En el Parque García Sanabria un revoltijo de bolsos, chaquetas y botellas de aguas se amontonan sobre la escultura Homenaje a Millares, de Claude Viseux. A su lado un grupo de personas aprovecha el entorno y el buen clima para hacer ejercicio a ritmo de Elvis Presley. A pocos metros, la escultura Homenaje a Gaudí, de Eduardo Paolozzi, sirve de laberinto para unos niños que juegan a la cogida. Parecen dos escenas sin más, pero son el ejemplo de cómo las obras que conforman la I Exposición Internacional de Escultura en la Calle forman parte del día a día de los chicharreros, a veces sin saberlo.
Este 2023 se cumplen 50 años desde que Santa Cruz de Tenerife se convirtió en un museo escultórico al aire libre, con obras y nombres de gran nivel nacional e internacional. Sin duda este es uno de los mayores hitos culturales de la capital tinerfeña, por ello, para celebrar el medio siglo de vida de la primera exposición, la ciudad tiene preparado un año de actividades que buscan dar a conocer la historia de estas esculturas repartidas por Santa Cruz.
Punto de partida
El primero de los actos que ponen en valor esta destacada exposición ha tenido lugar este martes con la apertura del Centro de Interpretación de Escultura en la Calle, que llevaba cerrado al público desde 2014. El centro se dispone como ‘kilómetro cero’ desde el que redescubrir las esculturas de la calle.
En él una pantalla táctil muestra información interactiva sobre las obras, los autores, la localización y la historia de la exposición. Además, en el centro de interpretación se podrá adquirir un mapa que localiza las esculturas a lo largo de la ciudad. Estas se pueden ver especialmente en el Parque García Sanabria y en la rambla de Santa Cruz.
Esculturas en la calle
Actualmente son 36 esculturas modernas las que están expuestas. Algunas cumplirán este invierno 50 años en las calles chicharreras como la mítica escultura Lady Tenerife, de Martín Chirino, o los reconocibles Ejecutores y Ejecutados, de Xavier Corberó, en la rambla de Santa Cruz. Otras llegarán a la treintena el año que viene, como el rostro Per Adriano, de Igor Mitoraj, o el Sol Rojo, de Edgar Negret, instaladas en la II Exposición de Escultura en la calle.
Algunas son móviles, otras estáticas, de artistas canarios o internacionales; visionarias, críticas, surrealistas, colgantes o a ras de suelo, pero todas cumplen con su papel de acercar el arte al pueblo, de salir de los museos. Hay que tener en cuenta, tal y como recoge el folleto que se puede recoger en el centro de interpretación, que esta exposición se inauguró cuando el Franquismo todavía estaba en el poder. Tan solo ocho años antes se había inaugurado el imponente Monumento a Franco, por lo que esta exposición fue en su momento “una nueva concepción de la ciudad como espacio de reunión y encuentro, donde nuevas ideas y concepciones estéticas puedan tener cabida”.
Exposición 2.0
Pero que hayan pasado 50 años desde la primera de las exposiciones y casi 30 desde la segunda no implica que estas esculturas no puedan adaptarse a las nuevas tecnologías. Entre las medidas que se van a adoptar este año está la de incorporar un código QR a las esculturas para que las personas interesadas obtengan más información de ellas. “Cuanto más lo difundamos y podamos participar lo haremos más grande dentro de la importancia que tiene”, ha comentado al respecto Argeo Semán, Decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Tenerife, La Gomera y El Hierro.
Dentro del mundo de las nuevas tecnologías el Ayuntamiento de Santa Cruz también tiene previsto desarrollar una aplicación con formato de juego de rol con las propias esculturas, así como una iniciativa de realidad aumentada que dotarán de vida virtual las obras.
Estas innovadoras acciones se entremezclan con otras más tradicionales como mesas redondas, ciclos de cine y exposiciones en el Tenerife Espacio de las Artes (TEA), o foros de debate en el Espacio Cultural CajaCanarias de Santa Cruz. Este viernes, además, se inaugurará el un montaje expositivo Lo que pesa una cabeza en el TEA que recuerda la historia de la exposición pero que a su vez recupera la mítica escultura, El penetrable, de Soto.