Llegó el día, la final decisiva, la ultimísima jornada. Tenerife y Girona se juegan, a partir de las 20.00 (hora canaria) en el Heliodoro Rodríguez López, el trabajo de toda una temporada en 90 o 120 minutos, según decidan el esfuerzo, el acierto, la estrategia y, en su justa medida, el azar que establece si una esfera de cuero traspasa una línea. Para los blanquiazules, en el año del centenario del club, el desenlace de esta noche es mucho más que el resultado de una campaña cualquiera e incluso trasciende la importancia del que podría ser el quinto ascenso a Primera División del CD Tenerife. La situación es histórica porque enfrenta a los tinerfeños a la oportunidad de subir a la máxima categoría del fútbol nacional en casa ante su público donde, según dicen los inservibles precedentes, nunca antes ha sucedido.
La afición oscila entre la euforia y la prudencia, entre la ilusión y el miedo. En la memoria, las cuatro gestas pasadas, todas ellas lejos de la isla: Almendralejo en 1961, Sevilla en 1989, Leganés en 2001 y Girona en 2009. Quizá cien años de espera hayan sido suficientes y el apoyo de más 22.000 aficionados sirva para escribir una página exitosa, esta vez en el Heliodoro, y adjuntarla con orgullo en el libro de la historia blanquiazul.
La calle respira ilusión. Gente ataviada con camisetas del Tenerife, balcones con banderas, colas en los exteriores la noche anterior a la apertura de las taquillas, entradas agotadas en apenas minutos y corrillos de amigos que discuten la alineación que debería disponer el entrenador. Aunque, llegados a este punto, nadie se atreve a contradecir al comandante Ramis que, con su fútbol hormigón (o si lo prefieren fútbol escaldón), ha devuelto el carácter al equipo, demostrando efectividad tanto a lo largo de la temporada, con el Tenerife en los puestos altos de la clasificación, como en la fase de ascenso, con dos victorias ante Las Palmas y un trabajado empate en Montilivi.
Un once reconocible
Para el domingo Ramis solo tiene las bajas confirmadas de Pablo Larrea y Javi Alonso, mientras que Sipcic se reincorporó a los entrenamientos a mitad de semana después de disputar la Nations League con su selección. El entrenador blanquiazul destacó el viernes en la rueda de prensa previa al partido que son tan importantes los jugadores que empiecen el partido como los que lo terminen y durante toda la temporada ha rehuido del término "rotaciones" en aras de tener a todos los jugadores de la plantilla listos para saltar al verde.
En cualquier caso, al menos durante la fase de ascenso, el míster ha apostado por la continuidad y, con una semana de descanso para preparar el choque, es previsible que confíe en su habitual sistema de 4-4-2 con Juan Soriano, Moore, José León, Sergio González, Mellot, Aitor Sanz, Corredera, Mollejo, Bermejo, Mario González y Enric Gallego. A excepción de la titularidad de Carlos Ruiz en el encuentro de ida ante Las Palmas, esta ha sido la alineación inicial de Ramis para los tres últimos partidos mientras que, para las sustituciones en la segunda parte, se ha decantado principalmente por Elady, Pomares y Andrés Martín.
Como es comprensible, el técnico declinó dar pistas sobre su alineación pero sí afirmó que tanto Shashoua como Álex Muñoz se encuentran en buenas condiciones para ayudar al equipo, por lo que no se puede descartar su participación en función de cómo se desarrolle el partido. También, como ya ocurrió en Gran Canaria, podrían tener minutos Míchel Herrero o Sipcic, jugadores a los que Ramis suele recurrir por su aportación en las jugadas de estrategia a balón parado.
Un rival experimentado
El último obstáculo en el camino del Tenerife hacia la gloria es un equipo experimentado en estas luchas. De hecho es el conjunto que más veces ha jugado la fase de promoción, en seis de 12 ocasiones desde que implantó el nuevo sistema. En cinco de ellas alcanzó la final, aunque nunca consiguió el ascenso por la vía del 'playoff': cayó ante el Almería en 2013, ante Osasuna en 2016, ante el Elche en 2020 y ante el Rayo Vallecano hace un año. Por tercera temporada consecutiva el cuadro catalán intentará el ascenso, en esta ocasión como sexto clasificado, tal como hicieron el Elche y el Rayo precisamente en Montilivi.
Míchel, técnico del Girona, podría repetir el once que utilizó en la ida, aunque también tiene la opción de salir de inicio con Nahuel Bustos en punta y reservar a Stuani, máximo goleador de la categoría, para el segundo acto, como hizo en Eibar. Si opta por la opción más ofensiva, el técnico del Girona también puede sacrificar uno de sus tres centrales, dando entrada a Samu Sáiz para atacar con más hombres.
El entrenador madrileño también cuenta con experiencia en la categoría y buscará su tercer ascenso a Primera tras subir con el Rayo en 2018 y con el Huesca en 2019, si bien ambos fueron por la vía directa, sin disputar la promoción. Para el decisivo partido Míchel cuenta con las bajas seguras de Ibrahima Kébé y Darío Sarmiento, y la seria duda de Borja García.