El autor canario Santiago Gil presentará este sábado su último libro, Rastros de vidas y palabras. Se trata de una obra en la que se recogen quince años de escritura de relatos y cuentos, toda una vida contada desde la literatura con registros que van desde la nostalgia al humor o desde la mirada a la actualidad a los sueños imposibles, una obra escrita con la paciencia necesaria que requieren las historias cortas que buscan hacerse grandes en quienes las terminen leyendo.
Gil no publica cuentos desde que lo hiciera en El parque allá por el año 2005. El nuevo libro está plagado de algunas historias publicadas en distintos libros colectivos; pero el 80% de lo que se presenta es material inédito que ha ido madurando con los años, lo que ha quedado de todos los cuentos y relatos escritos en casi dos décadas.
También se incluye, al final del libro, una nouvelle en la que se puede establecer ese puente entre el contador de cuentos y el novelista, entre el corredor de larga distancia y el que de vez en cuando acelera porque la vida, para ser contada, no nos deja más tiempo que el tiempo literario. Por tanto, lo que se presenta es un rastro, como indica el título, más que fiable de la trayectoria del autor, de su concepción de la literatura y de su madurez literaria.
Muchas miradas
La presentación tendrá lugar en la Casa del Libro de Las Palmas de Gran Canaria, una librería que eligió al autor grancanario como padrino hace menos de un año. En el acto estará presente el director editorial de Mercurio, Jorge Alberto Liria, y el propio autor, quienes conversarán sobre el libro de relatos que se presenta y sobre la trayectoria de veinte años en el mundo de la literatura que ambos cumplen en 2024.
Este libro se convierte en una panoplia desde la que rastrear los mundos del autor desde muchas miradas diferentes, y quizá sea el libro que mejor defina y mejor conciba a quien lo escribe como narrador de historias, como hacedor de vidas que acontecen luego en el pensamiento de quienes las imaginan. De alguna manera, Santiago Gil nos entrega un mapa de sí mismo para que los lectores lo vayamos descifrando, un juego de espejos y de ficciones que busca eternizar la existencia durante el rato que dure el viaje de las palabras.