Casi como si estuviera planeado, el día de la inauguración de la exposición Xaxo, de Nayra Martín, en España corrían ríos de tinta por las palabras del ministro de Cultura, Ernest Urtasun, de abrir un debate sobre la descolonización de los museos nacionales. Ese día, completamente desnuda, Martín se metió en una vitrina y durante horas estuvo ella, ella y su cuerpo, expuesta a los ojos de todo el mundo.
Estaba tan expuesta como lo está el xaxo de Herques en el Museo Arqueológico de Madrid. Cualquier canario la llamaría la momia de Herques o la momia guanche, pero Martín explica que la denominación guanche a los cuerpos que pasan por el mirlado (similar a la momificación) era xaxo, por lo que apunta que esa es la denominación a usar. Justo ese es el nombre de la exposición que hasta el 14 de marzo se podrá ver en la Sala de Arte Contemporáneo SAC y que reflexiona sobre identidad canaria y cuestiona que el xaxo esté expuesto en Madrid.
El momento idóneo
La exposición se inauguró justo en el momento en el que el debate de la colonización volvía a la palestra. “Se quiere evitar a toda costa que se hable de Canarias como una colonia”, comenta la artista al respecto del caso de Canarias. “España lo evita a toda costa porque están anclados en el pasado, debería ser parte de la historia del país sin ningún problema, las dos versiones de la historia”, opina.
La exposición viene a hacer arte lo que Tenerife ha solicitado ya hasta seis veces: devolver la momia guanche expuesta en Madrid. Los problemas que implicaría el traslado es la gran excusa que se da para no moverla, pero desde la isla todavía se reclama. Para Martín el xaxo debería estar en Canarias, pero en la exposición va más allá y ahonda en lo ético de exponer el cuerpo mirlado.
Exponer el cuerpo
“Si una persona da permiso para la exposición me parece perfecto, pero son personas enterradas de acuerdo a sus creencias que sacaron y ponen en exposición. A mí esa me parece una falta de ética total que hay que revisar”, opina. De hecho, su cuerpo fue el eje central de la exposición el día de la exposición. Durante varias horas estuvo a la vista de todos metida en una vitrina, como si fuera un cuerpo más convertido en objeto de museo.
Así a través de la performance explica que es capaz de transmitir el mensaje, “porque además incomoda al público, porque también tienen cuerpo”. “Cuando la performance está teniendo lugar es cuando el arte está ocurriendo, es la experiencia, lo que queda luego es un registro”, explica sobre esta disciplina. La exposición también cuenta con instalaciones y videoarte que se suman a los vídeos sobre cómo fue la performance.
Sobre el debate de la descolonización en los museos, es decir, el devolver los objetos que forman parte de la identidad cultural de un territorio, la artista se muestra positiva. “Sí se conseguirán cambios, aunque se tarde un poco más de lo que se debería. Ahora hay un movimiento en todo el mundo que demanda la revisión de los museos que se han ido construyendo en base a los expolios coloniales y cuyos discursos están muy anticuados y hay que integrar una visión por parte de los colonizados”, valora.