Cualquier persona aficionada al fútbol en España que cuente ya con cierta edad, recordará sin grandes esfuerzos los dispendios económicos que realizaban hasta hace unos años los clubes del fútbol profesional, acumulando deudas ingentes y desequilibrios financieros que eran mirados con un vista muy gorda por parte de las administraciones públicas y las instituciones deportivas.
Mientras el común de los mortales se las deseaba para afrontar su día a día y se cuidaba muy mucho para no incurrir en error alguno que activara a la administración, los equipos de fútbol se valían de su innegable valor sentimental como aglutinadores del sentido de pertenencia de su masa social para vivir por encima de sus posibilidades y fichar a jugadores que ilusionaran aunque fuera a costa de gastar mucho más de lo que ingresaban.
Sociedades Anónimas
La reconversión en 1992 de la práctica totalidad de los clubes en sociedades anónimas —salvo Real Madrid CF, FC Barcelona, Athletic Club de Bilbao y Club Atlético Osasuna— a cambio de enjugar con dinero público sus cuantiosos pasivos, fue el primer paso para poner cierto orden. Pero los mecanismos de autocontrol de los propios clubes fueron creciendo a través del fortalecimiento y el cada vez mayor papel protagónico de la Liga de Fútbol Profesional –creada en 1984-, que ha ido trayendo mayor rigor económico al sector, con la implementación de controles como el límite salarial instaurado en 2013.
El límite de coste de plantilla deportiva, según la nomenclatura utilizada por LaLiga, es una herramienta que busca, precisamente, mantener el balance de cada club fuera de los números rojos, obligándolo a gastar en materia deportiva una cantidad acorde con sus ingresos previstos. Los propios equipos de Primera y Segunda División son los que envían la documentación correspondiente para que luego el órgano de validación de la asociación de clubes defina el gasto deportivo definitivo para el periodo en cuestión.
Cálculo del límite
Para calcular el límite salarial —que se actualiza en septiembre y febrero coincidiendo con los cierres de los mercados de fichajes—, un club, por ejemplo, como la UD Las Palmas, debe restar al dinero que prevé ingresar en la temporada —cuyo grueso conforman los derechos audiovisuales más abonos y taquillaje— los gastos no deportivos que tiene en su hoja de ruta, tales como los derivados de las nóminas de los empleados administrativos y trabajadores externos, los suministros corrientes como luz, agua, seguridad, etc, así como todo lo que requiera el mantenimiento de las instalaciones físicas. En este sentido, cada temporada comporta también gastos muy diversos y de diferente cuantía que no se repiten en cada ejercicio. La remodelación de la Ciudad Deportiva de Barranco Seco o los actos para celebrar el 75º aniversario son ejemplos de ello.
El resultado de esa operación matemática es lo que el conjunto amarillo podrá gastar en materia deportiva, que no únicamente en el primer equipo. Así, la patronal distingue entre plantilla inscribible, donde se deben contabilizar los salarios de los futbolistas profesionales y el cuerpo técnico —incluyendo seguros sociales, primas, traspasos y sus amortizaciones, incluso las comisiones de los agentes—, y plantilla no inscribible, donde entran futbolistas y técnicos de la cadena de filiales.
Diferencias abismales
En los últimos límites salariales publicados por LaLiga, en septiembre de 2023 y febrero de 2024, la UD Las Palmas aparecía, como recién ascendido a Primera, con un tope de gasto de 35 y 33 millones respectivamente, superando solo al Deportivo Alavés, que había acompañado a los insulares en su retorno a la Liga EA Sports. Las diferencias con los grandes eran y son simplemente abismales, con los 727 millones del Madrid, los 303 del Atlético de Madrid o los 204 del Barcelona, pero tampoco eran pocas con clubes como el Rayo Vallecano (51), Osasuna (52), Mallorca (60) o Celta (81).
En los próximos días está previsto que LaLiga publique los nuevos límites salariales. En la UD Las Palmas esperan que su tope salarial no varíe mucho de los referidos 33 millones, lo que es interpretado desde la entidad amarilla como “un claro signo de estabilidad”. Fuentes del club grancanario apuntan que “se intenta no alcanzar, con los gastos, ese tope salarial, pues ocurren muchas cosas durante un curso deportivo y conviene mantener cierto margen de maniobra”.
Proceso concursal
La UD Las Palmas, que en 2004 se convirtió en la primera sociedad anónima deportiva que entró en un proceso concursal, se ha significado desde entonces como uno de los clubes que más han abogado por la regulación del llamado fair play financiero, en pos de competir en igualdad de condiciones una vez que, desde el concurso de acreedores, ha afrontado con rigurosidad sus compromisos de pago.
“Trabajamos para que el club continúe saneado económicamente más allá de los resultados deportivos, y con el objetivo de consolidar el proyecto en la máxima categoría”, aseguran.