Miércoles, 16 de octubre. Diluvia sobre Vegarrionda, una aldea de Piloña —un concejo ubicado en la parte oriental de Asturias y por el que durante años desfilaron creyentes y paganos camino de Covadonga—. Allí, junto a sus burras Faraona y Xuana, tiene su refugio Rodrigo Cuevas, Premio Nacional de Músicas Actuales 2023 y que esta semana estará de gira por Las Palmas —Lanzarote (jueves, 24 de octubre), Gran Canaria (25) y Fuerteventura (27)—. La tormenta es tan salvaje, tan de allí —el verde de la cornisa cantábrica se sacia de tempestades—, que interrumpe varias veces la comunicación durante la entrevista. Sin excesos al hablar y sin levantar la voz, su mensaje dice mucho más de lo que aparenta.
[Pregunta] El otro día, en medio de una conversación sobre la Revolución de Asturias, el Octubre Rojo del 34, me acordé de algo que le comentó usted a Jordi Évole: "En Asturias faltan ideas". Tengo la sensación de que por allí siempre hay una revolución pendiente. ¿No sé si lo ve así?
[Respuesta] Bueno, no sé si queda una revolución pendiente. En Asturias ahora vivimos un momento muy chulo. Hay mucha gente que propone cosas nuevas. Hay muchos que ahora vuelven después de emigrar y otros muchos que ya no se quieren ir porque se pueden hacer cosas guapas aquí.
Hay zonas de Asturias, como las cuencas mineras, que durante las últimas décadas se han despoblado y que ahora reciben inmigrantes africanos. ¿Igual dentro de poco los guajes que corren por media Asturias son negros?
Eso estaría bien, ¿no? Necesitamos gente, aquí y en media Europa. Haca falta conciencia de esa realidad.
Hace unas semanas, en un pueblo de allí [Sotrondio], Vox se presentó para criticar que un antiguo colegio se convirtiera en un centro de acogida para migrantes africanos. Por ese mismo edificio pasaron refugiados ucranianos hace unos meses y la extrema derecha no se asomó por allí.
Sí, lo vi. Y vi la reacción de la gente del pueblo, que fue maravillosa, a proteger y defender la presencia de los migrantes. No tiene ningún sentido ir contra la inmigración. Menos mal que aún queda conciencia y valores.
Llega a Canarias un año después de publicar Manual de Romería, un título que es un guiño a la tradición. En Asturias, en verano, cada fiesta tiene su romería. Y ahí resisten. Hasta los jóvenes, que en la adolescencia suelen aborrecer todo lo que huela a costumbrismo y podrían preferir otras maneras de diversión, son fieles a estas fiestas.
Sí, Asturias en verano es romería. Aquí los jóvenes prefieren una fiesta de prao que una discoteca. Al final, una romería es una celebración, es disfrutar, es pasarlo bien, disfrutar del momento, pero echando también la vista atrás y mirando hacia delante.
Usted en sí mismo significó una revolución —volvemos a ese concepto— al darle una vuelta al folclore y la canción asturiana. Siempre cuesta romper esa pared, porque hay resistencias, pero siempre sucede en la música: pasó con Astor Piazzolla con el tango y Camarón y Paco de Lucía con el flamenco.
La música, al final, consiste en mamar de lo tradicional y evolucionar. Todos los hacemos... Tango, flamenco, zarzuela. Son elementos vivos. Las que mejor lo hicieron, tal vez, fueron las copletistas. El folclore, después de todo, nos llega a todos, es cercano, fácil de entender, nos genera emociones. Nuestra historia es muy popular, muy de raíz. Por eso nos puede emocionar el flamenco sin ser gente del sur y al revés, que una canción asturiana pueda provocar algo en una persona que nació a miles de kilómetros de aquí.
Visita las Islas, un lugar que siempre ha sido abierto, tolerante, con un espíritu cosmopolita por ese trasiego de personas... ¿Qué espera de los tres conciertos que ofrecerá en Canarias?
En Los Silos [Festival Boreal] la experiencia fue maravillosa. Espero que sea un poco igual. Yo tengo muchas ganas. Espero que a la gente se les salgan los meniscos saltando y disfrutando.
Su debut fue Manual de Cortejo y su segundo álbum es Manual de Romería. ¿Qué pasó entre uno y otro? ¿Qué cambió en usted y que se refleje en ambos discos?
En Manual de Cortejo estaba introvertido, mirando hacia el folclore. Con Manual de Romería trabajé desde dentro hacia fuera; son canciones nuevas, con nuevos patrones líricos, con más electrónica. Es más festivo, refleja mi estado en el momento que lo compuse.
Usted es un artista que tira de lo tradicional, pero que rompe con la raigambre. ¿Qué piensa, qué siente, cuando se ve frente a Felipe VI para recibir el Premio Nacional de Cultura?
No tengo ni idea... ¿Qué loco, no? Está bien para que se le pierda el miedo a lo tradicional.
¿Y qué suena en el reproductor de Rodrigo Cuevas estos días?
[Se lo piensa] Estoy escuchando mucho a Massiel, que es maravillosa. También me he puesto mucho el último disco de Tulsa, que le han dado el Premio Nacional de las Músicas Actuales. Silvia Pérez Cruz acaba de publicar una canción, Capitana, y también me la he puesto mucho, igual que el nuevo disco de Ortiga. Luego a mí me gusta mucho bajar a los bajos fondos, encontrar frikadas. Por ejemplo últimamente me ha dado por El Otorrinolaringólogo de Los Machucambos.
Agenda de conciertos de Rodrigo Cuevas en Las Palmas: