Al escribir crónicas sobre eventos como el que anoche se dio cita en Santa Cruz de Tenerife suele haber una clara tendencia al cliché y a los lugares comunes.
Con el Love the 90’s lo sencillo es utilizar términos como catarsis social o, si el plumilla se pone pomposo, recordar que la música fue el principal elemento aglutinador de las primeras comunidades humanas gracias precisamente al estado emocional que este tipo de conciertos genera.
Se tiende a pensar en estos casos que lo recurrente es, por tanto, lo fácil, cuando lo realmente cierto que es lo inevitable. Porque uno se puede poner muy docto, darle mil vueltas -a cual más original- para describir que lo de ayer fue un evento musical de unas dimensiones que el tiempo pondrá en su lugar en la historia de la ciudad y al final todo eso sobraría.
¡Yo estuve en Love the 90’s!
Tiene pinta de que cuando la cana y la arruga dejen de ser una anécdota para ser la regla, miles de canarios dirán la frase de los recitales eternos: ¡Yo estuve en Love the 90’s!
Me decía un amigo entre risas antes de que comenzara la música que había pagado para que le cantasen la playlist que tiene en Spotify. Es curioso porque tenía razón, es probable que en un cumpleaños o fiesta de guardar de cualquiera de nosotros hayan sonado muchos de los temas que se oyeron anoche. Pero nadie hubiera pagado por una playlist, mucho menos haberse generado una complicidad emocional tan grande entre los asistentes (aunque los Jumpers Brothers podrían conseguirlo. Qué potencia, de lo mejorcito del festival).
Unos se quedarán con High de Sonique y otros con What is love? de Haddaway, a mi entender junto a Rhythm of the night de Corona los temas más relevantes de un cartel donde los one-hit wonders eran la regla. Pero lo que es impepinable es que la verdadera estrella aquí era Fernandisco.
Fernandisco
No solo es que ningún otro conductor hubiera llevado la noche como él, es que me apuesto mi coche a que su presencia fue una condición importante para que muchos compraran su entrada.
Lo desconozco, pero uno tiende a pensar que él fue un elemento fundacional de este festival y que aparte de presentador y cara visible ejercerá también como productor. Pero si no es así y fue cosa de Sharemusic! esa decisión fue una auténtica genialidad. Muy buena la organización, por cierto. El tema de recargar las pulseritas para las consumiciones aun tiene que calar pero es verdad que facilita mucho a la hora de pedir.
El lugar en el que eres feliz
Termino esta crónica musical en la que de lo que menos he escrito es de música, pero cuando vuelves al lugar en el que eres feliz -el eslogan de Love the 90’s- lo que importa es vivirlo y estoy disfrutando mucho escribiendo. Como disfrutaron las 18.000 personas que ayer se dieron cita en la explanada del Puerto de Santa Cruz (madre mía, cómo se nota su vuelta en la ciudad, esto es otra cosa).
No fue el más grande en asistencia pero tiene mucha pinta de que será de los que deje mayor huella entre ella. Era el concierto de una década pero reflejaba las emociones de varias generaciones de canarios venidos de todas las islas que anoche corearon a una sola voz las canciones de su vida. Como para no caer en lugares comunes. Como el éxito de este festival, es inevitable.