Miguel Falomir, director del Museo del Prado: "Velázquez no se había expuesto antes en Canarias"

Atlántico Hoy entrevista al director del Museo Nacional del Prado tras ceder la obra ‘Cabeza de venado’ como parte del programa ‘El arte que conecta’

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Miguel Falomir, director del Museo del Prado, junto a 'Cabeza de venado', de Velázquez, en el Museo de Bellas Artes de Santa Cruz / AH / BELA CABRERA
Miguel Falomir, director del Museo del Prado, junto a 'Cabeza de venado', de Velázquez, en el Museo de Bellas Artes de Santa Cruz / AH / BELA CABRERA

Desde este martes ya se puede visitar en el Museo de Bellas Artes, y hasta el 9 de junio, el cuadro Cabeza de venado’, de Diego Velázquez, uno de los artistas más laureados de la historia española y universal.

Una exposición que se encuadra en el programa El arte que conecta, de la mano del propio Museo del Prado y Telefónica, cuyo centenario es clave en este contexto, por el que se han cedido 18 obras en 18 ciudades de España, siendo Santa Cruz de Tenerife la única del Archipiélago en esta edición.

El director del Museo del Prado, Miguel Falomir, ha concedido una entrevista a Atlántico Hoy para conversar sobre el acuerdo de colaboración con el Museo de Bellas Artes y la importancia que supone la posibilidad de contemplar una obra como la de Velázquez, la primera en la historia de Canarias, en Tenerife.

Pregunta ¿Qué es El arte que conecta?

Respuesta: Esto es una reedición por decirlo de alguna manera de lo que hicimos en 2019 por el bicentenario. En aquella ocasión fuimos a Las Palmas de Gran Canaria y entonces sí fui a todas. Fueron 16 comunidades y dos ciudades autónomas. En esta ocasión, esta es la primera que he venido y creo que era a dos o tres más. La idea que es subyace tras este proyecto es el de intentar mostrar que el Museo del Prado es de todos. Está en Madrid porque todos los museos tienen una ubicación física específica, pero es un museo que es nacional, porque lo llevan en el nombre, pero también por realidad. Hay muchas formas de como el Museo del Prado intenta, de alguna manera, demostrar su dimensión nacional. Uno es a través de obras permanentemente en depósito. Tenemos más de 3.000 obras permanentemente en depósito. Hay 90 y tantas en Canarias, 55 en Tenerife y 39 en este museo. De hecho, en esta sala todas las obras son de proyecto del Museo del Prado. Hay préstamos que se hace exposiciones y de vez en cuando venimos con alguna obra singular, que es el caso. En 2019 fuimos a Gran Canaria y ahora tocaba Tenerife.

P: ¿Por qué se eligió un Velázquez para Tenerife?

R: A veces, si hay un pintor muy señalado de un lugar concreto, como por ejemplo si vamos a Játiva porque Rivera nació en Játiva, en este caso, hay un pintor que probablemente sea de los más importantes de la historia de la pintura española y universal, como Velázquez, que nunca se había expuesto en Canarias. Pues vamos a traer una obra Canarias.

P: ¿Qué opina de la dicotomía entre el arte clásico y las nuevas generaciones?

R: Yo creo que es una falsa dicotomía. Te diría que los jóvenes están volviendo más al arte mal llamado clásico que al arte abstracto, por una razón muy sencilla. El joven se suele mover por curiosidad y tiene necesidad de satisfacer la curiosidad por relatos. El arte abstracto es más difícil que colme esa necesidad. Todo depende de cómo presentas esas historias o parte del pasado a un público actual. Hay formas inteligentes de presentarlo y que, si se hace bien, el público reacciona estupendamente. Un museo como el Prado es líder mundial en TikTok, doblando al siguiente museo del mundo. Y TikTok como bien sabes es una red social que es la más seguida por lo más jóvenes. Todo se trata de cómo transmitas lo que tienes, los contenidos y cómo puedes hacerlo atractivo a un público joven. Repito, creo que no es difícil y, de hecho, el público del museo está experimentando un rejuvenecimiento constante. En estos momentos, la mayoría de nuestro visitante tiene menos de 35 años.

