¿De dónde procede el término Tenerife Wine?

El Cabildo tinerfeño presentó el estudio sobre su uso a lo largo de la historia con el objetivo de enriquecer y conservar el legado cultural

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El Cabildo tinerfeño ha elaborado el estudio sobre el uso del término Tenerife Wine a lo largo de
la historia que fue presentado oficialmente este miércoles (5 de junio) en el salón de actos de Caja Siete en la capital tinerfeña. El principal objetivo: enriquecer y conservar el legado cultural asociado a este
producto como paso previo a su empleo en diferentes acciones promocionales y divulgativas. 

El estudio, realizado por el investigador Carlos Cólogan, servirá como herramienta para mejorar la comercialización del producto, y se encuentra publicado en un libro en el que colabora Cajasiete y Mutua Tinerfeña. El acto fue presidido por el presidente de la Corporación insular, Carlos Alonso, y en el que estarán presentes los embajadores de Tenerife Wine, Josep Roca  Caco Senante.

Hace varios meses se encontraron referencias expresas al uso del término Tenerife Wine en la venta y exportación fuera de la Isla (Reino Unido y Estados Unidos) durante
los siglos XVII y XVIII en varios archivos documentales de comerciantes locales.
La segunda mitad del siglo XVIII fue un tiempo fascinante porque en ese período se mezclaron los ingredientes que dieron lugar al mundo moderno.

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Por una parte emergió un movimiento intelectual de ámbito europeo denominado la Ilustración, con una visión más moderna y científica del mundo, que dio lugar a que se fraguara la fundación de la nueva nación americana y llegase la revolución francesa. Además, tras la guerra de la independencia americana, la economía mundial resurge vigorosa y el comercio, que ya era globalizado, pasa a ser dominado por el mundo anglosajón con Inglaterra a la cabeza y unos Estados Unidos como la nueva gran nación americana.

A todo esto se incorpora a la escena mundial Australia y las colonias orientales de Inglaterra como eran India y China. En todo ese proceso, las Islas Canarias fueron testigos privilegiados de todos y cada uno de estos hechos. Por una parte porque recibían en sus viajes a los más grandes 
exploradores del XVIII. El capitán James Cook, La Perouse, Borda, Bligh, la First Fleet y
un sinfín más de marinos y científicos que dejaron una huella en la isla de Tenerife que
perdurará para siempre. Estas escalas, como ha quedado suficientemente acreditado,
se debieron a la necesidad del abastecimiento de vinos y otros suministros esenciales
para sus largos viajes.

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Gracias al dinamismo exportador vitivinícola que mantuvo Tenerife desde mediados a
finales del siglo XVIII, los comerciantes locales pudieron tejer una red de relaciones
comerciales inédita hasta entonces. Tener la oportunidad de poner en un mismo texto a
George Washington, Robert Morris, Benjamin Franklin, el rey Carlos III, ministros como
Floridablanca, embajadores como Aranda, virreyes como los Gálvez o Branciforte, a los
que se unirán también lo más granado de la marina británica como el conde de 
Sandwich, John Jervis, Horacio Nelson y los nobles franceses en el exilio, solo lo puede
hacer algo tan común a todos como fue el vino de Tenerife.

Según Carlos Cólogan, es de justicia decir que el vino de Tenerife o Tenerife wine fue la
“mejor divisa para la Isla”, que permitió que se mantuviese a flote desde el punto de
vista económico durante el siglo XVIII.

El vino fue la tabla de salvación en todos los sentidos. Pero, por encima de todo,
permitió a la Isla ser relevante en un mundo globalizado, conocida entonces como una
de las islas del vino conjuntamente con Madeira. El vino de Tenerife, como también el de Cádiz y Málaga, eran los únicos productos agrícolas españoles que se embarcaban hacia América cuando lo normal era traer desde allí todo tipo de productos.

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La intención del Cabildo ha sido recuperar toda esta historia del Tenerife wine, rescatada ahora gracias a los archivos documentales de algunas familias de comerciantes de Tenerife y a la investigación realizada por Carlos Cólogan.