La Cueva de los Cabezazos, en Tegueste, Tenerife, ha sido el epicentro de un descubrimiento arqueológico revolucionario que promete transformar nuestra comprensión de la historia de los guanches. Los recientes hallazgos confirman que esta cueva estuvo habitada de manera continua durante 600 años, desde el siglo VII hasta el XIII d.C., un periodo crucial para entender la evolución de la sociedad aborigen de Tenerife.
Las excavaciones, dirigidas por la antracóloga Paloma Vidal y el arqueólogo Salvador Pardo de la Universidad de La Laguna, han arrojado resultados sorprendentes. Entre los hallazgos clave se encuentra una pieza cerámica intacta, que no solo proporciona una fecha más precisa para el yacimiento, sino que también abre nuevas líneas de investigación sobre las prácticas sociales y culturales de los guanches. Este descubrimiento, junto con numerosos fragmentos de cerámica, restos de fauna, y herramientas como punzones y molinos, ofrece una visión integral de la vida cotidiana en el pasado.
Colaboración
Tras el trabajo de campo, los materiales recuperados serán estudiados en el Laboratorio de Prehistoria de la Universidad de La Laguna al inicio del curso académico, según ha informado este miércoles la Dirección General de Cultura y Patrimonio Cultural en una nota en la que confirma que da continuidad a la investigación en el Barranco Agua de Dios con una nueva excavación arqueológica en la C-cueva para profundizar en el conocimiento sobre la sociedad guanche.
Precisamente el titular de la citada institución, Miguel Ángel Clavijo, ha visitado el yacimiento arqueológico junto con la alcaldesa de Tegueste, Ana Rosa Mena, para subrayar la colaboración entre ambas instituciones, el Cabildo de Tenerife y la Universidad de La Laguna en este proyecto.
Deforestación y pastoreo
El análisis paleoambiental ha revelado detalles importantes sobre el entorno natural de la cueva. La presencia de vegetación como el fayal-brezal, la laurisilva y el bosque termófilo indica que el paisaje ha cambiado significativamente desde la época guanche. Estos cambios podrían ser el resultado de actividades humanas como la deforestación y el pastoreo, que modificaron el entorno natural de la isla. Este tipo de información es crucial para comprender cómo las actividades de los guanches impactaron su medio ambiente y cómo estos cambios afectaron su forma de vida.
La cueva ha sido intervenida en diversas ocasiones desde los años 70 del siglo pasado, por lo que es uno de los asentamientos aborígenes que más información ha aportado sobre la época preeuropea de Tenerife.
De hecho, hoy por hoy sigue siendo un referente ya que “todavía tiene mucho potencial”, asegura Paloma Vidal en un comunicado, “con una secuencia estratigráfica que podría ampliarse a medida que continúen las excavaciones”.
Participación de estudiantes
La colaboración entre el Cabildo de Tenerife y la Universidad de La Laguna ha sido fundamental para el éxito del proyecto. Además, el Grado en Historia de la ULL ha permitido a más de una decena de estudiantes participar activamente en las excavaciones, proporcionando una experiencia práctica invaluable y contribuyendo al avance del conocimiento arqueológico.
El compromiso con una investigación multidisciplinaria ha permitido la aplicación de metodologías innovadoras, proporcionando una visión más rica y matizada del asentamiento guanche en la Cueva de los Cabezazos. Estos enfoques incluyen el análisis de carbones, pólenes y semillas, que ofrecen una ventana a las prácticas agrícolas y el impacto humano en el paisaje.