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Cultura

Los amantes de la literatura tienen un nuevo ‘refugio’ en La Laguna

El pasado 17 de agosto, mientras media Canarias estaba de puente, en un rincón de La Laguna tuvo lugar algo que se podría considerar extraordinario: la inauguración de una librería

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El librero Andrés Conesa en la librería El Refugio. / AINOHA CRUZ-AH

El pasado 17 de agosto, mientras media Canarias estaba de puente, en un rincón de La Laguna tuvo lugar algo que se podría considerar extraordinario: la inauguración de una librería. En la calle Maya, a pocos pasos de La Concepción, abrió sus puertas la librería El Refugio. Aunque este espacio, que solo tiene dos semanas de vida, no solo quiere quedarse con la etiqueta de librería y aspira a ser todo un espacio cultural en el corazón lagunero. 

Andrés Conesa es su propietario, un hombre que antes de dedicarse a esta aventura no estaba relacionado con el mundo de la cultura, pero destaca que fue su amor por la literatura la que le llevó a abrir esta librería. Orgulloso de su propio trabajo, explica que este local quiere ser diferente a las librerías que ya hay en la ciudad, un refugio en el que comprar libros pero también leer con calma, pintar o hacer bordado, incluso. 

La librería que recuerdas

La librería aparenta un estilo industrial y desaliñado, que más que rechazar acoge a los visitantes. En las paredes hay restos de las pinturas de lo que antes era el local, hay imperfecciones en el techo y puntales sosteniendo que también decoran. Además, todos los muebles son reciclados: estanterías de librerías que cerraron, un mostrador de una mítica mercería del Mercado Nuestra Señora de África y mesas compuestas de materiales que se iban a desechar. “Queríamos que fuera así, que tuvieran una segunda vida”, explica. 

Así, con muy poca pintura en zonas estratégicas y unas alfombras que ayudan a diferenciar los espacios, la librería tomó su propio estilo amplio, afable y diferenciado, huyendo de las librerías clásicas de estanterías blancas con libros apelotonados. “Todo el mundo que ha venido ha salido sorprendido”, apunta Conesa, que asegura que su intención es que “cuando salgas por la puerta te acuerdes de este sitio”. 

Librería El Refugio. / ATLÁNTICO HOY

Espacio cultural

Una de las zonas más llamativas de la librería -por el azul eléctrico que abarca techo, pared y suelo-, es la dedicada a la lectura. Con dos sillones -también reciclados- y la frase "donde los libros abrigan" esculpida por Conesa en la pared, el área puede configurarse como un lugar dedicado a la presentación de libros. Esa es la intención de Andrés, que busca que su librería también se convierta en un espacio cultural donde la literatura se mezcle con otras artes. 

A su vez, la amplitud del local inspira a Andrés a que en una “segunda fase” de la librería, cuando las ventas y la actividad se asiente, se puedan organizar talleres o sirva de espacio para la creación, ya sea de pintura o de bordado, por ejemplo. Además, dado que el local cuenta con un amplio patio, visualiza que en futuro se puedan realizar actividades para niños. “No queremos simplemente vender libros”, apunta Conesa mientras explica todos los planes de futuro que tiene para la recién nacida librería. 

Librería El Refugio. / ATLÁNTICO HOY

Las ventas

De momento, mientras sueña con crear ese espacio cultural, lo principal es la venta de libros, y como en cada comienzo es la parte logística y tecnológica la que más complicación le da. “Se piensa la gente que se trata de colocar y vender libros pero, por desgracia, tienes más trabajo detrás del mostrador” destaca el librero, que contrapone que la parte bonita de su trabajo es colocar los libros en las estanterías. 

Una vez colocados los libros llega el turno de las ventas y por ahora lo que se ha vendido en la librería ha sorprendido a Andrés. El librero apunta que con el poco tiempo que llevan abiertos, dos semanas, no puede hacer una estadística de qué le gusta a la gente. Tal y como destaca en la librería hay editoriales clásicas como Alfaguara o Salamandra, pero también otras menos conocidas como El asteroide o Sexto piso. Ofrece diferentes géneros y estilos para ver qué es lo que demanda el público tinerfeño. 

Así en las estanterías hay libros adictivos como La asistenta pero también hay espacio para literatura japonesa. Sin embargo, tal y como apunta, por ahora lejos de venderse best sellers de nombres como Juan Gómez Jurado o Elísabet Benavent, los compradores se están interesando por títulos menos conocidos. Es lo que, de momento, le expresa con sus compras el público lagunero, aunque con solo dos semanas de vida, Andrés está deseando saber qué más le tiene que decir.