El deporte trasciende, desde hace tiempo, más allá de su primera razón: la competición. Ahora es una industria que mueve millones de euros y estos días, con la celebración de los Juegos de París, disfrutamos de esa dicotomía. Nos emocionamos con las gestas de figuras como Simone Biles, Leon Marchand, Lisa Carrington, Antoine Dupont, Ariarne Titmus, Nikola Karabatic, Faith Kipyegon, Carlos Alcaraz, Sha'Carri Richardson, LeBron James o Noah Lyles, pero también consumimos lo que nos venden las marcas que encuentran en los deportistas o el sello olímpico escaparates universales para vender sus productos.
Canarias, con el turismo como principal actividad industrial, ha entendido a la perfección esa conveniencia y tras garantizarse ser sede de la próxima edición de la Copa del Rey de baloncesto, acoger una prueba del Campeonato del Mundo de Rallys durante los dos próximos años y formar parte del Mundial 2030 de fútbol, ahora negocia para que La Vuelta Ciclista a España termine en 2026 en las Islas —con cuatro etapas repartidas entre Gran Canaria y Tenerife— a cambio de seis millones de euros.
Casi 40 años después
Ese es el precio de partida que está sobre la mesa en una negociación con cuatro interlocutores: Unipublic —empresa propietaria de La Vuelta—, Gobierno de Canarias, Cabildo de Tenerife y Cabildo de Gran Canaria. El plan inicial pasa porque las tres administraciones públicas abonen la misma cifra —en este caso, dos millones de euros cada una— para garantizar que la carrera regrese al Archipiélago 38 años después de su primer y único tránsito por las carreteras de las Islas.
La propuesta de Unipublic, en esta ocasión, difiere de la primera visita de 1988. En aquella ocasión, la carrera comenzó en Canarias con la disputa de tres etapas —dos en Tenerife (un prólogo, que se disputó en uno novedoso formato de cinco series de 36 corredores cada una, con dos competidores por equipo, y con los líderes de equipo en la quinta serie; y una en línea) y otra en Gran Canaria —contrarreloj por equipos—. El plan, sin embargo, ahora pasa porque La Vuelta se resuelva y termine en el Archipiélago y no en Madrid.
Unipublic proyecta cuatro etapas de La Vuelta en Canarias, las últimas cuatro de la edición de 2026. Ese paquete incluiría varias jornadas de montaña —con relevancia para el Pico de las Nieves—, la foto final del podio —el anhelo de la organización es cerrar la carrera con el Teide de fondo— y el traslado de toda la caravana que forma la carrera —unas 3.000 personas— al Archipiélago, que proyectaría su imagen —a través de las retransmisiones televisivas— en países como Reino Unido, Francia, Alemania, Estados Unidos, Bélgica, Países Bajos, Polonia, Eslovenia, Dinamarca, Noruega, Japón, China, Colombia, Nueva Zelanda, Canadá o Australia.
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Las tres administraciones públicas de Canarias involucradas en la tarea, tras varias reuniones con Unipublic, se mantienen dispuestas a abordar el proyecto, aunque alguna ha deslizado su contrariedad por no saber aún el coste concreto de traer La Vuelta a las Islas. "No hay un baremo que detalle cuánto cuesta una etapa con final en alto, una llana o una contrarreloj. Lo que hemos visto es que en otras comunidades se pagan diferentes cifras por jornadas aparentemente iguales y queremos que nos expliquen un poco mejor todo eso", señalan fuentes consultadas por este periódico.
Barcelona, en la edición pasada, fue escenario de las dos primeras etapas y desembolsó —a través del Institut Barcelona Esports— 958.677,69 euros. El Área de Gobierno de Cultura, Turismo y Deporte del Ayuntamiento de Madrid, por la disputa del tramo final de la última etapa por sus calles, remuneró a Unipublic con 247.933,88. Por dos jornadas, ambas de alta montaña —una con final en L'Angliru y otra con la meta en La Cruz de Linares—, el Principado de Asturias pagó 150.000 euros. Y en 2021, la Xunta de Galicia —entonces con Alberto Núñez Feijóo como presidente— dispuso 484.000 euros para sacar la última etapa de carrera ciclista de las calles de la capital de España.
Tour de Francia
El año pasado, el País Vasco abonó 12 millones de euros —a desembolsar entre Gobierno vasco, las tres diputaciones forales y los ayuntamientos de las capitales— por acoger las tres primeras etapas del Tour de Francia. Un estudio encargado por las instituciones estimaba que por cada euro invertido se recuperaron nueve euros. El efecto inmediato en la economía vasca se visualizó en el lleno de prácticamente de los hoteles más importantes de Bilbao, Vitoria y San Sebastián durante una semana.
El tirón del Tour de Francia ha provocado que Barcelona se haya adjudicado la salida de la Grande Boucle en 2026 tras invertir siete millones. El Ayuntamiento de Barcelona, la Diputación y la Generalitat de Catalunya pagarán alrededor de siete millones de euros para ser sede del Grand Départ.