Los vikingos de la serie comienzan esta temporada haciendo una alianza con el rey Ecbert de Wessex, a cambio de un asentamiento en el que puedan cultivar. Muchos miembros de los nórdicos no ven esta alianza como algo que favorezca a los habitantes de Escandinavia. El más cerrado a la hora de poner la otra mejilla en este asunto es Floki, uno de los vikingos más conocidos de la producción canadiense e irlandesa. 

El mundo de Vikingos se sigue expandiendo en esta tercera temporada, no solamente la propia historia, sino que se confirma como una de las mejores producciones de la televisión. Mientras Ragnar Lodbrok intenta derrotar al hermano de la reina de Mercia en el campo de batalla, Lagertha empieza una relación muy cercana con Ecbert, y Athelstan descubre su verdadera naturaleza (tanto humana como espiritual). 

Estas alianzas conforman el centro de una tercera temporada brillante, pues son el origen de conflictos entre los propios vikingos y los ingleses, que pelean entre ellos por lo que creen que es lo mejor para sus pueblos. 

Las traiciones en ambos bandos también son algo que atrae la atención del espectador hacia esta tercera temporada, y estas tienen lugar en ambos bandos, pues se refleja de una forma bastante realista cómo los más poderosos mueven las fichas adecuadas para conseguir derrotar a sus enemigos. 

Las increíbles escenas de los barcos siguen siendo uno de los grandes atractivos de la producción del Canal Historia, al igual que la recreación de los diferentes escenarios. También surgen nuevos personajes como Kalf, que tiene la misión de cuidar las tierras de Lagertha mientras ella se está ocupando del asentamiento de Wessex. No obstante, este personaje supone una de las sorpresas de la temporada. 

El amor también juega un papel importante en las diferentes tramas, sobre todo a la hora de mostrar cuáles eran las diferentes visiones que los vikingos y los ingleses tenían sobre este tema en cuestión, y ver cómo se desarrollan algunos de los lazos y vínculos entre los personajes, forma parte del atractivo de una historia que recrea la época medieval. 

El tono épico y legendario con el que se cuentan las hazañas y los fracasos de Ragnar Lodbrok, uno de los reyes de Suecia y Dinamarca del siglo IX, conduce una de las tramas de la serie hacia París, otro de los deseados horizontes que Ragnar persiguió con voluntad de conquista. 

Algunos de los viejos conflictos de los personajes vuelven a florecer, como el resentimiento de Rollo hacia la fama de su hermano. Por otra parte, las escenas que muestran la magia de los dioses nórdicos y sus creencias son capaces de seguir creando momentos con una atmósfera inquietante y, a la vez, cautivadora.