- Hablando de la cultura en Canarias, ¿Cree usted que cualquier tiempo pasado fue mejor?
– Todo es muy relativo. Si nos referimos al concepto convencional de Cultura, respondería que sí, pues tendría que decir que me entra añoranza de los tiempos pasados. Ojo, me remonto a cuarenta años atrás. Soy muy viejo, tengo 63 años, y estoy en esto desde que alentábamos un grupo de pioneros la agitación cultural en Canarias desde la trinchera de la transición, en lo que se denominaba el departamento de la Obra Social y Cultural de CajaCanarias. En aquel momento un intelectual era respetado como un brujo de la tribu. Hacíamos cultura con pocos medios pero había mucha ilusión y echábamos horas porque éramos conscientes de que estábamos poniendo las bases del futuro de la Cultura de Canarias, sin arrogancia, de verdad, de lo que luego, entre otras cosas, serían los festivales de cine, teatro, danza, música clásica, etc. de Canarias y me tocó vivirlo en primera persona, un gran máster. Luego, pasé a la trinchera de la praxis cultural, a la maravillosa aventura de contribuir a tejer la red privada de lo que se denomina hoy el sector cultural y tuvimos una época de bonanza, con excelentes recursos públicos y privados, que provocaron una primavera de manifestaciones culturales de todo tipo. Hasta que vino la crisis de 2008 y en los siguientes seis años vivimos el período negro de los recortes de Cultura en los presupuestos generales de la Comunidad Autónoma, que llegaron a situarse en un 75% de la inversión. A continuación, ya en plena recuperación económica, llegó el ciclo del Gobierno de Fernando Clavijo, que sólo se dedicó a darle largas al sector y fueron sus cargos del segundo escalafón los que, con toda la buena voluntad del mundo, lograron mantener el tipo de un sector que a día de hoy no ha levantado cabeza y que tiene todas las esperanzas puestas en la llegada a la administración autonómica de nueva savia en el área de Cultura y, en concreto, del viceconsejero Juan Márquez del que hay muy buenas referencias en el sector como una persona sensible en lo cultural y con el manejo de un relato acorde a los nuevos tiempos que vivimos en las diferentes vertientes de la Cultura. En resumidas cuentas, creo que sí, los tiempos pasados fueron mejores pero con el matiz de que, a pesar de las adversidades, el sector ha demostrado capacidad de resistencia y las nuevas generaciones aterrizan con fuerza revitalizando el cuerpo vivo de la Cultura con nuevas expresiones, lenguajes e iniciativas que abren nuevas y múltiples posibilidades para un sector, el Cultural, que necesite mucho de la inversión pública pero que es capaz de multiplicarla exponencialmente y generar riqueza y empleo con muy poco. Y esperanzados en los nuevos rectores de la Cultura en las instituciones canarias y, concretamente, en la administración autonómica donde, repito, el nombramiento del viceconsejero Juan Márquez es un respiro porque considero que es un acreditado interlocutor.
"La gente de la Cultura tenemos la esperanza de que Ángel Víctor, que parece que tiene deferencias literarias, sea el político mecenas que devuelva a la Cultura a su justo lugar y sea considerada como una actividad vital que la ONU considera que es el motor fundamental para que consigamos una sociedad sostenible"
- ¿En algún momento ha sentido que esto de los conciertos, de la promoción cultural, funcionaba como debía ser en las islas?
- Yo creo que sí, que hubo un momento, en Tenerife, sobre todo [que es el caso que más conozco, y que pienso, por mis conocimientos del sector, que ha sido vanguardia en la materia] que se dio el paso, en los años 90, desde el Cabildo de la isla, de alentar la creación de un movimiento de iniciativas privadas culturales que interactuaban con la administración, atenuando así el intervencionismo cultural burocrático por parte de lo público. Eso propició la creación de un núcleo de activismo no gubernamental de la Cultura que se ha prolongado y alimentado en el transcurso del tiempo. Llegó un momento en que la ebullición cultural era tan intensa, a pesar de los baches y los malos augurios de la economía, que fue necesario regular los recursos públicos para la promoción cultural y las instituciones. Así, que yo sepa, Gobierno y Cabildo de Tenerife, pusieron en marcha, hace un par de años, un sistema pionero de concurso público para garantizar transparencia e igualdad de oportunidades. Eso ha estado bien aunque sea perfectible. Pero hay mucho por hacer para agilizar el diálogo permanente entre la administración y el sector de la Cultura. Por ejemplo, poner en marcha, en serio, de una vez, un Consejo de la Cultura de Canarias que sea operativo e implementar el Plan de la Cultura de Canarias que sirva para optimizar los recursos y desarrollar armónicamente la Cultura en las islas. Se han elaborado dos planes en los últimos ocho años y no se han logrado ejecutar. Por eso, cuando me preguntas sobre la posibilidad de que la Cultura, en sus diversos aspectos, funcione como debe ser creo que nos acercaremos al funcionamiento más óptimo siempre que logremos hacer realidad un Plan de la Cultura asumible y ejecutable, que ponga en contacto a todos los interlocutores privados y públicos que haga posible el mejor rendimiento de los recursos.
