En el marco de la expansión de la Corona de Castilla en el Atlántico, un 24 de junio de 1478, un campamento militar junto a la desembocadura del barranco del Guiniguada marcó el inicio de lo que hoy conocemos como Las Palmas de Gran Canaria.
Esta ciudad, fundada por el capitán Juan Rejón, enviado por los Reyes Católicos, se convertiría en un modelo para la creación de futuras urbes en América.
El nacimiento de la capital
La fundación de la ciudad coincidió con el establecimiento de un campamento militar en una posición estratégica que permitía a la Corona castellana consolidar su presencia en el Atlántico. Este acontecimiento tuvo lugar varios años antes del primer viaje de Cristóbal Colón hacia América, lo que refuerza la importancia histórica de Las Palmas de Gran Canaria como una de las primeras ciudades fundadas por Castilla fuera del continente europeo.
Una vez completada la conquista de Gran Canaria en 1483, la ciudad inició un período de prosperidad. Se introdujo la caña de azúcar como cultivo principal, lo que impulsó el desarrollo económico de la villa, transformándola de un asentamiento militar en un núcleo comercial floreciente.
De Vegueta a Triana: los primeros pasos
Durante sus primeros siglos, la ciudad estuvo dividida en dos áreas principales: Vegueta, que representaba el núcleo inicial, y Triana, que comenzó a desarrollarse como un barrio comercial. En esta última zona se construyó el primer puerto de la ciudad, situado en el área que actualmente ocupa el Parque de San Telmo.
Para defender la ciudad de los continuos ataques piráticos durante los siglos XVI y XVII, se levantaron murallas alrededor de estos dos barrios. Entre los ataques más destacados se encuentran el de Francis Drake y John Hawkins, que lideraron una expedición inglesa en 1595, y el saqueo perpetrado por los holandeses al mando de Van der Does en 1599, que dejó profundas marcas en la ciudad.
Un salto hacia la modernización
El siglo XIX trajo consigo la construcción del Puerto de La Luz, una obra que transformó radicalmente la economía de Las Palmas. Este puerto, inaugurado en 1883, revitalizó la ciudad tras siglos de estancamiento y la convirtió en un eje comercial clave en el Atlántico.
Además, la industria de la cochinilla, destinada a la producción de tintes, complementó la actividad portuaria y ayudó a impulsar el crecimiento de la ciudad. Durante este período, la población comenzó a extenderse hacia la bahía de La Isleta, sentando las bases de la ciudad moderna.
El auge del turismo y la consolidación como capital
En el siglo XX, Las Palmas experimentó una revolución social y económica con el auge del turismo. Con la construcción de hoteles, balnearios y apartamentos, la ciudad se convirtió en un destino principal para los visitantes extranjeros. Este cambio, combinado con la importancia estratégica del Puerto de La Luz a nivel internacional, consolidó a Las Palmas como el centro económico y comercial del archipiélago.
Hoy, la ciudad refleja siglos de historia, modernización y crecimiento, desde su fundación como un campamento militar hasta su posición como una de las capitales más importantes de Canarias.