La historia del Tibicena, el demonio de Canarias que habita en la oscuridad

El Tibicena sigue siendo un emblema del misterio y la magia que envuelven a estas islas, recordándonos que, incluso en los lugares más paradisíacos, siempre hay espacio para lo desconocido.

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Imagen del Tibicena, el demonio de Canarias generada con inteligencia artificial / DALL.E
Imagen del Tibicena, el demonio de Canarias generada con inteligencia artificial / DALL.E

Canarias, conocida por su clima envidiable y paisajes espectaculares, también es un territorio rico en leyendas y mitos que han perdurado a través de los siglos. Entre todas las historias que conforman el folklore isleño, destaca la del Tibicena, un ser demoníaco que, según las creencias de los aborígenes, habitaba en las cuevas y barrancos más oscuros del archipiélago.

Esta criatura mítica ha alimentado la imaginación de los canarios durante generaciones y sigue siendo un símbolo de los misterios que envuelven las islas.

Orígenes mitológicos

La leyenda del Tibicena se remonta a los tiempos en que los antiguos habitantes de Canarias rendían culto a Guayota, el diablo en la mitología guanche. Según la creencia, Guayota raptó al dios del sol, Magec, llevándolo al interior del Teide (conocido como Echeyde), sumiendo al mundo en oscuridad.

Durante este tiempo de tinieblas, nacieron los Tibicenas, criaturas infernales que huyeron de Guayota tras su liberación y se escondieron en lugares remotos como cuevas, bosques y barrancos con poca luminosidad.

Demonios con forma de perro

Descritos como perros oscuros y gigantescos, los Tibicenas se convirtieron en figuras de terror para los antiguos canarios. Según los investigadores, en ocasiones también adoptaban la forma de otros animales o incluso la apariencia humana.

Los aborígenes, temerosos de las desgracias que podían causarles estos demonios, les rendían culto a través de sacrificios y ofrendas. Pequeños ídolos de barro con forma de animales, encontrados en lugares como La Aldea de San Nicolás y el barranco de Guayedra en Gran Canaria, son prueba de esta antigua veneración.

¿Mito o realidad?

Restos de grandes cráneos de perros han sido encontrados en yacimientos arqueológicos de Gran Canaria y Tenerife, lo que ha llevado a algunos estudiosos a teorizar que los Tibicenas podrían tener su origen en una raza extinta de perros de gran tamaño que complicaron la vida de los antiguos pobladores.

A través de la transmisión oral, estos animales habrían evolucionado en el imaginario colectivo hasta convertirse en los demonios descritos en las leyendas.

Un símbolo del misterio canario

La historia del Tibicena es más que una leyenda; es una ventana al rico universo mitológico de Canarias. Como tantas otras tradiciones orales, refleja el intento de los antiguos isleños por dar sentido a su entorno y las fuerzas que lo habitaban.

Hoy, el Tibicena sigue siendo un emblema del misterio y la magia que envuelven a estas islas, recordándonos que, incluso en los lugares más paradisíacos, siempre hay espacio para lo desconocido.

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