Barcelona, el próximo 26 de agosto, acogerá la salida de La Vuelta 2023, una competición que tras 21 etapas concluirá en Madrid después de pasar por lugares de leyenda dentro del deporte como el Tourmalet o el Angliru. Su recorrido, con 13 jornadas de alta y media montaña y dos contrarrelojes —una por equipos y otra individual—, describe otra original y entretenida apuesta de Unipublic —la empresa organizadora de la ronda—, que, sin embargo, aún tiene entre sus retos pendientes un deseo por cumplir: llevar de nuevo la carrera ciclista más importante de España a Canarias.
De las 77 ediciones ya disputadas de La Vuelta, sólo en una su recorrido pasó por el Archipiélago. Fue en 1988, año en el que el irlandés Sean Kelly (Kas-Canal10) se coronó como campeón. El 25 de abril, Santa Cruz de Tenerife fue sede de la salida de la ronda con un prólogo de 17,4 kilómetros —desarrollado por parejas— que dejó al italiano Ettore Pastorelli como primer líder. Un día después, en una jornada que arrancó en La Laguna y finalizó en la capital de la isla, Lale Cubino se vistió de amarillo —por aquel entonces el primero de la General vestía ese color y no el rojo actual— tras la victoria parcial de Iñaki Gastón. 24 horas después, el pelotón afrontó una exigente crono por equipos —entre Telde y Las Palmas de Gran Canaria— que fortaleció el liderato de Cubino tras el triunfo de su formación, el BH.
Chinchetas, independentismo y caos
De aquel paso por el Archipiélago quedan unas cuantas anécdotas —como las chinchetas que colocaron por el camino grupos independentistas, que protestaron contra el paso de La Vuelta por las Islas con panfletos en los que se podía leer "Por más vueltas que le den, Canarias no es España"—, días sin colegios para que los más pequeños disfrutaron del acontecimiento y el caos que supuso mover a todo la comitiva entre Tenerife y Gran Canaria y luego traslasar a todo el pelotón hasta la Península para disputar la tercera etapa —entre Alcalá del Río y Badajoz— sin marcar una jornada de descanso entre medias.
35 años después, los planes de Unipublic están más calculados. Y, sobre todo, le dan un giro de 180 grados al plan original: el deseo, ahora, es que la prueba finalice en Canarias con la celebración de cinco etapas a disputar entre Gran Canaria, La Palma y Tenerife —que acogería la última etapa—. Las intenciones de la empresa que explota la marca de La Vuelta no pillan a nadie por sorpresa: en 2011, Javier Guillén —director de la ronda— ya ofreció a Paulino Rivero —por aquel entonces presidente del Gobierno autonómico— la posibilidad de que la prueba arrancara en 2012 en las Islas.
Cinco jornadas, tres islas
Aquel ofrecimiento se guardó en un cajón en medio de un contexto económico marcado por el crack provocado por la crisis del ladrillo de 2008. Nadie, ni administraciones públicas ni compañías privadas, apostó por devolver La Vuelta a Canarias. Ahora, en un escenario más amable, desde Unipublic valoran la posibilidad de ofrecer al Archipiélago una competición que el año pasado —sólo en España, a través de La1 de TVE, tuvo una media de un millón de espectadores por etapa (un 11% de share durante las retransmisiones)—.
Unipublic, en su afán por darle la vuelta a su recorrido, ha encontrado en Canarias la posibilidad de ofrecer grandes —y desconocidos— puertos de montaña dentro del circuito profesional. El boceto sobre el que trabaja la empresa que dirige Guillén contempla dos etapas en Gran Canaria —una, que podría ser una cronoescalada, con final en el Puerto de las Nieves, considerado el puerto más duro del entorno europeo—, otra en La Palma —como guiño a la Isla Bonita tras los problemas provocados por el volcán de Cumbre Vieja— y dos en Tenerife —una con paso por el Teide y otra como final de la ronda con la foto del podio—.
Escaparate internacional
Para traer La Vuelta a Canarias, además de afrontar un esfuerzo logístico y realizar una apuesta propia de tamaño considerable, Unipublic espera contar con el apoyo de las administraciones públicas y de empresas de las Islas. Y para disipar cualquier duda, el ejemplo que siempre aparece señala a los Lagos de Covadonga: la mítica cima asturiana se ascendió por primera ocasión en 1983 y, además de marcar el día del nacimiento de La Vuelta moderna, situó en el mapa un recóndito rincón de Asturias que ahora es un lugar de peregrinaje, cada año, para miles de turistas.
Ese, el filón del turismo, es el gran reclamo para que Canarias crea en el valor de La Vuelta como escaparate en mercados tradicionales dentro del ciclismo como España, Francia, Italia, Bélgica, Países Bajos o emergentes como Dinamarca, Eslovenia o Polonia. Sobre las condiciones de las Islas para disfrutar de la bicicleta nadie duda: todos los años entrenan por nuestras carreteras figuras como Primoz Roglic, Peter Sagan, Chris Froome, Mikel Landa, Remco Evenepoel o Tadej Pogacar.