Violetas LGTBI: "Debemos generar políticas que ayuden a las nuevas generaciones a no tener que exiliarse para amar"

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violetas lgtbi la palma
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Más de la mitad de las personas LGTBI (Lesbianas, Gays, Transexuales, Bisexuales e Intersexuales) de La Palma han sufrido algún tipo de discriminación tan solo por serlo. Esto ha llevado al 31 % de ellos a evitar expresar abiertamente su orientación sexual y a un 62,5 % a considerar difícil o muy difícil el llegar a hacerlo en algún momento de su vida.Estos datos, que implican todo un bofetón de realidad, son realidades cotidianas extrapolables al resto de islas del Archipiélago y, prácticamente, a casi cualquier rincón del mundo.Provienen de las respuestas ofrecidas por personas LGTBI que aún hoy día tienen que enfrentarse al rechazo o discriminación de parte de la sociedad, según los datos extraídos recientemente del primer estudio sobre la realidad de la población LGTBI+ en La Palma, realizado por la Consejería de Acción Social, Diversidad, Igualdad y Juventud del Cabildo palmero y la asociación Violetas.Este estudio plantea una serie de retos que marcarán las líneas de actuación a corto, medio y largo plazo a modo de hoja de ruta. Para analizar esta situación en profundidad, AtlánticoHoy ha entrevistado a la secretaria del colectivo Violetas LGTBI La Palma, Alicia Pérez Bravo, quien subraya que este informe "sin precedentes en la isla" ahonda en la situación real de un colectivo especialmente vulnerable, donde el 71 % afirma sentirse nada o poco seguro para expresar libremente su orientación sexual y/o identidad de género en La Palma. Asimismo, más del 90 % de los encuestados que afirmaban haber sufrido discriminación o LGTBIfobia nunca notificaron ni denunciaron la situación. 

Alicia Pérez Bravo, secretaria del colectivo Violetas LGTBI

 

-Tras las conclusiones del primer estudio sobre la situación de este colectivo LGTBI+ en la isla, ¿se ha puesto en marcha algún tipo de iniciativa o campaña para cambiar los resultados?

Tanto como campaña, no. La iniciativa surgió a través de la Red Diversia, que se creó el año pasado y que unifica todas las administraciones a nivel local e insular en temas LGTBI, creando una alianza para trabajar conjuntamente. Se presentó el estudio para diseñar líneas políticas y de trabajo, aunque con el covid-19 estamos un poco atascados en muchas cosas, pues no nos permite tanta flexibilidad como nos gustaría. Esta situación nos limita mucho las reuniones, las aproximaciones o estar a pie de calle. Nuestro interés es empezar a trabajar en esa línea y en los déficits que se detectaron. Sensibilizar, visibilizar más, que la gente vaya tomando conciencia, que se vaya normalizando, así como acercar más nuestra vida para ir cambiando mentalidades, conciencias... Todo eso es un trabajo de hormiguitas. Poco a poco. Son cambios muy importantes y estructurales de la sociedad que no vamos a poder romper tan fácilmente. A través del proyecto hemos perfilado para este año empezar a trabajar en ese sentido.

- ¿Se esperaban los resultados de este estudio?

A pesar de que todos somos conscientes de lo que nos ha limitado personal o individualmente el ser parte del colectivo en la Isla, creo que ha sido un reflejo mucho más dramático de lo que nosotros esperábamos. Sabemos que tenemos una sociedad heteropatriarcal, machista etc., eso está ahí y no ayuda ni facilita que seamos una sociedad más tolerante, con más facilidad para que esta diversificación de identidades, orientaciones y demás sea más normalizada. Éramos conscientes, pero el estudio nos ha dado ese puñetazo sobre la mesa. Esto sigue pasando. Es muy grave y seguimos viviendo en una sociedad no tan progre como esperábamos, no tan tolerante como se presupone, ni tan abierta como se da a entender.

- A pesar de la aceptación, digamos, aparente que se presuponía en el ámbito social, las personas LGTBI siguen viviendo y percibiendo discriminación y obstáculos. ¿Qué parte de los resultados del estudio consideran más difícil de cambiar?