- ¿Qué se le debe pedir a las instituciones, además de apoyo económico, para un correcto funcionamiento del sector cultural?
- Tendré que repetirme en lo que dije anteriormente. Se le debe pedir que escuchen mucho a las diferentes voces del sector y que los interlocutores de la administración traten de ser sensibles a las demandas culturales con sensibilidad, sensatez racionalidad y cordura. Creo que hay que aprovechar y respetar lo que se ha hecho bien, pero hay que avanzar, hay que mejorar lo que no funcione e innovar. En definitiva, pienso que es bueno aprovechar lo bueno del histórico y evitar la tentación del adanismo. Y luego hay que abrir y explorar nuevos caminos que enriquezcan lo hecho hasta ahora. Para que esto sea posible, no queda otra que aumentar el presupuesto de Cultura si nos referimos a la primera institución, el Gobierno de Canarias. Los presupuestos recortados en el período 2008-2014 en un 75% acumulado apenas han aumentado porcentualmente y en términos absolutos en los últimos cinco años a pesar de la bonanza recaudatoria que ha experimentado la Comunidad Autónoma. En Cultura se ha administrado la miseria. El Gobierno de Fernando Clavijo no cumplió lo prometido al inicio de la legislatura de acercarse al 2% para Cultura en los presupuestos generales y nos dejó materialmente tirados. La gente de la Cultura tenemos la esperanza de que Ángel Víctor, que parece que tiene deferencias literarias, sea el político mecenas que devuelva a la Cultura a su justo lugar y sea considerada como una actividad vital que la ONU considera que es el motor fundamental para que consigamos una sociedad sostenible.
- Hay un comentario generalizado entre productoras y gestores culturales de que los espectáculos que requieren de compra de entradas no están llenando -salvo contadas excepciones-, que existe un descenso notable en la venta de entradas... ¿tiene usted esa sensación?
- Aunque es cierto que yo, en los últimos años me corté la coleta de los macroconciertos y derivé mi actividad y mi experiencia a la gestión y creación de nuevos contenidos culturales, no puedo ocultar que sigo recibiendo información del pulso de lo que puede ser la industria musical y ratifico esa sensación de que se está produciendo un exceso de oferta de espectáculos musicales y de que la economía canaria y una población reducida y fragmentada como la canaria no puede soportar satisfactoriamente. Creo que tarde o temprano se va a autorregular el mercado y se dimensionará, estoy seguro, para que la actividad en este ámbito no tenga tanto riesgo y tan elevado índice de fracasos. El problema reside en que el promotor musical tiene un perfil muy emprendedor y no sé bien por qué la programación de todo tipo de conciertos se ha disparado, con la novedad de que parece como si Canarias hubiera desatado un efecto llamada ya que a los promotores canarios, por primera vez en la historia, se han sumado numerosos organizadores de conciertos procedentes del exterior de las islas, no sólo españoles sino, en varios casos, de otras nacionalidades. La frase es muy manida, pero tristemente cierta en este caso: “no hay cama pa tanta gente”, como inmortalizó el sonero Charile Aponte del Gran Combo de Puerto Rico.
- Es usted de los que piensa que la gratuidad de los conciertos y los grupos de versiones son un poco pan para hoy...
– Es difícil generalizar. Es cierto que la prioridad debe ser potenciar la necesidad de pagar entrada por un concierto y que el precio de la entrada sea acorde al esfuerzo que realiza el promotor para que sea posible el acto. La gente debe acostumbrarse a valorar el precio de los conciertos, pongamos por caso, que es una de las actividades que más costes genera para su ejecución y que, por otra parte, también sirven para dinamizar la economía derivada de la producción cultural. Pero también es cierto que hay casos en los que la gratuidad es necesaria para que los nuevos públicos se acerquen y se familiaricen con actividades musicales infrecuentes y que no pertenecen a la cultura dominante [mainstream]. Por otra parte, entiendo que lo de los cover no es algo que deba preocupar mucho, que sea perjudicial para el estado de salud de la música. Creo que los buenos imitadores nos hacen el favor de refrescar los recuerdos de nuestros ídolos imperecederos y forman parte del entretenimiento. No considero dañinos a los imitadores musicales. Los hay muy buenos, como en todo. No creo que perjudiquen, sinceramente.
