La guerra desatada en Ucrania ha provocado, más allá de los dramas personales en el país, ingentes problemas en los distintos sectores económico a nivel europeo. Siendo Rusia uno de los principales exportadores de gas al mundo, la incertidumbre se instaló en una hipotética alza de los precios del gas butano o dudas de abastecimiento.
“Lo único que hemos notado desde que empezó la guerra es que ha habido bastante trabajo”, confiesa Eduardo Díaz, propietario de un negocio de bombonas de butano. En este sentido, desde su posición, descarta que le negocio se haya resentido a pesar de la alta demanda del servicio en las últimas semanas.
Similar al miedo en los supermercados
Díaz equipara a que la clientela que usa gas en sus casas ha respondido de la misma que ha ocurrido en los supermercados, comprando porque temían que se vaya a acabar o que el precio suba muchísimo, “pero a la hora de la verdad, no ha subido”, explica. “Igual pedían cuatro de golpe, pero ahora ya se ha normalizado”, añade.
En este sentido, señala que el precio del butano, que lo establecen las administraciones públicas, “cambia cada dos meses y no sube más del 5% de lo que está estipulado”. No obstante, reconoce que es impulso inicial de los clientes ya se ha suavizado “porque una vez se han suministrado, la situación se vuelve normal”.
Abastecerse "por si acaso"
En otro negocio de entrega de butano, la situación es similar y de calma, pese a que reconocen también haber sentido el aumento del servicio, que al final es un gran beneficio para el negocio, a raíz del estallido del conflicto. “La gente, con el miedo a que la bombona siga subiendo, se ha movido ahora a pedir la bombona con mucha anterioridad para abastecerse con tiempo por si acaso”, explica una empleada
En esta línea, sin saber con certeza si ha subido la facturación, reconoce que “si que están teniendo bastante trabajo”.
Sin riesgo de desasbastecimiento
Por último, una de las principales compañías que sumista gas butano a los hogares ha confirmado a Atlántico Hoy que en ningún momento ha habido riesgo de desabastecimiento, recordando que los precios de la bombona no los marcan las empresas, sino los gobiernos.