Hay muchos aspectos que son difíciles, pero creo que la raíz de todo es ser una sociedad machista, heteropatriarcal. Todos ellos son aspectos que ya teníamos ahí. Las personas LGTB o que se consideran más abiertas y demás se reconocen. Eso lo tenemos interiorizado y muy normalizado. Nos cuesta a veces identificarlo y, aún haciéndolo, nos sigue tocando la fibra este tema.[blockquote text="Es muy grave y seguimos viviendo en una sociedad no tan progre como esperábamos, no tan tolerante como se presupone, ni tan abierta como se da a entender." text_color="#ffffff" width="" line_height="undefined" background_color="#0076ff" border_color="#0076ff" show_quote_icon="yes" quote_icon_color=""] 

- ¿Cómo podemos modificar estas conductas de rechazo o empezar a ver un cambio, aunque sea a medio o largo plazo?

Creo que la forma de poder cambiar las cosas radica, primero, en la educación. Es la base para las próximas generaciones. Poder empezar a crear personitas con una mentalidad más abierta, más tolerante e igualitaria, más justa. Si trabajamos con la educación, los niños y niñas, una vez que ya son adultos, puedes sensibilizar, formar, educar..., pero ya hay muchas cosas enraizadas que te salen sin querer,, que tienes ya en tu ADN. Claro que se pueden trabajar, pero van a costar más. Hay personas que tendrán más apertura o conozcan a personas del colectivo, lo que elimina muchos estereotipos y mitos que tal vez aún permanecen. El tema educativo desde Infantil, Primaria y Secundaria, y desde nuestra sociedad, trabajar todo el tema de la sensibilización, de la formación de los profesionales, es clave. Nuestro deseo es ayudar a que  encontremos cada vez menos esas actitudes de rechazo, esas LGTBIfobias en los espacios escolares o de trabajo, y que las personas se sientan más libres para poder expresarse y decir quién es su pareja sin que pase nada.

-Más de la mitad de las personas LGTBI+ de La Palma ha sufrido algún tipo de discriminación. ¿Por qué creen que sucede esto en la Isla? ¿Creen que estos datos son extrapolables al resto de Canarias?

Sucede en todos lados. En toda la comunidad canaria y en todo el mundo. En la medida en que vivimos en una sociedad con estas características, la discriminación surge porque ya somos un colectivo extraño, diferente, raro, y lo diferente siempre genera discriminación. Y más en espacios rurales, porque tenemos unas mentalidades más difíciles para el cambio, más propensas a mantener la tradición, las formas en las que nos han educado y demás. Eso no ayuda a que el proceso sea más rápido o más fluido. Todas las personas del colectivo que sean más amaneradas, tengan gustos diferentes que el resto de los niños o niñas, o por cualquier rasgo que pueda dar a entender que es diferente o no normal desde su punto de vista, ya van a sufrir discriminación por ese motivo.

- Solo tres de cada 10 personas LGTBI+ encuestadas ha expresado abiertamente su orientación sexual. ¿Cuál es el motivo? Parece evidente que son conscientes de que la sociedad no ha avanzado lo que debería.

Precisamente por esa claridad que nos choca, nos abofetea por así decirlo. Entonces, te intentas ocultar, intentas no salir del armario o no visibilizarte, hablarlo solo en contextos donde te sientas segura. Tu entorno familiar sí lo sabe, al igual que tus amigos o aquellas personas con la que ya te has abierto y te puedes sentir cómodo/a para poder estar libremente y comportarte normal con tu pareja sin ningún problema. Esos son siempre casos muy reducidos, casos de confianza, de seguridad, precisamente porque seguimos en una sociedad que rechaza todo el tema LGTBI y, por lo tanto, cuesta expresarlo libremente en la calle, en tu trabajo, en el ámbito escolar, porque tienes miedo a ese rechazo o agresiones.

- Precisamente, el 54% de las personas LGTBI+ de La Palma ha sufrido algún tipo o manifestación de LGTBIfobia y discriminación. Es un porcentaje muy importante. ¿A qué lo achacan?

Y no se denuncian, no se notifican. Ni al profesorado, ni a nuestros padres, ni a las autoridades. ¿ Y por qué no? Porque está muy normalizado. Como persona lesbiana, gay, trans..., si me insultan, pues lo asumo porque la sociedad hace que lo haga; que sea normal que me puedan insultar, discriminar, generar situaciones en ese sentido violentas y no pasa nada. Nadie lanza un mensaje de "oye, te estás pasando, mira que eso no está bien". Hay expresiones y palabras malsonantes, despectivas hacia el colectivo. Un niño o niña que escucha a su padre o madre denominando a una pareja homosexual 'maricones', o cualquier otro tipo de insulto o muestra de rechazo, interioriza que serlo está mal, que son personas que actúan de forma indebida y eso lo vamos normalizando. Tú, en ese crecer e interiorizar que esas son las formas normales, también insultas, rechazas y discriminas, porque es lo que has vivido. Pasa tanto para el que lo hace como para el que lo recibe, y no entiendes que eso es un delito o es algo que no podemos consentir, ni que tienes que notificarlo o denunciarlo. 