P: De hecho, hay programada numerosas excursiones escolares para conocer el cuadro

R. Es muy importante ir inculcando este interés. No voy a decir amor ni pasión por, pero sí interés. Todo se trata de interés y curiosidad y si estoy delante de alguno de estos cuadros que me cuenten una historia. Si yo, en lugar de esto tengo un cuadro abstracto, es muy difícil que cuente una historia a un niño de cinco años, pero si a un niño de siete años le voy contando que este ha matado a este y empieza a imaginar la razón por la cual este hombre se había enfrentado a este otro... Puedo fabular y contar historias. Es como si estuviera contando una novela. Es muy fácil que capte la imaginación del espectador y en ese sentido muchas de estas obras se asemejan mucho más a las miles de series de televisión que ahora consumimos en las plataformas o a las muchas de las novelas que leemos.

P: ¿Cuál es la importancia de ‘Cabeza de venado’?

R: Yo te diría que es un cuadro que, en el fondo, es muy muy muy moderno. Estamos en una sociedad actual donde el otro día leía que, en Madrid, por cada niño hay casi dos mascotas. Estamos en una sociedad muy amigable con los animales. La naturaleza y la fauna nunca ha sido más protegidas. Hemos tenido una relación incluso afectiva con ella. Sin embargo, a veces pensamos que somos siempre los primeros en esto y no es verdad. En el pasado hubo gente que desarrolló una relación tan íntima con los animales en su entorno que, incluso, pidieron a artistas consagradísimos, como Velázquez, para que los retratara. Era relativamente habitual en la época tener retratos de tus perros favoritos y de tus animales favoritos. En este caso, evidentemente debió ser un ciervo que llamó poderosamente la atención a Felipe IV. No es una imagen de un ciervo, sino el retrato probablemente de un ciervo concreto. De hecho, hay documentos de la época que habla de que Velázquez pintó retratos de animales con nombres y apellidos, por decirlo de alguna manera. A partir de ahí, cuando uno intuye esa relación afectiva entre quien encargó el cuadro y el animal es muy fácil pensar en la relación que nosotros tenemos con nuestros animales. En ese sentido, es de una modernidad absoluta  y es cuando entra en la parte personal e intransferible de Velázquez, que es la maestría absoluta, con la cual es capaz de plasmar no solamente los rasgos físicos de ese ciervo, sino también esa imagen de ternura y afecto que transmite a quien lo ve.

P: ¿Cómo ha sido la logística trasladar un lienzo de este calibre a Canarias?

R: Es evidente que trasladar un kilo de Velázquez no es lo mismo que trasladar un kilo de patatas. Una logística especial que tiene que hacerse mediante una serie de protocolos y requisitos muy especiale, que garanticen la seguridad en términos de preservación de la obra. Es decir, que viaje en condiciones que no alteren su estado de conservación, como también lógicamente de seguridad. Hay empresas que están especializadas y dentro del país viaja con escolta policial. Es verdad que mover un cuadro de estos requiere que se activen muchísimo resortes, muchas personas. Pero bueno, siempre todo este esfuerzo se compensa. En secreto no suele ser, pero sí te puedo asegurar que en este caso era solo una obra, pero cuando transportan varias obras no puede haber más de tantos millones de euros en un solo cuadro porque temas de seguro. Van con escolta policial y cuando las obras son extraordinariamente importantes yo he visto helicópteros sobrevolando del museo.

¿Qué le parece el museo de Bellas Artes?

R: Es mi primera vez aquí y estoy encantado con el museo. Estar en una sala como está y ver estos cuadros tan maravillosamente dispuestos aquí es un aliciente para intensificar la relación y que sean más los cuadros del Prado que vengan.

P: 39 cuadros, más el Velázquez. ¿Habrá 40 en el futuro?

R: Estamos inmersos en un proyecto que es el del Prado que consiste precisamente en eso, en intentar que las obras que tiene el Museo del Prado sean vistas y se puedan exponer. En ese sentido, desde hace un año y medio o dos años estamos trabajando con los responsables de distintos museos, también de Tenerife, para ver cómo podemos optimizar las obras que tenemos o aumentar el depósito, siempre intentando satisfacer los intereses de este museo. Quien mejor conoce qué quiere el público tinerfeño son los actores de este museo, no nosotros. Es el momento de colaborar con ellos y ver de qué modo podemos llegar a un acuerdo que sea redondo en beneficio del público, que es lo importante.