Hace apenas medio año un beso en forma de pico provocó un terremoto social en España. A colación del mismo, otro beso, el del tinerfeño Alberto León, revolucionó los corazones de los barceloneses con su paste up en las calles de la Ciudad Condal, donde uno de sus trabajos digitales impresos en un muro animó a los ciudadanos a fotografiarse y a interactuar.
Fue solo el inicio de una serie ilustraciones que acabaron llegando a su tierra natal, donde en apenas tres meses ya ha podido representar tres besos distintos: en La Laguna (El beso 2), en Santa Cruz (El beso) y en El Médano (El besito). Y más que están por llegar.
Misterio
“En abril vuelvo a Tenerife”, apunta León en una entrevista concedida a Atlántico Hoy. “Prefiero mantenerlo un poco en misterio, pero será la misma tónica. No serán besos, pero serán imágenes que despierten interés”, adelantó el artista dejando una única pista. “Será en el sur”.
“Es un orgullo poder hacerlo en mi isla. Sobre todo, en lugares donde lo estoy llevando a cabo, como mucho paso de gente”, expresa antes de recordar, por orden de creación, donde se encuentran sus tres trabajos hasta la fecha. La calle Heraclio Sánchez, en La Laguna, la calle Castillo en la capital y el paseo marítimo de El Médano. “Son zonas calientes de la isla. Mi idea es continuar expandiéndome por todo el Archipiélago”, asegura.
Eso sí, hasta ahora, los trabajos en la isla han sido mediante permisos municipales, mientras que las distintas obras en Barcelona son parte de la clandestinidad del paste up.
Los permisos y expansión
Así, comparte que no es tan fácil que un ayuntamiento te conceda permiso “porque hay que pedirlo a la comunidad de vecinos, al propio ayuntamiento… “Me lo agilizaron y, simplemente, busqué la imagen adecuada, que es una amiga mía, la de El beso 2. Como tenía que posar, la retoque, le puse movimiento a la falda, los pétalos… y quedó la imagen”, refiere sobre su primera incursión en Tenerife. “Se la propuse para La Laguna y ellos me dieron la posibilidad de salir en directo -explica sobre una colaboración con RTVC- y ahí empezó un poco todo. A raíz de ahí el Ayuntamiento de Santa Cruz me pidió que les pusiese El beso de Barcelona”.
En este sentido, la ventaja es que puede llevar el mismo diseño a todas las ciudades del mundo. “No me gusta repetir obra en las provincias ni las comunidades autónomas. Prefiero tener una distinta en cada comunidad. El beso en más islas no lo voy a poner. Lo que quiero es darle más movimiento a nivel mundial. Este beso funciona en cualquier parte del mundo y mi idea es llevármelo a las principales ciudades europeas”, afirma Alberto.
Y quién iba a pensar de estas intenciones de León cuando apenas hace medio año creó El beso. “En el primer mes ya se notó todo el movimiento que iba a tener y fui consciente de la magnitud del trabajo que había hecho, que no lo hice con esa intención. Solo quería remover a la sociedad en ese momento, pero no pensé que tuviera tanta repercusión”, esgrime el protagonista.
Artista de lienzo
Antes del boom Alberto era -y sigue siendo- un artista especializado en lienzos y obras para galerías de arte y para particulares. Es más, tuvo su propia galería de arte durante cinco años donde pintaba, sobe todo, sobre lienzo. De esta manera, ha realizado más de 300 cuadros hechos a manos, aunque siempre hubo una parte de sí mismo que le pedía probar otras cosas. “Siempre me ha gustado hacer pequeñas intervenciones en la calle y los he ido combinando. Me gusta la adrenalina de la calle y tocar a la sociedad y eso con el lienzo no puedo”, resalta el canario.
En este contexto, León, que estudió en la Fernando Esteve de La Laguna y en la Escuela Elivasa de Barcelona, desarrolla que viene de la rama del diseño gráfico. “Me considero artista y diseñador gráfico”, simplifica el lagunero.
El 'paste up'
Su obra sigue la estela de Andy Warhol, que trabajaba con mucha fotografía, collage y color. “Yo intento mezclar la ilustración normal y la fotografía”, aclara. “En Barcelona, al hacerlo de manera ilegal, comencé este movimiento que es común en ciudades potentes de Europa y el mundo, el del paste up, que es papel pegado en pared. Es muy común y normal”, esgrime.
El paste up consiste en traer el dibujo de casa aligerando el proceso con la dificultad de que el trabajo lo traes previamente hecho desde casa con una tablet o una fotografía editada. Luego la ejecución es rápida. De unos 15 minutos. “Salvo los de Tenerife, todos mis trabajos de paste up urbano han sido ilegales. Llegar, intervenir, e irme. El paste up te da esa velocidad, llevar la técnica a cabo y dejar tu mensaje”, explica.
Marca personal
Con todo, Alberto León ha conseguido hacerse un hueco en el complicado mundo del arte. Una marca personal que ya la gente asocia a su nombre. “Ya no solo la marca, porque eso te lo va dando el tiempo, sino el llegar a la gente”, reflexiona. “Tocar a las personas y conectar con la sociedad es lo más complicado”, añade.
“Se que tengo un nivel de exposición muy alto porque estoy en calles punteras. Hay criticas bestiales, pero los halagos se multiplican por mil. Es despertar el interés para que pongan pausa, porque vamos con el piloto automático. Les invito a detenerse para sacarse una fotografía. Yo pongo el 50% y el resto lo pone la gente”, abunda sobre la intencionalidad de su trabajo callejero.
Proceso
Para encontrar esos puntos calientes Alberto busca las mejores localizaciones de las ciudades y un horario que le permita trabajar de la forma más cómoda posible. Preferiblemente, de noche o a primera hora de la mañana. “6 o 7 son buenas horas. Sobre todo, me gusta actuar de noche, si mi hijo me lo permite”, reconoce entre risas.
También depende de la zona y las paredes que intenta no tocar, aunque sí le gusta tener una visual en Google Maps de las mejores zonas, mejores esquinas, estudia el paso de gente, las horas de exposición de sol… “Estudio muchas cosas. Está más pensado de lo que la gente cree”, destaca el tinerfeño.
Respecto a los modelos, León confirma que generalmente son personas conocidas a la que les dice cómo posar y luego las retoca. “El de El besito -El Médano- es mi hijo y las fotografías las hago yo. Y la niña es una hija de una amiga. A veces necesito posturas muy muy concretas y evito buscar imágenes con derechos”, confiesa como anécdota.
Futuros trabajos
Por último, con la mirada puesta en nuevos trabajos de esta obra callejera, Alberto León confiesa que en Barcelona quería crear una serie al crear El beso, El anillo y El ramo “y ya luego me decía que hiciera El embarazo, El divorcio… pero al principio solo quería esos tres”, apunta. “Luego he hecho La moneda… Igual la próxima es El bebé. Tengo muchísimas ideas. Imagina qué pasa si te pongo un carrito solo en una esquina”, concluye.