- Yo creo que sí, que hubo un momento, en Tenerife, sobre todo [que es el caso que más conozco, y que pienso, por mis conocimientos del sector, que ha sido vanguardia en la materia] que se dio el paso, en los años 90, desde el Cabildo de la isla, de alentar la creación de un movimiento de iniciativas privadas culturales que interactuaban con la administración, atenuando así el intervencionismo cultural burocrático por parte de lo público. Eso propició la creación de un núcleo de activismo no gubernamental de la Cultura que se ha prolongado y alimentado en el transcurso del tiempo. Llegó un momento en que la ebullición cultural era tan intensa, a pesar de los baches y los malos augurios de la economía, que fue necesario regular los recursos públicos para la promoción cultural y las instituciones. Así, que yo sepa, Gobierno y Cabildo de Tenerife, pusieron en marcha, hace un par de años, un sistema pionero de concurso público para garantizar transparencia e igualdad de oportunidades. Eso ha estado bien aunque sea perfectible. Pero hay mucho por hacer para agilizar el diálogo permanente entre la administración y el sector de la Cultura. Por ejemplo, poner en marcha, en serio, de una vez, un Consejo de la Cultura de Canarias que sea operativo e implementar el Plan de la Cultura de Canarias que sirva para optimizar los recursos y desarrollar armónicamente la Cultura en las islas. Se han elaborado dos planes en los últimos ocho años y no se han logrado ejecutar. Por eso, cuando me preguntas sobre la posibilidad de que la Cultura, en sus diversos aspectos, funcione como debe ser creo que nos acercaremos al funcionamiento más óptimo siempre que logremos hacer realidad un Plan de la Cultura asumible y ejecutable, que ponga en contacto a todos los interlocutores privados y públicos que haga posible el mejor rendimiento de los recursos.
- ¿Qué se le debe pedir a las instituciones, además de apoyo económico, para un correcto funcionamiento del sector cultural?
- Tendré que repetirme en lo que dije anteriormente. Se le debe pedir que escuchen mucho a las diferentes voces del sector y que los interlocutores de la administración traten de ser sensibles a las demandas culturales con sensibilidad, sensatez racionalidad y cordura. Creo que hay que aprovechar y respetar lo que se ha hecho bien, pero hay que avanzar, hay que mejorar lo que no funcione e innovar. En definitiva, pienso que es bueno aprovechar lo bueno del histórico y evitar la tentación del adanismo. Y luego hay que abrir y explorar nuevos caminos que enriquezcan lo hecho hasta ahora. Para que esto sea posible, no queda otra que aumentar el presupuesto de Cultura si nos referimos a la primera institución, el Gobierno de Canarias. Los presupuestos recortados en el período 2008-2014 en un 75% acumulado apenas han aumentado porcentualmente y en términos absolutos en los últimos cinco años a pesar de la bonanza recaudatoria que ha experimentado la Comunidad Autónoma. En Cultura se ha administrado la miseria. El Gobierno de Fernando Clavijo no cumplió lo prometido al inicio de la legislatura de acercarse al 2% para Cultura en los presupuestos generales y nos dejó materialmente tirados. La gente de la Cultura tenemos la esperanza de que Ángel Víctor, que parece que tiene deferencias literarias, sea el político mecenas que devuelva a la Cultura a su justo lugar y sea considerada como una actividad vital que la ONU considera que es el motor fundamental para que consigamos una sociedad sostenible.
- Hay un comentario generalizado entre productoras y gestores culturales de que los espectáculos que requieren de compra de entradas no están llenando -salvo contadas excepciones-, que existe un descenso notable en la venta de entradas... ¿tiene usted esa sensación?
- Aunque es cierto que yo, en los últimos años me corté la coleta de los macroconciertos y derivé mi actividad y mi experiencia a la gestión y creación de nuevos contenidos culturales, no puedo ocultar que sigo recibiendo información del pulso de lo que puede ser la industria musical y ratifico esa sensación de que se está produciendo un exceso de oferta de espectáculos musicales y de que la economía canaria y una población reducida y fragmentada como la canaria no puede soportar satisfactoriamente. Creo que tarde o temprano se va a autorregular el mercado y se dimensionará, estoy seguro, para que la actividad en este ámbito no tenga tanto riesgo y tan elevado índice de fracasos. El problema reside en que el promotor musical tiene un perfil muy emprendedor y no sé bien por qué la programación de todo tipo de conciertos se ha disparado, con la novedad de que parece como si Canarias hubiera desatado un efecto llamada ya que a los promotores canarios, por primera vez en la historia, se han sumado numerosos organizadores de conciertos procedentes del exterior de las islas, no sólo españoles sino, en varios casos, de otras nacionalidades. La frase es muy manida, pero tristemente cierta en este caso: “no hay cama pa tanta gente”, como inmortalizó el sonero Charile Aponte del Gran Combo de Puerto Rico.
