunique por escrito al Club. Si el incumplimiento puede corregirse, el Patrocinador puede instar la resolución después de 15 días hábiles desde la notificación escrita al club para que subsane el incumplimiento, siempre que no se haya corregido".
Dreamland Studios Canarias SL, que en el contrato suscrito con el Granca se presenta como una sociedad "participada directamente por los grupos empresariales Newport y Lopesan" —no se hace mención a Dreamland Studios SA, mercantil en la que figuran como socios Volcano y Alquimia—, ha desembolsado esta temporada 400.000 euros por el patrocinio del club claretiano y tiene comprometidos otros 900.000 euros en las dos próximas campañas: 400.000 euros —a pagar en 10 cuotas repartidas entre septiembre de este año y junio de 2025— y 500.000 euros fijos para el curso 25/26 —retribución que también efectuará en 10 asignaciones mensuales—.
Mala suerte con los patrocinios
El acuerdo entre el CB Gran Canaria y Dreamland se presentó el 25 de mayo de 2023. Ese día, el club claretiano cerró un periodo de dos años sin patrocinador tras la marcha de Herbalife —empresa que estuvo vinculada a la entidad entre 2012 y 2021, la etapa más prolongada de un mecenazgo privado ligada al nombre del equipo—. Antes de que la firma estadounidense de nutrición se fijara en el Granca —gracias a la intermediación de U1st—, otras compañías ligaron su marca al equipo amarillo y muchas de ellas liquidaron la relación antes de tiempo.
El 23 de enero de 2006, pocas horas después de que Kobe Bryant anotara 81 puntos a los Raptors de Toronto, el Granca suspendió una rueda de prensa que tenía programada desde hacía días para anunciar un acuerdo de patrocinio con Idea —empresa que se dedicaba a la venta de electrodomésticos—. Minutos antes del acto, la firma rompió el contrato y poco más se supo de una historia que la entidad pudo tapar rápidamente de la mano de José Manuel Soria —presidente entonces del Cabildo— y Ángel Luis Tadeo, que puso su empresa Grupo Dunas al servicio de la Sociedad Anónima Deportiva. La crisis del ladrillo, sin embargo, provocó que ese convenio se extinguiera también antes de tiempo —en 2007—.
En 2008, Kalise —otra compañía canaria— fue la siguiente firma que dio un paso al frente para patrocinar al CB Gran Canaria, pero el convenio entre ambas partes no se llegó a cumplir tal y cómo se fijó en las condiciones del contrato. Al finalizar el primer año de mecenazgo, la compañía láctea —lastrada por el proceso concursal de Sandra— propuso bajar su aportación económica a 600.000 euros, una cifra que el gobierno del Cabildo —en ese momento formado por PSOE y Nueva Canarias y liderado en este asunto por Luis Ibarra— consideró insuficiente.
Escándalo HMK
Entre todas las empresas que se han acercado al Granca para aparecer como patrocinador prinicipal en la camiseta amarilla, unas lo han logrado —como Mutua Guanarteme, Bofill, Toshiba o Canarias Telecom (luego Aunacable y Auna)—, y otras se han quedado en el camino por diferentes motivos. Algunos, incluso, dan para serie en Netflix. En 2010, la marca coreana de automóviles KIA hizo una propuesta a la entidad claretiana —entonces, el único equipo sin mecenas en la ACB— para llegar a un acuerdo de esponsorización. Cuando todo parecía estar encarrilado para el trato —generoso en lo económico—, representantes del club rechazaron la operación por una cuestión de competencia con Toyota —firma que cedía coches al entrenador y a cada uno de los jugadores del primer equipo—.
De todas las historias de patrocinadores del Granca, la más truculenta lleva el nombre de HMK Holdings LP, un fondo de inversión fantasma que llegó a firmar un acuerdo de patrocinio con el club —con la bendición del Cabildo— de medio millón de euros para los cuatro últimos partidos de la campala 2018-2019 —encuentros en los que el equipo amarillo, tras coquetear ese curso con el descenso tras su debut en la Euroliga, ya no se jugaba nada—. El trato tenía sorpresa: otros 500.000 euros por una opción preferente para comprar la Sociedad Anónima Deportiva.
Desmontada por la prensa la supuesta solvencia financiera del fondo de inversión fantasma, del dinero de HMK nunca se supo nada —como tampoco hay rastro de la demanda que Enrique Moreno, entonces presidente del CB Gran Canaria, también supuestamente iba a presentar para reclamar ese millón de euros comprometido por contrato—.