La organización de eventos deportivos, un negocio no tan lucrativo

Las principales empresas del sector en Canarias explican las dificultades a las que se enfrentan y subrayan su “gran dependencia” de la financiación pública

Julio Cruz

Guardar

La organización de eventos deportivos, un negocio no tan lucrativo. En la imagen, salida de una edición de la Binter NightRun de Las Palmas de Gran Canaria. / AH
La organización de eventos deportivos, un negocio no tan lucrativo. En la imagen, salida de una edición de la Binter NightRun de Las Palmas de Gran Canaria. / AH

Hoy en día, puede ser considerada como cotidiana la imagen de un enorme cartel o panel electrónico que sostiene la palabra ‘Salida’ y cientos o miles de personas detrás de él con la misma camiseta puesta y empezando a correr. Aunque el pico máximo pasó hace años y la demanda ha ido colocando a la oferta en su sitio, lo cierto es que las pruebas deportivas populares, con el running y el trail a la cabeza, siguen trufando el panorama en Canarias, como ocurre en otros muchos lugares. 

Obviamente, existe una industria que mantiene todo el calendario, formado por diferentes disciplinas y modalidades, con las carreras, el ciclismo y la natación como grandes reclamos. En contra de lo que pueda parecer, no son demasiadas empresas las que se dedican al 100% a esa misma temática, adelanta Pablo González, creador y dueño de Top Time

González, sin embargo, relata que después de la explosión en el número de pruebas de hace una década, donde su proyecto tenía “cinco eventos cada fin de semana”, las cosas ahora se han puesto más complicadas y “es difícil llegar a tres”. Enumera como causas de esa recesión el aumento de los costes —“nuevas tasas, nuevos permisos y especialmente implementar el plan de seguridad”—, y dentro de esos gastos “se nota y mucho el transporte de materiales que vienen de fuera y los salarios. Tengamos en cuenta que para llevar adelante una prueba media, el mínimo del que hablamos son 40.000 euros solo para cubrir”.

Participantes de la San Silvestre de Las Palmas de Gran Canaria. / AH
Participantes de la San Silvestre de Las Palmas de Gran Canaria. / AH

Top Time, con más de 20 años de experiencia y pruebas en su bagaje como la San Silvestre de Las Palmas de Gran Canaria, la Medio Maratón Camilo Sánchez en Santa Lucía o Las Canteras Open Water, cuenta con una plantilla que ronda los 20 empleados.

Margen reducido

El promotor destierra la idea de que los agentes del sector estén acumulando pingües beneficios. “Tocar un margen del 15% sería lo lógico, pero ahora llegar al 8% ya cuesta un mundo”, explica, “y sin las administraciones públicas las empresas no existiríamos, sería del todo imposible. Nuestros ingresos, aparte de ellas, son los patrocinadores, que no son muchos y no aportan lo que a veces la gente piensa, y para completar están el merchan y la restauración paralela, porque las inscripciones se suelen ir con el material deportivo que se entrega a los participantes”. 

Pablo González advierte otro cambio importante, y es que “las personas que se apuntan a una carrera buscan una experiencia, más allá de lo meramente deportivo o competitivo. Antes quedaban para irse de copas y ahora lo hacen para compartir la mañana alrededor del evento, buscando la parte social, disfrutar del ambiente”. 

Marca consolidada

Una apreciación que comparte plenamente Fernando González, alma mater de Arista. “Por eso cada vez se centran más las cosas en los rituales de recogida de dorsales, por supuesto cuando el corredor se convierte en finisher –cuando logra alcanzar la meta- y todo los aspectos de ocio que rodean la prueba”, relata, aportando otro dato en la misma línea: “Antes había más inscripciones en pruebas de 30 kilómetros, pero ahora el grueso está en las de 5 y 10 kilómetros. A la gente le gusta participar en los eventos pero les cuesta más llevar una preparación continuada como la que exigen las pruebas de largo recorrido”. 

Un corredor en pleno esfuerzo durante una Transgrancanaria. / AH
Un corredor en pleno esfuerzo durante una Transgrancanaria. / AH

Arista, con 20 empleados y especializada en el trail running –carreras más duras y extensas que se desarrollan no en cascos urbanos sino en plena naturaleza- con citas relevantes como la Artenara Trail, la 360º The Challenge -250 kilómetros sin señalizar- o la Entre Cortijos, representa una de las grandes referencias del sector porque da vida, desde 2003, a uno de los eventos deportivos más conocidos de Canarias, The North Face Transgrancanaria, convertido en punto caliente del calendario internacional. 

“La ventaja que tenemos es que la Transgrancaria se ha convertido en una marca, más allá de ser una prueba. Rompimos esa barrera y eso ayuda mucho, pero desde luego no es fácil ni barato producir un evento de esa magnitud. Para hacerse una idea, solo hacer un buen streaming de una carrera así supera los 60.000 euros”, detalla González. 

Competencia desleal

El CEO de Arista entiende que el sector se encuentra “en desarrollo, pues aún son muy pocas empresas las que se dedican a esto por entero”, y en esa línea pone otro factor encima de la mesa: la competencia desleal. “Mientras nosotros tenemos que asumir altos costes continuados para mantener la estructura empresarial, muchas pruebas, aunque sean pequeñas, son organizadas por clubes deportivos que tienen ingresos por las mismas, y que no deberían tener porque son organizaciones sin ánimo de lucro, llegando a recibir subvenciones en algunos casos”, asegura. El intrusismo y la competencia desleal también es expuesta por el gerente de Top Time. 

