Pseudocereales ancestrales, como la quinoa peruana y el amaranto; el picante seductor de ajíes y chiles; desde derivados curiosos de arbustos, caso del afamado roiboos, al variopinto ramillete de raíces y algas marinas inimaginables…
Unos llegaron para implantarse y afianzarse, otros quedaron en el más absoluto desuso y olvido.
La moringa está enamorando a muchos amantes de la tendencia healthy por sus propiedades. Con nombre que recuerda a título de canción folclórica, es una auténtica bomba vital que contiene 90 nutrientes diferentes, tan valiosos como tonificantes en la nutrición de los seres humanos.
La materia prima –raíces, hojas, flores, corteza- se extrae de un árbol originario del Himalaya, en la India, y existen 13 especies, únicamente dos interesantes en cocina. Una nueva subespecie de moringa oleifera está causando sensación.
Con ramas y frutos rojos, y un matiz gustativo que recuerda bastante a la rúcula, al parecer supera nutricionalmente a la moringa común, constatados sus valores excepcionalmente altos.
En alemán el nombre de Meerretichbaum(árbol de rábano picante) por el alto contenido de glucosinatos en sus raíces y su sabor y olor intensos, parecidos a los de dicho rábano. Las hojas frescas se pueden comer crudas en ensalada o cocinadas como si fuesen espinacas.