Los rótulos hablan, comunican y pueden contar historias de las que han sido testigos a lo largo de los años. La Asociación Insula Signa se dedica a protegerlos y buscarlos cuando el paso del tiempo y el olvido empieza a hacer mella en ellos. Su último rescate fue el del rótulo de los conocidos Multicines Galaxy’s, los primeros de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, que cerraron en el año 2007 y que abrió sus puertas en 1985. “Es que es mucho más que un rótulo”, afirma Jaime Medina, presidente del grupo, “es la memoria viva de toda una ciudad y no es el único, hay muchos más y creemos que están en peligro de desaparecer”.
Jaime Medina (buenaletra.art) es un rotulista de la vieja escuela, “un rotulista artesano”. Su curiosidad por ver y conocer hizo que, junto a un grupo de amigos, comenzara a interesarse por el patrimonio gráfico comercial. “Lo llamamos así porque básicamente es el que se compone de los rótulos comerciales y que para nosotros es el museo más grande del mundo”. Un museo que, en muchas ocasiones, pasa desapercibido a la vista del ojo de los caminantes pero que abunda en el paisaje.
Historia escondida
¿Cómo saber si un rótulo es susceptible de ser rescatado? “Puede reunir determinados intereses —artísticos o históricos— y creemos que con que reúna alguno de ellos ya es suficiente para que merezca no acabar en la basura”, expone Jaime. “Lo determinamos en base a nuestra mirada —no se puede olvidar que es un grupo de profesionales del diseño gráfico, historiadores, rotulistas…— y una de las tareas más importantes es documentar e investigar porque, a veces, hay rótulos que aparentemente no tienen ningún interés y en realidad te cuenta toda una historia, todo un mundo”.
En 1959, durante la dictadura franquista, el electricista Armando León Herrera, Fernando Sagaseta, Carlos Suárez, Luis Alsó, Andrés Alvarado y Agustín Millares Sall crearon el movimiento separatista Canarias Libre. Esta historia de imprentas clandestinas, de luchas políticas y encarcelamientos llegó a manos de Jaime y sus compañeros gracias a que el hijo de Armando León se puso en contacto con ellos para ver si les interesaba quedarse y restaurar el rótulo de la tienda de electricidad de su padre: Electro León en Las Palmas de Gran Canaria. “Al principio no nos pareció que tuviese demasiado interés”, asegura, “pero cuando empezamos a investigar…”.
Armando León fue juzgado y condenado a cinco años de cárcel por un Tribunal Militar en un Consejo de Guerra. Tras ser puesto en libertad, fundó Electro León, en el número 112 del Paseo de Tomás Morales y continuó como activista contra el régimen en la clandestinidad. El rótulo de su tienda fue testigo de cómo salían aquellas octavillas subversivas que se imprimían en un antiguo aljibe adaptado que se ocultaba en el subsuelo del negocio.
El régimen franquista y la URSS
La historia cambia. Esta vez desde la lucha contra la dictadura hacia las acusaciones de espionaje y hasta, aproximadamente, 2016, el testigo de esto se encontraba en el muelle Sanapú del Puerto de La Luz: el rótulo de Sovhispan, una la empresa de capital mixto hispano soviético creada en 1971 —un 50% se repartía entre la Compañía General de Tabacos de Filipinas y Vapores Suardíaz y la otra mitad era propiedad de Sovrybflot, la agencia estatal rusa para el comercio exterior—. La construcción del acuario Poema del Mar supuso la desaparición y demolición del edificio y, junto a él, el rótulo que servía de prueba de cómo dos enemigos acérrimos pudieron estrechar lazos por simple interés económico y comercial.
“Este es un caso muy frustrante porque era un rótulo que nos parecía muy interesante al ser un fenómeno único en el mundo”, asume Jaime. “¡Una sociedad pública entre la dictadura de Franco y la Unión Soviética!”. Una historia que, sin sorpresa ninguna, no tuvo un final feliz.
¿Y el rótulo de Sovhispan? “Rescaté un artículo de la prensa de cuando remodelaron la zona en 2015. En él se explicaba cómo el presidente de la Autoridad Portuaria de Las Palmas —Luis Ibarra— revisaba las obras y desde la organización aseguraban que conocían la importancia de la empresa ya desaparecida y su intención de salvar, al menos, el rótulo”. Diez años después, Insula Signa pidió el acceso al letrero para documentarlo y fotografiarlo, “pero la respuesta fue que no tenían constancia de que hubiera algún rótulo ahí cuando comenzaron las obras”. Sovhispan había desaparecido.
Toma de conciencia
La desidia de la administración es uno de los principales problemas con los que tiene que lidiar Insula Signa porque para ellos son las corporaciones insulares y autonómicas de cultura las que tienen que mantener este patrimonio. “Nosotros hemos presentado ya dos solicitudes para que declaren ciertos rótulos que tenemos localizados como Bien de Interés Cultural y tenemos más solicitudes, pero nos ignoran”, critica Jaime. “Todo el mundo tiene relación con los rótulos que han visto en su niñez y nuestra labor fundamental es la toma de conciencia, hacer ver a la gente que estos rótulos tienen valor”. Y lo están consiguiendo, por eso el rescate del rótulo de los antiguos Multicines Galaxy's fue tan aplaudido en las redes sociales. Algún día lo conseguirán también con las instituciones.
“Por ejemplo, hay uno que pasa desapercibido pero para nosotros tiene mucho interés porque reúne todos estos factores de interés cultural: el rótulo de la casa hindú Maya”. Estos fueron de los primeros comercios hindúes en Canarias y la compañía llegó a ser todo un imperio en el Archipiélago. “Fueron los primeros en suprimir el regateo”, comenta Jaime, “pusieron precios fijos y, a cambio, ofrecieron al cliente una garantía. Lo mismo que hizo posteriormente El Corte Inglés, eso de ‘si no está satisfecho, le devolvemos su dinero’”.
Maya llegó a tener sedes en todas las islas pero ya solo queda en pie el rótulo de la ubicada en la calle Juan Manuel Durant, en Las Palmas de Gran Canaria. “Es un pedazo de historia que está ahí colgado y merece ser salvado”.
Salvarlos, exponerlos y contar su historia
“Nosotros no queremos que esto se convierta en un ejercicio de nostalgia, pero hay ciertos elementos que, por su historia, no merecen ser tirados”. Insula Signa busca que esos rótulos, que esa historia, pueda seguir siendo contemplada. Por ello, tras rescatar algún letrero, añaden la historia para que las personas puedan conocer su relevancia.
“Tenemos algunos rótulos interesantes como el de la Librería Rexachs, que estuvo casi un siglo en Triana, y nos contaba el dueño que en su imprenta habían impreso el acta de nacimiento de una persona y su acta de defunción ochenta años más tarde. También tenemos el de la Joyería Rubí que fue de los primeros comercios que hubo en la misma calle o el de la Sala Cuasquías”, rememora el rotulista con una esperanza clave: reunir la financiación suficiente para restaurarlos y exponerlos en un lugar donde puedan ser contemplados.