Este es el primer canario olímpico: participó en los Juegos de 1928 y luchó en la Guerra Civil

Capitán de Caballería, compitió en dos pruebas de Eventos Ecuestres | Nació en Las Palmas de Gran Canaria en 1893 porque su abuelo materno era el gobernador militar de Canarias

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Francisco Jiménez-Alfaro Alaminos, en la imagen durante una competición hípica, fue el primer canario en participar en unos Juegos Olímpicos. / MONTILLA DIGITAL
Francisco Jiménez-Alfaro Alaminos, en la imagen durante una competición hípica, fue el primer canario en participar en unos Juegos Olímpicos. / MONTILLA DIGITAL

Ámsterdam, en 1928, fue la sede de los Juegos de la IX Olimpiada. Entre los 85 miembros del equipo español estaba Francisco Jiménez-Alfaro Alaminos, el primer deportista canario en obtener la condición de olímpico. Capitán de Caballería del Ejército, su participación en la cita celebrada en Países Bajos se ciñó a dos pruebas de los Eventos Ecuestres: individual y equipo. No completó ninguna y ahí se acabó su experiencia en unos JJOO. En Los Ángeles 32 la delegación de nuestro país se redujo al mínimo —seis miembros entre vela y tiro— y Berlín 36 se celebró en plena Guerra Civil, conflicto en el que Francisco Jiménez-Alfaro combatió en el bando sublevado contra el Gobierno de la II República.

El primer olímpico del Archipiélago nació el 18 de diciembre de 1893 en Las Palmas de Gran Canaria. Fue así por el empeño de su madre, Manuela Alaminos, que llegado el momento del parto dejó Sanlúcar de Barrameda —donde residía al estar destinado allí su marido, teniente primero de la Guardia Civil—, se embarcó y puso rumbo al Archipiélago para reencontrarse con su familia: su padre ejercía como gobernador militar de Canarias en la capital grancanaria.

¿Parto en el barco?

Alguna leyenda, incluso, cuenta que Francisco Jiménez-Alfaro nació en el barco en el que viajaba su madre, ya que fue desembarcada en camilla. Sea como fuere, fue inscrito en el Registro Civil y bautizado en Las Palmas de Gran Canaria, ciudad que abandonó pocos meses después y a la que no consta que regresara. Su primer destino fue Sanlúcar. Allí permaneció hasta 1902, cuando un subalterno de la Guardia Civil mató a su padre —Francisco Jiménez-Alfaro y Topete—.

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Francisco Jiménez-Alfaro Alaminos posa con un trofeo. / MONTILLA DIGITAL

En Sevilla, en 1908, Francisco ingresó en la Academia Militar, paso que lo llevaría al éxito tanto en el ámbito militar como en el deportivo. Empezó a competir en 1915, destacándose en concursos hípicos en Jerez de la Frontera, Sevilla, Madrid y San Sebastián. Su amor por los caballos y su habilidad como jinete lo llevaron a participar en competencias de salto, doma y carreras. En 1923, comenzó a competir en concursos de completo —modalidad en la que campeón español en 1924 y 1927 con el media sangre francés Quart d’heure y que le dio el billete a los Juegos de Ámsterdam—.

Guerra de África

En su faceta militar, en 1911 Jiménez-Alfaro alcanzó el grado de teniente segundo y fue destinado al Regimiento de Cazadores de Tetuán, en Reus (Barcelona). Dos años después fue movilizado para participar en la Guerra de África, en la que combatió una vez logrado el 13 de julio de 1913 el grado de teniente de Caballería y destinado a los Cazadores de Alcántara. Por su participación en la contienda fue condecorado con la medalla roja al Mérito Militar.

Jiménez-Alfaro no solo fue un destacado jinete; también tuvo una larga carrera militar. Ascendió a comandante de Caballería en 1935 y participó activamente en la Guerra Civil Española en el bando franquista. Tras el conflicto, continuó sirviendo en el ejército hasta su retiro en 1955. En 1962, fue nombrado IX marqués de Alhendín de la Vega, y el 6 de mayo de 1973, a los 79 años, falleció en la finca La Retamosa, en Montilla.