- ¿Existe mayor rechazo hacia algún colectivo en particular sobre los demás?

En general no creo que haya un colectivo en concreto más rechazado, pero sí conductas más rechazadas que orientaciones en sí o identidades. Para una persona gay, lesbiana o transexual que pase desapercibido, es decir, que no lo parezca, no pasa nada. En cambio, si tienes pluma, o características que te hacen identificar que esta persona es trans porque se le nota, porque tal vez no ha superado su transición... Ahí es donde hay discriminaciones, insultos, rechazo. Es el tema de la diferencia.

- Con respecto a la discriminación a las personas LGTBI en el trabajo, ¿serlo es un inconveniente para encontrar empleo?

Intentarán controlarse para que no se les note demasiado, porque en esta sociedad está mal visto, no gusta y genera discriminación. Nadie quiere perder su puesto de trabajo ni estar en una situación de rechazo.   

-¿Y en las aulas? Solemos pensar que las nuevas generaciones son más abiertas, pero también beben de lo que escuchan en sus familias...

Aquí hay de todo. Depende mucho del centro y, más cocnretamente, de la educación en ese centro. Hay centros en las islas que lo tienen muy trabajado, muy en el día a día. Es algo que se habla, se visibiliza y lo ven con una normalidad que ya quisiera yo haber vivido con aquella edad, poder estar tan libremente y tan fuera del armario, con tanta felicidad como estos chicos y chicas hoy en día en determinados centros educativos. Pero en otros, tal vez no se trabaja tanto. El tema de la educación sexual, la orientación  y demás, sigue siendo no te digo ya un tema tabú, pero casi. Ahora hemos dado un paso adelante y los centros trabajan más estos aspectos porque se ha visto la necesidad, la importancia que tiene. La sexualidad es algo intrínseco al ser humano y tenemos que educarnos igual que en el resto de nuestra vida. Hay personas o centros, quizás en zonas más alejadas, más rurales, con más disposición a trabajar estos temas y otros con menos. Eso se nota. Los propios alumnos reconocen esas diferencias según donde estudien, el centro y la zona, con lo que ahí ves la diferencia educativa y cultural en torno a esos centros o municipios.

- ¿Podemos concluir que no hemos evolucionado tanto en los últimos años como se pensaba o que, incluso, podemos haber involucionado en este aspecto?

Quiero ser positiva. Es un reflejo de lo que éramos y hemos sido, pero también es un reflejo de lo que queremos avanzar. Sí que hemos avanzado. Vamos a echarnos flores y tengo que decir que el colectivo Violetas en La Palma ha dado pie a que este tema esté sobre la mesa y que muchas personas se hayan podido identificar, visibilizar, tener referentes. Eso ha ayudado mucho también a que la sociedad vaya empezando a dar esos pasitos hacia delante, que puedan entender otro tipo de realidades, impresiones, identidades..., lo que era algo tan desconocido. Hace tres años pregúntale a alguien si sabía cómo eran las personas trans. Hoy en día sí. Creo que poder trabajar estos temas siempre ayuda a empezar a mover la maquinaria social y a generar cambios. Siendo positivos, el estudio es fiel  a la realidad que hemos vivido y que arrastramos personas con más de 30 años, pero incluso chicos y chicas de 20 años, tal vez menos, pero que también sufrieron todas esas situaciones de acoso en los centros educativo. Creo que las generaciones que ahora están en las aulas empezarán a tener menos dificultades para entenderse a sí mismos de una forma diferente y no sentirse incómodos con ellos, listos para poder hablarlo y buscar la orientación adecuada.

- ¿Cuáles son sus reivindicaciones?

El estudio nos pone en alerta que esto hay que trabajarlo con urgencia. Es algo que ya no podemos ignorar porque la realidad está ahí. El estudio nos ha dado esta bofetada para que nos pongamos en acción y no sigamos tolerando que esto siga pasando. Creo que, como reivindicaciones o lucha, debemos empezar a trabajar codo con codo con las administraciones locales para generar políticas locales que ayuden a todas estas nuevas generaciones a que puedan vivir con normalidad, libertad y se sientan a gusto en la isla sin  tener que exiliarse para poder vivir y amar con toda tranquilidad.