La Primera RFEF acecha. Cada día se acerca más la debacle. El Tenerife que entrena Pepe Mel está absolutamente desahuciado. Una nueva actuación vergonzosa, deportivamente inaudita. Un equipo que apenas corre, que no tiene ideas, que no poner garra, ímpetu, no pone lo que hay que poner sobre el terreno para tratar de, al menos, empatar un partido frente a un conjunto como el Córdoba que lo que tiene es precisamente eso, ganas de resolver el partido a su favor a falta de la calidad que se le exige a un equipo profesional.
No es el conjunto cordobés un dechado de virtudes futbolísticas. Pero, aun así, sus jugadores tuvieron ante el Tenerife la vergüenza deportiva suficiente como para pelear, presionar y crear ocasiones frente a un equipo venido a menos cada partido. Un desesperante equipo que hizo que incluso los aficionados de la isla que se acercaron a El Arcángel salieran indignados, protestando y gritando a los futbolistas blanquiazules, como cuando un desaparecido Maikel Mesa pasaba delante de la grada donde se encontraban, después de haber salido del terreno caminando cuando su equipo perdía y necesitaba arañar segundos al crono para tratar de lograr lo imposible, empatar un partido nefasto.
El esquema
Mel le volvió a dar la titularidad a Salvi Carrasco, después de dos partidos con Tomeu Nadal como portero, se supone que como “premio” por su buena actuación en el encuentro de Copa frente al Zamora. En la defensa, Gayá formó junto a León en el centro, mientras que David Rodríguez y Adrián Guerrero fueron los laterales por las bajas de Mellot y Medrano. Lo más sorprendente, quizás, de la alineación inicial del Tenerife fue la ausencia del juvenil Aarón Martín, que junto a Sergio González ha completado los mejores minutos de la temporada en la zona de contención en el centro del campo.
Maikel Mesa y Ángel fueron los más avanzados, con Luismi Cruz por la derecha y Waldo Rubio por la izquierda. De esta forma, el conjunto tinerfeño comenzó el partido aguantando las embestidas del Córdoba, que a punto estuvo de ponerse en ventaja a los dos minutos, en un centro desde la derecha que Casas remató ante la oposición de Josep Gayá, sin poder concretar frente a la adversidad que le supuso la presencia del central blanquiazul, que realizó una excelente acción defensiva.
En el intercambio de golpes de los primeros minutos, una internada de Waldo Rubio terminó con un centro al área, donde Ángel pujó por la posesión junto a Xavi Sintes, que tocó el balón con el codo. El penalti parecía claro y lo lanzó Ángel a la izquierda de Carlos Marín, pero lo hizo tan mal, tan previsible, que el portero lo desvió a la perfección. Otro mazazo para un Tenerife que pasó la eliminatoria copera en los lanzamientos de once metros y que en Liga no es capaz de anotar una pena máxima. Un equipo que tiene todas las papeletas para terminar la temporada en puestos de descenso.
Los andaluces, estimulados por la buena actuación de su portero y la nulidad en la presión de su rival, se volcaron ante la meta de Salvi, y en esa situación al Tenerife le costó trabajo alejar el peligro. Tanto es así, que Albarrán, Calderón y, un poco después, Theo Zidane, tuvieron en sus botas la posibilidad de abrir el marcador, aunque en ninguno de los tres casos tuvieron el acierto necesario para inaugurar el electrónico de un Arcángel que protestó mucho una caída de Adilson poco después en el área tinerfeña que el colegiado no observó como máxima pena.
El plan
El Tenerife trató de montar un par de contragolpes, necesitado de puntos para salir de la espantosa situación clasificatoria y de juego del equipo, y en dos oportunidades Ángel estuvo a punto de lograr que Luismi Cruz, en un buen pase a la banda, y él mismo pudieran acercarse a la meta cordobesa con cierto peligro, pero en ambos casos hubo poca calidad en los controles, o esperó a que el compañero estuviera en fuera de juego.
El desastre es la característica que identifica al juego de este equipo no sólo desde que Pepe Mel se hizo cargo de la dirección deportiva, sino desde el mismo comienzo de la temporada. Una cuestión que viendo los 45 primeros minutos parecía sin solución alguna.
