En las arenas infinitas del Dakar, un camión rosa destaca entre el mar de vehículos que participan en una de las pruebas más duras del mundo. No es solo su color lo que llama la atención, sino la poderosa causa que representa: la concienciación sobre el cáncer de mama masculino. Al volante de este singular vehículo está Rafa Lesmes, un piloto con una vasta experiencia en rallies, pero que ha encontrado en esta carrera una nueva misión, una que va más allá de la competición.
Lesmes, que ha pasado años compitiendo en lugares remotos como África, Arabia Saudita y Sudamérica, ha combinado su pasión por el motor con su compromiso social. Su relación con la Fundación Canaria Carrera por la Vida —dedicada a la detección precoz del cáncer de mama— se remonta a años atrás. "Viví de primera mano el sufrimiento de Brigitte [Gypen], la fundadora, quien tras sobrevivir al cáncer de mama decidió que ninguna mujer debería sufrir en soledad ese desierto emocional", cuenta el piloto.
Una historia de compromiso personal
El origen de este proyecto tiene raíces profundas. Durante años, Lesmes ha sido colaborador y voluntario de la Fundación Canaria Carrera por la Vida, una organización dedicada a la detección precoz del cáncer de mama en mujeres. Esta implicación surgió tras conocer de primera mano la historia de Brigitte, la fundadora de la organización, quien padeció cáncer de mama y decidió, al sobrevivir, que ninguna mujer debía sufrir la soledad que ella experimentó durante su batalla. “Fue muy duro, y cuando Brigitte lo superó, decidió que ninguna mujer debía atravesar ese desierto sola”, recuerda Lesmes.
Pero fue un encuentro fortuito con una realidad desconocida lo que dio un giro al compromiso del piloto. “Me impactó mucho la imagen de cuatro señores en un calendario de la Fundación, con el torso desnudo y mostrando las cicatrices de una operación de cáncer de mama. Yo desconocía que el cáncer de mama en hombres existía”, confiesa. Este descubrimiento fue el detonante para que Lesmes, al regresar al Dakar, propusiera a la Fundación utilizar la carrera como plataforma para dar a conocer esta realidad. Así nació Dakar por la Vida, un proyecto que en pocos años ha conseguido una visibilidad inesperada.
Un camión rosa en un mundo masculino
El camión rosa de Lesmes no ha pasado desapercibido en el Dakar. “Un camión rosa llama mucho la atención”, reconoce el piloto. “He tenido comidas con camioneros y gente del sector, y al final siempre sale el tema del camión rosa. Cuando les explico de qué se trata, se quedan en shock”. En un mundo tan masculino y tradicional como el de las competiciones de motor, este vehículo es un recordatorio visual de una causa que muchos desconocen, pero que afecta a hombres en todo el mundo.
A pesar de que el cáncer de mama en mujeres ha ganado mucha visibilidad en los últimos años, en parte gracias a campañas de detección precoz y a iniciativas de concienciación, el cáncer de mama masculino sigue siendo una enfermedad poco conocida. “El cáncer de mama en hombres es solo el 2% de los casos, pero lo que sucede es que, cuando acuden al médico, ya está en un estado muy avanzado”, explica Lesmes. “Muchas veces ya no hay vuelta atrás porque hay metástasis. Afortunadamente, en mujeres ya hay un seguimiento más establecido, como en el caso de mi mujer, que recibe su carta anual para la mamografía. Pero en los hombres, este tipo de control no existe”.
Este desconocimiento lleva a que muchos hombres no detecten a tiempo los síntomas, lo que aumenta considerablemente la tasa de mortalidad. “Mueren casi más hombres que mujeres por esta enfermedad, y eso es muy duro”, comenta Lesmes. Para el piloto, la clave está en la detección precoz, un mensaje que ha querido transmitir en cada etapa del Dakar.
Un proyecto que crece a gran velocidad
Aunque el inicio del proyecto fue modesto, en solo tres años ha logrado una repercusión que Lesmes no se esperaba. “Lo hemos hecho de forma altruista y casi inesperada, pero en poco tiempo ha explotado de una manera brutal. Hemos conseguido visibilizar el cáncer de mama en hombres más de lo que esperábamos”, confiesa. Tal ha sido el impacto de la iniciativa, que algunas asociaciones especializadas en cáncer de mama masculino han reconocido que Lesmes y su equipo han logrado en seis meses lo que ellas no han conseguido en cinco años.
El éxito del proyecto también ha atraído la atención de marcas importantes, como Red Bull, que se ha acercado a documentar la historia del “elefante rosa” en medio del desierto. “Nos llaman el elefante rosa, un apodo muy acertado para el camión. Es increíble cómo la imagen de un vehículo rosa en medio del desierto impacta tanto visualmente”, afirma Lesmes, quien invita a visitar la galería de fotos del proyecto en su página web para ver la belleza de estas imágenes.
El equipo detrás de Dakar por la Vida también ha crecido con el tiempo. “En el camión vamos tres personas: yo como piloto, Tabatha, la navegante, y un mecánico. En una carrera como esta, es esencial tener a alguien que pueda arreglar cualquier problema mecánico, porque estamos en medio de la nada y el objetivo es siempre llegar a la meta”, explica.
Apoyo institucional
El proyecto también ha contado con el apoyo de algunas instituciones públicas y patrocinadores. Los ayuntamientos canarios de Adeje y Arona fueron los primeros en apostar por esta iniciativa, aunque con presupuestos muy reducidos. “Adeje nos apoyó desde el principio con una cuantía muy pequeña, pero todo es bienvenido en un proyecto como este, que no es barato”, comenta Lesmes. Poco a poco, más administraciones, como el Gobierno de Canarias y el Cabildo de Tenerife, se han sumado a la causa, lo que ha permitido que Dakar por la Vida crezca y siga impactando a más personas.
Lesmes cree firmemente en el poder del deporte como medio de comunicación para causas sociales. “Las administraciones han entendido que el deporte puede ser una vía muy potente para transmitir mensajes. A veces, la gente no ve el telediario, pero sí sigue el Dakar o a su jugador de fútbol favorito. Y eso es clave para llegar a más personas”, reflexiona.
La lucha continúa
Con los ojos puestos en el Dakar 2025, cuando el proyecto de tres años llegará a su culminación, Lesmes tiene claro que el camino hasta ahora ha sido arduo, pero gratificante. Aunque reconoce que la idea de ganar la competición es atractiva, para él lo más importante es seguir difundiendo el mensaje de concienciación. “El Dakar es una carrera extremadamente dura. Nos pasan mil cosas, y de esas mil, 900 no son buenas”, dice entre risas. Pero lo que realmente le llena de satisfacción es el impacto que el proyecto ha tenido en la vida de muchas personas.
El camión rosa sigue avanzando, cruzando fronteras y despertando conciencias. En un mundo de desafíos extremos, Dakar por la Vida ha demostrado que la solidaridad y la concienciación también tienen su lugar en las pruebas más duras.