Me sorprendieron los colegas Fernando Núñez y Jaime Puig cuando nos alcanzamos a Costa Teguise. "Vas a comer muy bien", me aseguraron. Nos encaminamos a Costa Teguise y allí aguardaba la taberna El Bocadito, del restaurador Juan Domínguez. Utilizando lenguaje apropiado ¡pardiez" ¡Qué mostrador con viandas! ¡Vaya cámara de carnes maduradas! Cromatismos, ambientazo, lleno; incesante trasiego de cocina.
Domínguez y su esposa Marta en la cocina junto a todo el equipo agasajan con argumentos culinarios sin enrevesamientos. Para abrir boca, una ensalada conjuntada con los aditamentos frescos de tres tipos de lechuga, aguacate, pescado y angulas, más unas pasas y escama de sal. Comenzábamos certeros la secuencia con la sugerencia de Juan que consideró para el maridaje un rosado de Bermejo de un color precioso y gratas prestaciones en boca.
La tortilla española es uno de los iconos del establecimiento que, por cierto, estuvo nominado en la categoría Top Ten de Gastrobares de los recientes Qué Bueno Heineken. Muy rica, espléndida, coronada con alioli gratibado -fantástico- y picadito de tomate seco. Muy acertada la fórmula.
Me encantó el 'tridente', no por no esperada la conjunción coquinaria y sí por la elaboración, de alcachofas, setas, foie más... piñones cuando nuevamente la taberna rezumaba atmósfera de buen ambiente y mejor comer. Juan Domínguez volvía a insistir: "aquí no nos andamos con zarandajas sino que se hacen platos ricos; no reparamos, así como lo digo, en costes del mejor producto que es la base de nuestra filosofía".
Tinto de Gran Canaria para adentrarnos en un arroz con carabineros -de formato individual en cazuelita- con todas las bendiciones a las que puede llegarnos una especialidad como esta. Fondo del arroz sin recargamientos y es "suelto" del grano tan amable en boca. El crustáceo ¡incontestable!
El Black Angus americano nos dejó impactados por una finura y acidez medidas de cada bocado del producto cárnico. Excelente y al punto, con la posibilidad de marcar segundos los cortes en la plancha de mesa. Quedaba aún rosado Bermejo y se apuró antes de que llegara ese prodigio repostero de la crema catalana de la casa.
"Cazuela ancha y plana, como es debido", puntualizaba Juan y es que realmente en este momento poco había que decir ante esa delicadeza. Es que si se hace bien, con paciencia salen estos resultados. Brindis con chupitos de pacharán, presagio de que hay que volver a meterse en este ambientazo y comer-comer. ¡Pardiez!