Joao Rodríguez, descaro y desequilibrio para el CD Tenerife

El atacante colombiano destaca por su destreza en cualquier faceta ofensiva

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Joao tampico madero
Joao tampico madero

El 2011 se reflejaba en el calendario, cuando en la escuela de fútbol del Boca Juniors de Cali emergió un joven, tenue y tierno diamante escaso de un proceso de pulimento previo. Su nombre, Joao Leandro Rodríguez.

Con apenas 15 años edad, el joven cafetero empezó a compaginar estancia en el filial de un club profesional (Deportes Qundío) y en la selección Sub-15 de Colombia, ya que en ese mismo año captó el apego de ambos conjuntos.



liga 123 Joao Rodríguez, durante un partido con el Chelsea FC

UN TALENTO MUY PRECOZ

Su fútbol aún era abstracto, pero, aún así, dejaba entrever pinceladas de su obra. Una obra, por cierto, que se consolidaría en esa estadía en la selección Sub-15 que le llevó a disputar el Campeonato Sudamericano Sub-15 en Uruguay. Además de marcar cuatro goles, su torneo fue bárbaro, se figura se consagró en Sudamérica, y esa ecuación le abrió el camino hacia Europa. “Toc, toc”, llamó a la puerta un gigante del fútbol inglés con 4 millones de euros bajo el brazo: el Chelsea FC se hacía con sus derechos y Joao no dudó en cruzar el charco.

Tras una proyección de escándalo, el delantero colombiano sufriría un proceso de estancamiento de rol, de fundamento táctico y de sensaciones con el que viajaría por varias ciudades de Europa y Sudamérica. Esa carencia de continuidad en el juego, de protagonismo en el verde, de confianza en sí mismo, se ha visto reflejada en los numerosos saltos de un club a otro en forma de cesión sin regularidad alguna.

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No obstante, su llegada a la Liga de Ascenso de México, también conocida como Ascenso MX, significó una propulsión en su juego. Su cesión al Tampico Madero implicó una mayor consistencia a los argumentos que desde niño defendía su juego: descaro, velocidad y gol.

En consecuencia, hablamos de un jugador que cuando juega en los extremos se acuesta sobre la misma línea de banda para abrir el campo y buscar espacios o para encontrar situaciones de uno para uno. Además, a menudo, retrasa su posición para recoger el balón hasta su mitad de campo y a partir de ahí generar y crear peligro.

Si parte desde la punta de lanza, le encanta coquetear con la espalda de los centrales. Su aceleración y velocidad punta es una tarea laboriosa que cuesta cubrir, y además que es un futbolista bastante útil para presionar la salida de balón del rival. Por la tanto, este cóctel molotov le postula como el atacante más participativo del sistema, en lo que significa un giro de tuerca que puede derivar en un CD Tenerife más equilibrado tácticamente en zona ofensiva y, si se presta, más imparable.