Un entramado urbano vivo y renovado en los últimos años, objeto de la curiosidad del turista urbano o el nómada digital, y núcleo del ambiente surfero que vive la playa alrededor de las olas de La Cícer, junto al Auditorio Alfredo Kraus. El Fuji, con su larga trayectoria, se muestra como un perfecto ejemplo del atractivo gastronómico de Las Palmas de Gran Canaria.
Ciudad cosmopolita no solo a la hora de recibir un tradicional tránsito de ciudadanos, viajeros y turistas de diversa procedencia, también en la asimilación de maneras y costumbres foráneas que, en el caso de la comida, se traduce en una rica oferta gastronómica.
La apertura del Fuji hay que contextualizarla en un momento histórico especial. Fue un japonés, Toshihiko Sato, quien abrió este restaurante en 1967, en la época en la que la flota pesquera japonesa tenía en el puerto de Las Palmas una importante base. Por entonces, los makis y el sushi no eran, desde luego, tan populares en España como en la actualidad.
Fue el Fuji el primer local que pudo ofrecer estas delicias a un público que se ha mantenido fiel a lo largo de todo este tiempo. La ubicación del restaurante, en pleno entorno de influencia de la Playa de Las Canteras, foco de atracción del tránsito de turistas en la capital grancanaria, ha contribuido a su éxito a lo largo de las décadas.