No cabían más sonrisas y miradas cómplices, en el Gran Canaria Arena, esta pasada noche. Un público con un mismo latir y sentir: la emoción detrás de ellos nace de la magia de la música. Pablo López está en el backstage preparándose para abrir la primera noche de conciertos de Canarias con su gira especial de 10 años en los escenarios. Al mismo tiempo, sus seguidores van accediendo al recinto, muchos en familia, para disfrutar del talento del malagueño.
Expectación y preparativos
Unos minutos antes del comienzo del concierto, los focos del Gran Canaria Arena se centran en el escenario, dejando al público a oscuras, pero no en silencio. Se escuchan vítores y aplausos, aunque, todavía, estos los reciban el piano de cola de López, en un extremo del escenario, y los instrumentos de la banda que lo acompaña a todas partes.
La aparición de Pablo López
La expectación se eleva rápidamente cuando la silueta de Pablo aparece sobre el escenario. Las luces y la melodía de fondo acompañan el inicio de una escapada musical que parece prometer una noche emotiva y de celebración del aniversario del artista con sus fans.
El malagueño comienza el viaje al ritmo de ‘Unikornio’, donde es manifiesta la sensibilidad y la metamorfosis en el sonido de Pablo López, rozando la perfección. La iluminación de color blanco, fija sobre la cabeza del cantante, le aporta una apariencia celestial, mimetizado con la música, cerrando los ojos mientras canta.
Suben a la tarima los integrantes de la banda, conformada por Santi González (guitarra), Micky Martínes (batería), Matías Esien (bajo) y Jéssica Estévez y Santi Novoa (trompeta y percusión) para acompañarlo en este viaje por su música.
Esas ganas de perderse contagian al público, que entona los dos siguientes temas, ‘Dónde’ y ‘Suplicando’, formando parte del espectáculo con un coro de voces, donde la imagen no deja de sorprender, con un Gran Canaria Arena lleno de puntos de luz moviéndose también al unísono.
Repertorio emotivo
Todavía quedaban algunos temas como ‘El mundo’, ‘El patio’ o ‘Lo saben mis zapatos’. Todo, interpretado con maestría por Pablo, con la ilusión de quien se traslada a otra dimensión, dejándose llevar por la música al son del piano, y con los ojos brillantes y vívidos de sentir. Una experiencia que la música de Pablo López atraviesa en los corazones.
En un momento de cercanía, Pablo no dejó pasar la oportunidad de agradecer a su público por llenar el Gran Canaria Arena y por acompañarlo durante toda su carrera, antes de continuar con un repertorio que incluía, ‘El gato’ o ‘Quasi’, cada una interpretada con la misma pasión que caracteriza su estilo. El público grancanario le devolvió su entrega coreando el característico ‘pío, pío’.
El recital avanzó, y con cada canción, Pablo López lograba una conexión más profunda con su audiencia. ‘Mejor momento’ y ‘Vi’ fueron otros de los temas que pusieron la piel de gallina a las 3.500 personas que acudieron a la cita en el Gran Canaria Arena, donde la mezcla de la melancolía en sus letras y la intensidad de su interpretación hicieron que más de uno en el público se emocionara hasta las lágrimas.
Estallido final
La recta final del concierto fue un estallido de energía donde las linternas de los móviles iluminaron el recinto en una estampa ya clásica en los conciertos de López, en esta ocasión, a los acordes de ‘La niña de la linterna’. Para cerrar la noche, y coreado por un público que no quería que terminara, Pablo entonó ‘Mira cómo bailan’, poniendo el broche final a una celebración única de sus diez años de carrera.
Pablo López y su banda se despidieron del Gran Canaria Arena entre aplausos y promesas de volver, dejando a sus seguidores con el corazón lleno y la certeza de que habían sido parte de algo verdaderamente especial.