Desde que en la temporada, 2010-2011 se introdujera el sistema de competición de 'playoff' en Segunda División, el Girona ha participado, contando con la presente edición, en seis de las doce ocasiones que se ha disputado. El cuadro blanc i vermell es el equipo con más presencias en esta fase y, a pesar de ello, nunca ha conseguido un ascenso por la vía de las eliminatorias. Cinco participaciones, cuatro finales y ningún ascenso es el balance de un conjunto catalán que, en su sexto intento en el 'playoff', afronta la eliminatoria ante el CD Tenerife tan avalado por su experiencia como lastrado por su registro.
En las dos últimas temporadas se quedaron a las puertas, apeados de la competición en la ronda final ante el Rayo Vallecano y el Elche. Pero la maldición de los catalanes en la última eliminatoria cuenta, además, con otros dos precedentes más lejanos. También en 2016 ante Osasuna, y en 2013 frente al Almería, se ganaron el amargo honor de ser finalistas del 'playoff' de ascenso. En 2015 fue la única ocasión en que no alcanzaron la final, cayendo en la ronda previa ante el Valladolid.
Entre la emoción y la prudencia
Aunque el histórico blanquiazul en el formato estrenado en la temporada 2010-2011 es mucho más escueto, lo cierto es que el único precedente tampoco es halagüeño para los tinerfeños. En 2017, el equipo entonces dirigido por José Luis Martí fue eliminado en la ronda definitiva por el Getafe, que alcanzó la élite en el año en que, precisamente el Girona, quedó segundo y subió por la vía rápida del ascenso directo.
Por tanto, la final entre Tenerife y Girona enfrenta a dos equipos que ya han sufrido en primera persona la crueldad de una competición diseñada para ilusionar a cuatro equipos y premiar tan solo a uno. Ambas aficiones, entre la emoción y la prudencia, pensarán que es su momento. La del Girona por su infructífera trayectoria en el 'playoff' y, la del Tenerife, porque lleva cien años esperando para celebrar un ascenso a Primera División en el Heliodoro.