Porque no juega en la posición en la que mejor rinde o porque su estado de forma no es el exigido, Maikel Mesa no apareció durante toda la primera mitad, ayudando a que su equipo pudiera construir alguna jugada de mérito, mientras que Yussi Diarra, como siempre, puso de su parte todo su interés y la pasión que le conocemos en el escaso tiempo que lleva en Tenerife, pero tampoco fue el futbolista que necesitaba el conjunto de Mel en la fase inicial, en un partido especial para él, pues regresaba a la que había sido su casa la pasada temporada.
El mazazo
Y cuando parecía que se llegaría al descanso con el empate a cero, lo mejor que le podía pasar al Tenerife después, incluso, de fallar un penalti, llegó otro mazazo más, una jugada de las que ya son habituales en este conjunto blanquiazul.
Fue un centro al punto de penalti donde Antonio Casas no tuvo oposición frente a los defensores tinerfeñistas, que dejaron al jugador de menor estatura, Ángel Rodríguez, frente al ariete local, algo que ya era un “suicidio” deportivo. Así llegó el gol del Córdoba, en un minuto que siempre se ha dicho que es “psicológico”, aunque se podría decir que este desaguisado tinerfeñista ni un psicólogo lo podría suavizar.
Una vez de los presuntos gritos del entrenador a su equipo en el vestuario durante el reposo, dada la escasa aportación, el empuje, el ritmo nulo de los visitantes en la primera parte, en los tres minutos de la continuación el Córdoba tuvo tres ocasiones seguidas, sobre todo una muy clara en un centro de Carracedo desde la banda derecha que Theo Zidane remató ligeramente por encima de la meta de Carrasco.
El desastre
Pepe Mel hizo cambios al descanso, con la retirada del canterano David Rodríguez y de Ángel. Dio la oportunidad de jugar en el centro de la zaga a Juande, poco utilizado en esta temporada por el técnico madrileño, y colocó en el lateral diestro al hasta entonces central Josep Gayá.
Otro cambio más que hace que los futbolistas ya no sepan en el lugar del campo en el que jugarán cada fin de semana, porque el técnico, después de trece encuentros al frente del conjunto tinerfeño, sigue con las pruebas.
Y Sergio González, central la pasada semana, hoy mediocentro haciendo lo que puede para sostener al equipo a la espera de una aparición de Luismi Cruz, que hoy no mostró su mejor cara. Lógico si tenemos en cuenta todo lo que está ocurriendo esta campaña en torno al equipo, al club en general.
Además, entró Enric Gallego en el lugar del desafortunado Ángel Rodríguez, que no tuvo suerte después de fallar la máxima pena, a pesar del esfuerzo que realizó, tanto en busca de la meta cordobesa como en acciones defensivas. Nada de nada, ni cambios de futbolistas, ni cambio de esquema, ni cambio de entrenador. Pepe Mel sigue sin dar con la tecla. Una semana más. Un partido más. Una temporada infame. Un club histórico que está en el peor momento de su historia.
Ficha técnica:
Córdoba CF: Carlos Marín; Albarrán (Carlos Isaac, min.46), Sintes, Martínez, Calderón; Theo Zidane (Alex Sala, min.63), Isma Ruiz; Carracedo, Ander Yoldi (Jacobo, min.63), Adilson, y Antonio Casas (Obolskii, min.88).
CD Tenerife: Salva Carrasco; David (Juande, min.46), Gayá, León, Guerrero; Diarra (Dylan, min.75), Sergio González, Luismi Cruz, Waldo Rubio (Marlos Moreno, min.60); Maikel Mesa (Teto, min.60) y Ángel (Enric Gallego, min.46).
Árbitro: Rafael Sánchez López, del Comité Murciano. David Gálvez Rascón estuvo en el VAR. Amonestó al entrenador del Córdoba, Iván Ania; Calderón (min.10), David Rodríguez (min.30), Sintes (min.78) y Luismi Cruz (min.94).
Estadio: El Arcángel, con capacidad para 21.500 espectadores. Acudieron a las gradas 14.156 aficionados.
Goles:
1-0. Min.44. Centro al área de Calderón que remató Antonio Casas, de cabeza.
2-0. Min.82. Jugadón de Carracedo, que envía en profundidad a Carlos Isaac, cuyo centro lo remata a la red Adilson, de cabeza.
3-0. Min.-97. Pase de Jacobo, en un contragolpe, que Alex Sala, completamente solo, envió a gol.