El Museo y Parque Arqueológico Cueva Pintada, en Gáldar, cumple 17 años de vida. Tiempo en el que ha llegado a convertirse en una ventana al pasado de Gran Canaria. Fue el 26 de julio de 2006 cuando abrió sus puertas por primera vez y, desde entonces, recibe a cientos de turistas y locales que desean conocer un poco más la historia de Canarias y sus antepasados. Pero, ¿cuál ha sido el proceso para llegar hasta lo que es hoy en día?
Todo puede considerarse cosas del destino. En 1862, una serie de trabajos agrícolas relacionados con el cultivo de las tuneras para la cría de la cochinilla propició el hallazgo fortuito de esta joya. Pero, no es hasta 1873 cuando se fecha su descubrimiento oficial porque fue en este año cuando José Ramos Orihuela accedió a la cámara que hoy se puede visitar por una estrecha abertura en el techo.
Su nombre, tan particular y representativo, se debe a que Orihuela observó las pinturas geométricas en las paredes de la cueva. Desde ese momento, Cueva Pintada se convirtió en una visita obligada para todos los eruditos e investigadores del pasado prehispánico grancanario.
Lucha por su conservación
Es en 1884 cuando la escritora británica Olivia Stone visita Gran Canaria e insistió fervientemente en que el Ayuntamiento adquiriera el entorno de Cueva Pintada para proceder a su limpieza y permitir el acceso al público. Pero no solo ella pidió esto, desde finales del siglo XIX ya existía una gran toma de conciencia por parte de ciertos sectores de la sociedad que argumentaron la importancia de este hallazgo y defendieron su conservación.
Pero la desidia de las administraciones de la época casi provoca que el deterioro de las pinturas fuera irreversible. A lo largo del siglo XX continuaron las críticas por ello y en 1967 comienza una campaña de prensa a favor de la recuperación de este enclave. En 1970, la Comisaría General de Excavaciones Arqueológicas comenzó las obras de protección y aislamiento de las humedades que estaban afectando a los dibujos. Se iniciaron, entonces, las labores de limpieza y desescombro que dejaron al descubierto un grupo de cuevas que, rodeando a la cámara principal, formaban un conjunto único.
Destrucción de restos
Al principio, la escasa información sobre los poblados prehispánicos, la falta de previsión y la nula reacción ante los hallazgos que se fueron produciendo, provocaron la destrucción de una parte importante del complejo. Solo se pudieron recuperar escasos restos materiales gracias a algunos vecinos que los rescataban de entre los escombros.
Esta intervención se complementó con la construcción de un cierre arquitectónico que pretendía proteger la cueva y, en última instancia, abrirla al público. Y en 1972 se consiguió tras la declaración de Monumento Histórico Artístico.
Deterioro de las pinturas
Ocho años después de su apertura se observaron los primeros indicios del deterioro de las pinturas. Se debía al regadío de las fincas del entorno, el inadecuado cierre arquitectónico y la nula planificación de las visitas. Todo esto provocó una excesiva humedad ambiental y el aumento de la temperatura en el interior de la cámara. A pesar de algunas reformas que mejoraron la ventilación del recinto, el mayor problema seguía siendo las continuas filtraciones del agua de riego y la agresión de los abonos químicos disueltos en ella. Se decidió, por tanto, comenzar los trámites de expropiación de las fincas colindantes para poder retirar los cultivos.
Este cúmulo de circunstancias obligó a tomar la decisión de cerrar Cueva Pintada al público en octubre de 1982 e iniciar un proyecto de investigación para volver a abrirla pero garantizando su conservación.
Celebrar la historia
Durante la mañana de su 17º aniversario, tuvo lugar el acto institucional ‘Pascual Ruiz Quesada, un homenaje a quien cuida el pasado’, que incluyó la entrega al Cabildo de Gran Canaria del intercambio epistolar entre el que fue corresponsal del periódico La Provincia a finales de los años 60 de siglo XX, Pascual Ruiz, y Celso Martín de Guzmán, además de otros interesantes documentos que atesora. Finalmente, el timplista grancanario Hirahi Afonso ofreció un concierto gratuito por la noche.
Y es que hoy, 17 años después de su inauguración, el Museo y Parque Arqueológico Cueva Pintada continúa embarcado en su cada vez más atractivo y apasionante viaje en el tiempo.