El regreso de La Vuelta España a Canarias se ha convertido en una cuestión preferente para las administraciones públicas del Archipiélago. El Gobierno regional, después del primer movimiento dado este martes por el Cabildo de Gran Canaria, también ha abierto una vía de comunicación con Unipublic —empresa que organiza la ronda ciclista— para que la prueba cierre una de sus próximas ediciones con varias etapas en Tenerife y Gran Canaria —con La Palma como opción para ampliar el itinerario por las Islas—.
El plan del Ejecutivo autonómico pasaba por encontrarse con el propio Guillén el pasado fin de semana en Murcia, con una delegación encabezada por Poli Suárez y Ángel Sabroso —consejero de Educación y viceconsejero de Deportes, respectivamente—, para marcar un punto de partida en las negociaciones con el propósito de que la competición vuelva en los próximos años al Archipiélago —su único paso por las Islas, en casi 80 años de historia, tuvo lugar en 1988—. La DANA que azotó a la Península, durante las jornadas del domingo y del lunes, evitó esa primera aproximación.
Vieja aspiración
El paso al frente del Gobierno de Canarias llega después de que Unipublic, a través de Javier Guillén, haya manifestado en múltiples ocasiones su deseo de llevar La Vuelta a Canarias. En 2011, el director de la prueba se reunió con Paulino Rivero y Milagros Luis Brito —entonces, respectivamente, presidente y directora general de Deportes del Ejecutivo regional— para tratar el regreso de la ronda a las Islas. Ese primer intento quedó guardado en un cajón por el contexto económico: la crisis de 2008 marcaba entonces cada movimiento de las administraciones públicas.
En 2022, Unipublic llevó hasta los Países Bajos la salida de La Vuelta —arrancó en la ciudad de Utrecht—. Durante la presentación de la edición del año pasado, el propio Guillén reiteró que "una de nuestras mayores ilusiones es poder llevar de vuelta la carrera a Canarias". "Es un poco frustrante", añadió, "lograr que la prueba pueda comenzar en un país extranjero, pero que cueste tanto ir a las Islas. Espero que pronto se pueda dar, aunque conllevará mucho trabajo, esfuerzo y discreción para que, si al final no cuaja, nadie se desilusione".
Última semana
La idea inicial de Unipublic, la más ambiciosa, pasa por desplazar la caravana de La Vuelta a Canarias durante la última semana de una de sus ediciones. El paso por Gran Canaria y Tenerife es indiscutible, con la celebración de dos etapas en cada una. Entre los propósitos de la empresa organizadora de la carrera también se contempla dar el salto a La Palma —pese a la dificultad que eso conllevaría en el plano organizativo—, sobre todo como guiño a la isla tras la erupción del volcán de Cumbre Vieja.
En esa asociación de ideas, el Cabildo de Gran Canaria ya ha propuesto de manera firme que la última etapa se dispute en tierras grancanarias, pese a que la aspiración inicial de Guillén es fijar la foto del podio final en el Teide.
Fuera de Madrid
No sería la primera vez que La Vuelta cierra su itinerario lejos de Madrid. Galicia, en años de Xacobeo y tras la apuesta de la Xunta, ha sido elegida en varias ocasiones por Unipublic como cierre de su carrera. Entre las grandes vueltas, por ejemplo, el Tour de Francia no finalizará en París en 2024. Para no coincidir con la celebración de los Juegos Olímpicos en la capital francesa, la ronda trasladará su etapa final —una contrarreloj, algo que no sucedía desde 1989 (cuando Greg LeMond arrebató el triunfo por sólo ocho segundos de diferencia a Laurent Fignon)— hasta Niza.
De las 78 ediciones ya disputadas de La Vuelta, sólo en una su recorrido pasó por Canarias. Fue en 1988, año en el que el irlandés Sean Kelly (Kas-Canal10) se coronó como campeón y en la que Perico Delgado, entonces ídolo del ciclismo patrio, declinó su participación en la donda española para centrarse en el Tour de Francia —carrera que ganaría tres meses después—.
Independentismo y chinchetas
El 25 de abril, Santa Cruz de Tenerife fue sede de la salida de la ronda con un prólogo de 17,4 kilómetros —desarrollado por parejas— que dejó al italiano Ettore Pastorelli como primer líder. Un día después, en una jornada que arrancó en La Laguna y finalizó en la capital tras una vuelta a la isla, Lale Cubino se vistió de amarillo —por aquel entonces el primero de la General vestía ese color y no el rojo actual— tras la victoria parcial de Iñaki Gastón. 24 horas después, el pelotón afrontó una exigente crono por equipos —entre Telde y Las Palmas de Gran Canaria— que fortaleció el liderato de Cubino tras el triunfo de su formación, el BH.
Aquel paso de La Vuelta por Canarias estuvo marcado por el boicot de grupos independentistas, que protestaron contra el paso de la carrera por las Islas con panfletos en los que se podía leer "Por más vueltas que le den, Canarias no es España"—; días sin colegios para que los más pequeños disfrutaron del acontecimiento; y el caos que supuso mover a todo la comitiva entre Tenerife y Gran Canaria y luego traslasar a todo el pelotón hasta la Península para disputar la tercera etapa —entre Alcalá del Río y Badajoz— sin marcar una jornada de descanso entre medias.