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Cultura

Gustavo Mederos sentencia: ¡¡¡Estamos jodidos!!!

El dibujante palmero publica un libro en el que aborda el cambio climático, la informática o los medios de comunicación

5 minutos

El dibujante palmero Gustavo Mederos / CEDIDA

Gustavo Mederos es un dibujante palmero que ha sabido sacar partido a su diferencias con el resto de la humanidad y encerrado en su casa de Breña Alta acaba de publicar un libro titulado: ¡¡¡Estamos Jodidos!!! a cargo de Diego Pun Ediciones. Mederos era conocido por sus tiras cómicas en un digital palmero, una propuesta que es inédita en la Isla. Pero con la nueva publicación ahora se puede disfrutar de otra vertiente diferente. Si en la primera se dedicaba a reírse de los personajes que pueblan el panorama político y social de La Palma, en este se centra en cuestiones de ámbito mundial como el medio ambiente. 

El autor  estuvo arrastrando una depresión hasta los treinta años aunque fue al cumplir los cuarenta y tres cuando comprendería al fin cuál era el diagnóstico: una incapacidad intelectual y de desarrollo que ha sabido canalizar de esta forma tan original  como es dibujando y con resultados excelentes. 

Hace escasas fechas el propio Gustavo presentó el libro en una rueda de prensa en La Palma, donde lo definió como una recopilación de algunos de los miles de dibujos que ha estado haciendo en los últimos años.  A partir de aquí junto con el editor Cayetano Cordovés eligieron de forma conjunta los que le parecían más adecuados, que según matiza “no son siempre los mejores porque había tantos que tuvimos que descartar algunos”.

El libro cuenta con cerca de cuarenta páginas, es de forma apaisada, en blanco y negro, ha sido elaborado de forma muy cuidada y además incluye una biografía del autor y una introducción de Néstor Dámaso del Pino, presidente de la Asociación Canaria de Humoristas Gráficos y Caricaturistas “Se nos Fue el Baifo”.

Desde hace algo más de un año Mederos dejó el humor político centrado en las caricaturas de políticos, personajes y situaciones de La Palma y ahora aborda problemas medioambientales, medios de comunicación o el uso de las redes sociales. “De lo anterior no hay nada, ahora es una temática social, universal un humor que pueda entender todo el mundo” señala el autor y el motivo es que va a ser publicado en septiembre en España e Hispanoamérica. “Es que antes si sacábamos cosas de aquí no se iba a entender en otros lugares”.

El dibujante palmero Gustavo Mederos / CEDIDA

Su principal influencia es el cómic europeo, Ibáñez, Astérix o Tintín y espera que con este libro pueda atraer al público y promotores que se interesen por su trabajo. Mientras, vive prácticamente recluido en su casa de San Pedro en Breña Alta, donde reside y de hecho resume su vida con la frase: “Nací en La Palma, he vivido siempre en La Palma y aquí estoy”. Su pasión por los cómics surge desde la infancia como una forma de expresarse y poder saltar la barrera que lo separaba del resto de los compañeros con los que no hubo nunca demasiada conexión. 

Sus inicios en este mundillo se sitúan en una exposición de dibujos llevada a cabo en una cafetería de La Laguna después de que lo convenciera su amigo y poeta, Sergio Barreto. A la vez su vida dio un cambio radical y entró en la Asociación Plena Inclusión Canarias “y fui capaz de abrirme a los demás, de darme a conocer”. Desde entonces afortunadamente no ha parado, “he participado en varias ferias, talleres y exposiciones y hasta a realizado trabajos de facilitador gráfico y visual thinking en varios congresos y en el Festival de Cuentos de Breña Alta”. 

Mederos ejerció de viñetista en el periódico digital El Time, y se hizo miembro de la Asociación Canaria de Humoristas Gráficos, lo que le ha permitido exponer su trabajo en Rumanía, Madrid y Tenerife. Igualmente participó en el proyecto Volcán. Un cómic para La Palma, editado por la Fundación Canaria de Cine + Cómics a raíz de la erupción de Tajogaite y en 2023 el Ayuntamiento de Breña Alta le encargó su primer libro sobre sus fiestas locales. Ahora ha surgido la oportunidad de sacar esta obra, lo que puede significar un empuje definitivo en su carrera cuyo resumen básico tal y como aparece en la contraportada es: “En esta serie de tiras cómicas, el humorista da un giro cómico a nuestro día a día como sociedad. La sátira y la crítica social se unen para acordarnos que el siglo XXI avanza rápido pero sin cabeza. ¡Estamos jodidos! ¡¡¡Lo estamos¡¡¡”.

Él por su parte resume su vida diciendo que nació una madrugada tormentosa del carnaval de 25 de febrero de 1973 en el antiguo Hospital de Santa Cruz de La Palma. Su padre no pudo estar presente en su nacimiento porque por la mañana trabajaba como tabaquero y por la noche de saxofonista, y aquellas horas  nocturnas precisamente coincidían con las fiestas por lo que se vio obligado.a tocar en una verbena. 

Dice que tanto el parto como su infancia fueron difíciles. No tiene reparos en reconocer que sufrió acoso escolar y tardó en aprender a escribir y leer, “siempre fui por detrás de los demás”, lo que debió compensar recibiendo clases particulares. Y fue aquí donde comenzó a hacer dibujos en libretas y a inventar historias. “Debido a mi timidez y  a los pocos amigos que tenía, en cuanto aprendí a leer, me refugié en los cómics y tebeos. En la biblioteca disfrutaba de los álbumes de Asterix y de las revistas de historietas como Pulgarcito y ovivo. A los siete años ya hacía viñetas e historietas cortas y con el paso del tiempo fue capaz de desarrollar sus propios personajes y diseñar relatos más largos. 

Pese a las dificultades en los estudios consiguió acabar su educación, “eso sí, con un suficiente pelado”, matiza. Entonces le recomendaron ir a la Escuela de Arte y Oficios pero con 16 ó 17 años ya empezó a mostrar signos de depresión, acudía al centro con desgana o directamente prefería sentarse en un banco del pasillo. No se le daba bien ni siquiera el dibujo artístico por lo que finalmente se desmotivó y abandonó los estudios.  

El presidente de “Se nos fue el baifo” lo define como un artista con alma de la viñeta canaria y de maestro que contagia su amplia generosidad y su agudeza plástica, “debido a sus años luchando con el lápiz, a la inagotable práctica consigo mismo”. Considera Dámaso que el autor domina las claves de un buen humorista gráfico, tales como la exageración y la distorsión para hacer que lo cotidiano se vuelva absurdo o ridículo. Califica de “magistral” su manejo del lápiz y especialmente para aquellos que han conseguido verlo en vivo y confirma sus influencias en los trazos de Ibáñez o Tintín…

Aunque aparentemente la visión sea caótica, “sus dibujos nos provocan risas y alguna que otra carcajada y sitúa su sentido del humor de la inagotable percepción, debida posiblemente a lo maravillosa persona que es”. Todo ello resulta perceptible en estas obra que acaba de salir a la luz y que según describe es resultado de “horas incontables de trabajo, dulzura, dolor, cariño, respeto y socarronería, sueños, amor por el trabajo bien hecho”. 

Cordovés indica que desde su editorial Diego Pun la obra supone una apuesta firme por un autor canario y una persona “especial a la que creemos que se le debe dar visibilidad”. De hecho, es la primera publicación de este tipo que sacan desde la editorial, “pero nos hacía mucha ilusión estrenarnos en este género con este autor y además distribuirla fuera de las islas”.