Terminó el Peñón Rock en Santa Cruz de Tenerife, el primer festival celebrado en la capital tras haberse creado y consolidado en el Puerto, y el resultado no ha podido ser más positivo.
Después de una primera jornada con la mejor música indie del panorama nacional pero una discreta asistencia de público, la jornada sabatina dio un giro de guion y, al ritmo de incombustible pop-rock de Hombres G, culminó una noche de apoteosis nostálgica en el abarrotado parking del Palmetum.
Más de cuarenta años tocando juntos dan para ensamblar todas las piezas y, con un sonido con gran presencia de metales y unas guitarras que apenas se desvían un par de notas, Hombres G presenta un espectáculo discursivamente cercano a la perfección y musicalmente poderoso.
Formar parte de la banda sonora de un país le proporciona a la banda liderada por David Summers una legión de seguidores que llevó en volandas al grupo desde los primeros acordes, cómo no, de Voy a pasármelo bien. Una potente introducción que, al contrario que sucede habitualmente, no dejó de ir in creyendo hasta el final, coronado con Devuélveme a mi chica. Para recordar fue impasse antes de los bis finales, con todo el público coreando a capela ese inmortal Sufre mamón. No todos las bandas pueden presumir de algo parecido (tampoco de haber recogido varios sujetadores del escenario, algo que no veía desde hace años en un conciertod e AC/DC. Ahí es nada).
Incluso el momento más romántico e introspectivo del repertorio, en el que se escucharon clásicos de ayer y de hoy como Te quiero o Lo noto, su última gran composición, llevaba aparejada una carga de emotividad que fue posible a la comunión instantánea entre grupo y público.
La nueva generación del indie-rock
El tinerfeño Simón Salinas fue el encargado de arrancar la última jornada de Peñón al ritmo de éxitos como Me da lo mismo o Ya te vale.
Luego llegó el turno de Baldosa con su hipnotizante guión. Su estilo reivindicativo ofreció guiños punk y una férrea defensa del patrimonio canario, con letras que hablan del amor y de las inquietudes de toda una generación pero también de la que la precedió, con su interesante versión de Déjame de los Secretos.
Los Vinagres pusieron banda sonora al atardecer, generando una atmósfera electrizante con miles de flashes centelleando entre el público. Siguiendo el vaivén de la música, hacia la derecha y la izquierda, alumbraron la ya brillante apuesta musical de los palmeros, en los que los sonidos latinos aumentaron las ganas de bailar con éxitos como Me estás avinagrando, tema en el que animaron al público a hacer una conga.
En la zona de atracciones, el ring de boxeo fue la atracción favorita, con colas para darle a los puños entre actuaciones. El sentido de comunidad de Peñón Rock se respiró otro año más, entre los amantes del rock y del indie, congregándose en el único festival que reúne a bandas y grupos de estos géneros en un mismo escenario en Canarias.
Travis Birds, los siguientes en escena, hipnotizaron a los asistentes con su poesía y su presencia escénica. Con guitarra en mano y su estilo alternativo, la chica que plantó cara a Sabina, interpretó canciones que sus fieles esperaban con ganas, hizo brindar al público con las notas de Cuando Satán vino a verme pidió a Dios que estuviera en el Palmetum. Las voces femeninas se rindieron a su particular versión de Thelma y Louise y confirmaron que ella es la mezcla perfecta de pureza y originalidad.
Luego llegó Hombres G para poner el colofón final a un festival que, con la jornada de ayer, demostró que el cambio de ubicación a Santa Cruz fue más que acertado. La ciudad suma a su oferta un nuevo evento de muchos quilates y confirma la creciente pujanza de la capital en el ámbito musical.