Decía Xavi Hernández en una entrevista al periódico ElPaís que “el fútbol se ha convertido en algo parecido al fútbol americano”. Y no le falta razón. Lo importante ya no es tener la posesión del esférico o escapar de ella, puesto que ya no se tiene el control del partido con el cuero bajo dominio propio. La clave está en cómo atacar y defender el espacio. Quien domine esta competencia, tiene bastante ganado y eso Joseba Etxeberria lo tiene claro.
En los siguientes párrafos responderemos tres consecuencias que se denotarán con la incorporación del jugador del Genk al cuadro blanquiazul: ¿Que ganará el Tenerife en la faceta ofensiva?, ¿cómo beneficiará a sus compañeros tácticamente?, y ¿cuánto bien le hará la filosofía de juego de Joseba Etxeberria al onubense?
Con la incorporación de José Naranjo al conjunto blanquiazul, el CD Tenerife gana una verticalidad necesaria, pero, sobre todo, obtendrá la profundidad de los equipos que sacan bastante rédito con tan poco. Los ataques no navegarán en la linea de una sobriedad palpable, más bien del dominio del espacio. Y el onubense en esta faceta no necesita presentación. Su potencia y velocidad punta son una marca registrada. Es un hecho que sobresale a la vista. De naturaleza imperativo, muy intenso y con un olfato de gol bastante afilado para no ser un ariete como tal, Naranjo es un futbolista que no para quieto.
Su manejo del eje horizontal en la zona de 3/4, donde se acelera la jugada, es lo que abre la puerta a todas las zancadas hacia la portería del rival. ¿Por qué? Fácil. Su lectura del contragolpe no tiene límites: En el caso de partir desde el extremo izquierdo, su diagonal buscará el carril central. Por lo tanto, el movimiento del ‘9’ de turno, en ese caso, se acostará en la izquierda para buscar la portería a pierna cambiada. Además, su movimiento natural hacia el centro no solo despeja el carril izquierdo para las incorporaciones del lateral que evolucionará como un extremo al uso, sino que, adjunto, se suma un efectivo más dentro del área.
El 4-2-3-1 de Joseba Etxeberría es un sistema que, en pleno funcionamiento, le aleja de la raya para acercarlo al gol, a la definición. Es decir, no tengo duda alguna de que, el plan que ya activó Vicente Moreno en el Nàstic, es la base que potenciará el entrenador del conjunto blanquiazul: valerse de la riqueza táctica del onubense. La "x" de la ecuación es la posición de José Naranjo en el verde, porque, a expensas de ubicarse en el extremo o en la punta de lanza, este futbolista, permanentemente, vive y busca convivir entre el central y el lateral; lo cual lo hace invisible ante el primero y queda muy lejos del segundo.
José Naranjo, en un partido del Celta. | @rccelta_oficial
Ya el CD Tenerife de final de curso castigaba con una doble ruptura de la referencia atacante (Longo) y el volante (Acosta). Que el central “quede ciego” y el lateral, muy lejos de seguir su diagonal, hace que se produzcan desajustes defensivos que abran la posibilidad de encontrar a sus compañeros sin marca alguna y, sobre todo, un espacio que atacar. Ahí, su índice de pases convertidos es muy alto, más si cabe que su combinación en uno o dos toques es criminal. Un hecho que reforzará, por tanto, la seguridad del ataque y la autoestima personal de sus compañeros en el verde.
No obstante, si queda un matiz imprescindible que legitima este artículo en José Naranjo, es, sin duda, su creciente peso en el juego de apoyo. Cierto es que solo se da en las transiciones defensa-ataque, justo cuando el Tenerife roba y sale a la contra. Igual, en ataque estático, su rol es más de “extremo” o de ese doble falso 9 que antes comentábamos, pero esto no quita que la prueba definitiva en la favorable evolución del onubense es el entendimiento y el conocimiento de lo que acontece a su alrededor: sabe dónde está la fragilidad y la ataca, cosa que lo convierte en más temible.