El Museo Canario negocia la venta de dos de sus propiedades, el palacete de San Bernardo (Las Palmas de Gran Canaria) y la casona de Santa Rosalía (Telde), con el objetivo de obtener unos seis millones de euros y reinvertir ese dinero en la ampliación de su sede en Vegueta, un proyecto que permanece parado desde hace 11 años por dos disposiciones del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria: la primera, con fecha de 2011, al incumplir con el plan de financiación de la obra; la segunda, datada en 2017, por unos reparos contra la primera fase de la obra presentados por Intervención General del consistorio capitalino.
"En estos once años hemos luchado por arrancar compromisos y conseguir fondos públicos, y ahora seguimos solicitando esa ayuda después de haber invertido ya un millón y medio de euros de fondos propios", admitió este miércoles, durante la presentación de las Jornadas de Arqueología 2023, Diego López, presidente de la Sociedad Científica El Museo Canario. En el mismo encuentro con los medios de comunicación, además de anunciar que el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria bloquea desde hace cuatro años una serie de ayudas a la institución, también admitió que están pendientes de conocer el valor patrimonial de algunos inmuebles del centro para, a través de su venta, obtener unos seis millones de euros con el fin de poder aportar en la financiación de los trabajos de ampliación.
Segundo intento
El Museo Canario, según ha podido saber ATLÁNTICO HOY, ya negocia la venta privada de ambas propiedades. La primera está ubicada en el corazón del barrio de Triana, justo en la intersección entre las calles Viera y Clavijo y San Bernardo. El edificio fue propiedad de Unelco, que lo cedió al centro museístico para que allí dispusiera sus oficinas. El plan de la galería histórica y arqueológica varió con el proyecto de ampliación de su propia sede en Vegueta, disposición que motivó el cambio de uso de la finca: pasó de cultural a turística —con el visto bueno del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria—.
En 2017, el Museo Canario llegó a admitir que había alcanzado un acuerdo para su venta, a cambio de 2,7 millones de euros, a un grupo de inversores canarios que pretendían levantar pisos turísticos de dos habitaciones en el palacete. La operación se frustró después de que la cadena hotelera que iba explotar el complejo entrara en una crisis que derivó en un concurso de acreedores.
El palacete de San Bernardo se construyó en 1887 y albergó el Quiney's English Hotel, uno de los primeros establecimientos turísticos de la ciudad. Tiene una superficie de 500 metros cuadrados repartidos en tres plantas. El inmueble catalogado por el Plan Especial de Protección y Reforma Interior (Pepri) de Vegueta y Triana. El registro obliga a mantener la facha del edificio y levantar otras tres plantas —retranqueadas— sobre las tres ya construidas.
Última voluntad del doctor Chil y Naranjo
La segunda propiedad que el Museo Canario ha puesto en el mercado inmobiliario y por la que negocia su venta es la casona de Santa Rosalía, que está ubicada en el casco de San Juan de Telde y perteneció al doctor Gregorio Chil y Naranjo —fundador del pripio museo—. El uso de este edificio es sociosanitario, por lo que podría albergar una residencia para mayores. Entre 1979 y 2019 alojó en su interior al Centro de Acogida Inmediata de Menores en Situación de Desamparo (CAI) —bajo gestión del Cabildo de Gran Canaria—.
La casona de Santa Rosalía —bautizada así en honor de la madre del doctor Chil y Naranjo— se convirtió, tras la muerte de la viuda del fundador del Museo Canario a principios del siglo pasado, en un hospital gestionado por el Ayuntamiento de Telde. En 1970, ante la inminente inauguración del Hospital Insular en la capital —y que cubriría la demanda sanitaria del sur de la isla—, el edificio quedó bajo el paraguas del Cabildo como albergue para niños huérfanos o casa cuna. En 2014, el propio centro museístico valoró vender el inmueble para su uso turístico, aunque al final se impuso mantener vigente la última voluntad de su fundador: que la casa siga prestando un servicio social a la sociedad de Gran Canaria.