- Es usted de los que piensa que la gratuidad de los conciertos y los grupos de versiones son un poco pan para hoy...
– Es difícil generalizar. Es cierto que la prioridad debe ser potenciar la necesidad de pagar entrada por un concierto y que el precio de la entrada sea acorde al esfuerzo que realiza el promotor para que sea posible el acto. La gente debe acostumbrarse a valorar el precio de los conciertos, pongamos por caso, que es una de las actividades que más costes genera para su ejecución y que, por otra parte, también sirven para dinamizar la economía derivada de la producción cultural. Pero también es cierto que hay casos en los que la gratuidad es necesaria para que los nuevos públicos se acerquen y se familiaricen con actividades musicales infrecuentes y que no pertenecen a la cultura dominante [mainstream]. Por otra parte, entiendo que lo de los cover no es algo que deba preocupar mucho, que sea perjudicial para el estado de salud de la música. Creo que los buenos imitadores nos hacen el favor de refrescar los recuerdos de nuestros ídolos imperecederos y forman parte del entretenimiento. No considero dañinos a los imitadores musicales. Los hay muy buenos, como en todo. No creo que perjudiquen, sinceramente.
- A usted, particularmente, ¿hay algún grupo canario que le haga salir de su casa y pagar por un concierto?
– Sí, muchos: Las Ratas, Ida Suzal, Taller Canario, Rosana, Pedro Guerra, Don Patricio; Efecto Pasillo, Locoplaya, ST Fusión, Socos Dúo, Mestisay, Taburiente, Los Sabandeños, os Gofones, Pieles, Jacky Ríos, El Vega, Ataúd Vacante, Arístides Moreno, Ruth y la Isla Music, José Arbelo, Pedro Pastor, Benito Cabrera, Fran Baraja, Brutalized Kid y muchos que me dejo en el tintero. La lista sería interminable. Aunque no lo parezca, hay muy buena música y variada en Canarias. La prueba es que un programa de internacionalización de la música, coordinador desde el Gobierno de Canarias por el técnico de su área de Cultura, Xerach Gutiérrez, ha demostrado en el corto plazo e la última legislatura que la música canaria no tiene problemas para abrirse camino en el mundo con un balance de contrataciones en el exterior de las islas muy loable. Por cierto, un digno ejemplo de cómo se puede hacer marca de Canarias con su patrimonio cultural humano, en este caso con la música y el teatro. Confiemos en que ese programa sea potenciado desde el nuevo Gobierno.
- ¿En qué proyectos anda metido Martín Rivero?
– Pues ahora mismo mismito, con los últimos preparativos del ARN Blue & Green – Concierto Limpio, que celebramos el 24 de agosto, en el parking de la playa de Arenas Negras, en Playa de las Américas [Arona] con el que nos proponemos crear conciencia sobre cómo disfrutar de conciertos de música sin generar residuos. Y con el Festival transversal y sostenible Arona Son Atlántico, que se desarrolla en los meses de septiembre u octubre, también en Arona, en defensa de los océanos y los cetáceos.
– Sí, muchos: Las Ratas, Ida Suzal, Taller Canario, Rosana, Pedro Guerra, Don Patricio; Efecto Pasillo, Locoplaya, ST Fusión, Socos Dúo, Mestisay, Taburiente, Los Sabandeños, os Gofones, Pieles, Jacky Ríos, El Vega, Ataúd Vacante, Arístides Moreno, Ruth y la Isla Music, José Arbelo, Pedro Pastor, Benito Cabrera, Fran Baraja, Brutalized Kid y muchos que me dejo en el tintero. La lista sería interminable. Aunque no lo parezca, hay muy buena música y variada en Canarias. La prueba es que un programa de internacionalización de la música, coordinador desde el Gobierno de Canarias por el técnico de su área de Cultura, Xerach Gutiérrez, ha demostrado en el corto plazo e la última legislatura que la música canaria no tiene problemas para abrirse camino en el mundo con un balance de contrataciones en el exterior de las islas muy loable. Por cierto, un digno ejemplo de cómo se puede hacer marca de Canarias con su patrimonio cultural humano, en este caso con la música y el teatro. Confiemos en que ese programa sea potenciado desde el nuevo Gobierno.
- ¿En qué proyectos anda metido Martín Rivero?
– Pues ahora mismo mismito, con los últimos preparativos del ARN Blue & Green – Concierto Limpio, que celebramos el 24 de agosto, en el parking de la playa de Arenas Negras, en Playa de las Américas [Arona] con el que nos proponemos crear conciencia sobre cómo disfrutar de conciertos de música sin generar residuos. Y con el Festival transversal y sostenible Arona Son Atlántico, que se desarrolla en los meses de septiembre u octubre, también en Arona, en defensa de los océanos y los cetáceos.