La Binter Night Run –que arrancó en la capital grancanaria pero que ya se celebra en otros destinos de la compañía aérea como Santa Cruz de Tenerife, Palma, San Sebastián o Zaragoza-, la Canarias7 Carrera de las Empresas  o la Carrera de la Mujer son algunas de las joyas de DG Eventos, otra de las grandes referentes, con unas 15 personas contratadas y capitaneada por Daniel González

Preguntado por la pujanza de esta industria en Canarias, rápidamente subraya “el buen clima que se disfruta durante los 12 meses, y eso es un factor muy importante”, pero también destaca “el ejercicio de negociación continuada en todos los aspectos que componen la actividad para que las cuentas terminen cuadrando”. 

Ve al segmento en las Islas, “fuerte, con grandes eventos” y ante la cuestión de si está sobreexplotado González tiene dudas al respecto, “pues se está lejos del boom de 2010-2015”, pero sí que cree firmemente que “el mercado se autorregula, como todos los mercados”. 

Iniciativa privada

También destaca la “dependencia” de la financiación pública, que cifra en el 70% de los fondos de un evento. “En ocasiones, las instituciones aportan de otra manera que no sea dándonos un importe económico, con el cierre de calles, la limpieza o las horas extras que paga a la Policía Local, por poner algunos ejemplos”. 

“Son muy pocas las empresas privadas que en Canarias se aventuran a apostar por estos eventos deportivos, lo que sí ocurre en otros lugares europeos”, revela Daniel González, a lo que se unen sin dudarlo los responsables de Arista y Top Time.  Fernando González cree que hay “desconocimiento” de lo que ese patrocinio puede devolver, y apunta también la necesidad de avanzar en la profesionalización en las empresas del ramo para saber captar más recursos, así como los menores beneficios fiscales que existen en el Archipiélago para las compañías que deciden apostar por poner su nombre y su imagen en este tipo de encuentros deportivos. 

DG Eventos, Arista y Top Time organizan sus propios eventos –algunos lejos de Canarias- pero también los producen para clientes que lo soliciten, e igualmente ofrecen multitud de servicios como cronometraje, merchandising, diferentes infraestructuras –como los arcos de meta-, material deportivo, consultoría y asesoría, comunicación, o diseño y artes gráficas, entre otros. Sus arcas se nutren de diferentes conceptos y de diferentes citas en el calendario. 

El Frontón King, otro modelo 

No es el caso de Daniel Hernández y Máximo Torres, promotores de otro evento grande en Gran Canaria, el Frontón King, que lleva años decidiendo a los campeones absoluto y junior del circuito mundial de bodyboard. Con una de las mejores olas del planeta para practicar ese deporte, el acontecimiento despierta cada mes de octubre gran expectación no solo para el público que se da cita en la costa de Gáldar sino que en las redes sociales e Internet, incluso en los soportes más convencionales, exhibe poderío a la hora de difundir los espectaculares contenidos que genera. El Frontón King, con riders de 20 nacionalidades, trasciende fronteras y coloca el nombre de Gran Canaria ante los ojos de muchas personas por todo el globo. 

Resulta sencillo pensar que las personas que están detrás obtienen una alta rentabilidad. “La realidad es que no ganamos nada”, revela Hernández. “Nosotros no vivimos de hacer eventos deportivos, tenemos nuestras profesiones fuera de esto. Lo hacemos desde 2013 por amor a este deporte, que es el nuestro, pero soportamos tensiones y destinamos muchísimo esfuerzo y muchísimas horas al Frontón King”, cuenta, a la vez que recuerda que pocos eventos en la Isla dan premios en metálico, y en el suyo se reparten 30.000 euros solo en la categoría reina, a lo que hay que sumar cuestiones como los emolumentos de los jueces de la International Bodyboarding Corporation. 

El Fronton King, referente mundial en el circuito de bodyboard. / AH
El Fronton King, referente mundial en el circuito de bodyboard. / AH

Daniel Hernández se queja amargamente de la falta de iniciativa del capital privado canario, que busca “un retorno directo e inmediato”, y del que dice que “no tiene cultura, como en otros países, de mirar a largo plazo y asociar su nombre con un evento deportivo puntero durante un periodo de tiempo continuado”. 

Por último, recalca que después de una fase “más rodada por la experiencia acumulada”, la de la petición de subvenciones públicas –especialmente del Cabildo, gran valedor económico de la prueba-, llega el montaje de los equipamientos en el terreno y “la parte deportiva, que es lo que nos emociona y nos mantiene dándole vida al proyecto”. Luego queda la tortuosa justificación burocrática de los fondos recibidos más el cierre de numerosas cuestiones. 

Este, el de Daniel Hernández y Máximo Torres con el bodyboard, es un caso bien distinto a los anteriores pero que también forma parte del sector y que demuestra otra realidad económica, muchas veces alejada de lo que los focos, la atención mediática y toda la parafernalia propia de los eventos deportivos podrían hacer suponer.