Si el CD Tenerife representa a toda la isla, entonces la masa social blanquiazul está compuesta por un millón de personas. Esta premisa, sin mayor trascendencia aparente, posicionaría al Tenerife con un respaldo potencial más numeroso que el de otros equipos consolidados en la élite del fútbol español, como la Real Sociedad o el Athletic de Bilbao. De hecho, si consideramos a todo Tenerife como una gran ciudad, tan solo grandes núcleos como Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla o Málaga podrían competir con el apoyo social de toda la isla.
Esta ilusionante idea fue uno de los puntos más importantes en la conferencia 'CD Tenerife: el afán que nos une' que pronunció el presidente Paulino Rivero en el Real Casino de Tenerife. Antes la intervención del dirigente se proyectó un vídeo de celebraciones de ascensos que transportó a la audiencia a la época dorada del club. Pero Rivero quiso poner los pies en el suelo y "aunque no me gusta decirlo, somos un equipo de Segunda División". Son cien años de historia y solo 13 temporadas en la máxima categoría. Cuatro ascensos a Primera en un siglo: en 1961, 1989, 2001 y 2009.
Llenar el estadio, y también las arcas
El triángulo virtuoso que propugna Paulino Rivero para comenzar "un nuevo ciclo en el que podamos ascender y mantenernos" cuenta con tres elementos clave: masa social, patrocinadores y cantera. Para las dos primeras es esencial conseguir una asistencia masiva al Heliodoro perseverando en las promociones y ofertas que se pusieron en marcha en la segunda mitad de la temporada pasada. Si el estadio se convierte en un foco de atracción, el interés de los patrocinadores aumenta y consecuentemente también se incrementan los ingresos del club.
Otra vía, tanto para llenar el Heliodoro como para aumentar el músculo financiero de la entidad, viene desde la cantera. El talento local es un reclamo para llenar las gradas pero no debe ser excusa para priorizar a unos futbolistas sobre otros. "Tenemos que lograr que sean buenos y sean de la tierra", afirmó Rivero. Por este motivo el presidente valoró los recientes acuerdos de la entidad con el fútbol base que, además de fomentar el deporte, persiguen consolidar la marca del CD Tenerife entre los más jóvenes.
En este punto, el dirigente recordó que existen 24.000 fichas federativas en Tenerife y el club debe "entusiasmar a toda esa gente joven" que encuentra su pasión más en el fútbol en general que en el equipo de su isla en particular. Además, cada jugador criado en la fábrica blanquiazul es un activo más del club y puede suponer, en caso de venta, ingresos "que rompan el techo de gasto que marca LaLiga".
Década prodigiosa
Esta estrategia de la nueva directiva blanquiazul concuerda con el marco financiero en que se desarrolla el fútbol profesional hoy en día. Lejos queda aquella década de los 90 en que el crédito de entidades como Cajacanarias y los potentes patrocinios de Plátano de Canarias o Cepsa financiaban ambiciosos proyectos que, en caso de descalabro, comprometerían la continuidad del club. El Tenerife parecía consolidado en Primera División, categoría en que militó desde 1990 hasta 1999, y además empezaba a despuntar en Europa con la clasificación para la UEFA.
Pero el descenso en 1999 complicó las perspectivas de un proyecto que no concebía acabar en Segunda División. En ese punto el Tenerife se encontraba en "depresión generalizada, con dificultades frente a las entidades financieras y en situación de divorcio con los empresarios", recordó Rivero. En ese momento, antes de comenzar la siguiente temporada, el entonces presidente Javier Pérez y Paulino Rivero en calidad de consejero de Deportes del Cabildo, acordaron el alquiler de los palcos del Heliodoro por varias temporadas con distintos empresarios y, finalmente, el Tenerife pudo esquivar la sombra de la desaparición.
El Heliodoro como escaparate
Ese tiempo quedó atrás y hoy el Tenerife cuenta con las "bases para ser una entidad solvente, con estabilidad económica y un presupuesto razonable". Bajo el estricto control financiero de la competición, la única alternativa pasa por crecer en apoyo social para que el Heliodoro vuelva a ser un escaparate codiciado por anunciantes y patrocinadores, pero también un campo donde los canteranos sueñen con debutar y los aficionados encuentren "un estadio que responda a lo que es un estadio hoy", señalo Rivero.
En este sentido se refirió a la necesidad de acometer un "cambio contractual con el Cabildo" de manera que el club pueda intervenir en "problemas históricos como el agua en los baños" pero también con la intención a futuro de ubicar la tienda oficial dentro del estadio o habilitar un museo que recoja, en el propio templo blanquiazul, la historia de esta entidad centenaria.