“Un periodista es una farmacia de guardia que no cierra"

EN PRIMERA PERSONA: Juan Carlos Castañeda es una de las grandes voces de la radio en Canarias. 35 años de profesión en las que ha llenado cientos de horas de radio.

Guardar

Featured Image 8353
Featured Image 8353

35 años en la profesión de periodismo dan para mucho y, bien gestionado, para llegar muy lejos. Juan Carlos Castañeda es una de las voces más reconocibles de la sociedad tinerfeña gracias a su labor como cronista deportivo durante mucho tiempo y ahora por su labor al frente del programa Hoy por hoy La Portada de Radio Club Tenerife. Cada mañana, de lunes a viernes, se pone al frente del micrófono de un programa líder de audiencia para comunicar a miles de oyentes. Tres décadas y media más tarde sigue siendo un apasionado del medio radiofónico y un trabajador de 24 horas.

- ¿Cómo llegó a la profesión de periodista?

- Ser periodista para mí era casi una condición inevitable. En mi casa había muchos libros, muchas preocupación política y un nivel intelectual alto por parte de mis dos padres, especialmente por parte de mi padre, que fue columnista del periódico La Tarde, El Día y otras publicaciones; también fue conferenciante y se puede decir que tenía un nivel cultural que pocas veces he visto en mi vida en otras personas. También tuvo un pasado apasionante.  Palmero de nacimiento, fue emigrante, estuvo en Cuba y en el Norte de África; también estuvo siete años preso sólo por ser republicano. Fue alcalde de Garachico durante una estadía corta… todo esto deparó en que en mi casa hubiese mucho interés por la política y por todo lo que tuviera que ver con la literatura. La estampa que guardo de mi padre es su llegada a mi casa con el periódico La Tarde bajo el brazo y semanalmente además la revista satírica tan famosa en la época del franquismo, La Codorniz. Cuando mi padre estaba agonizando, a mi edad de 15 años, me cogió de la mano y me pidió que fuera abogado para defender a los pobres. Siempre digo que yo pasé por la Facultad de Derecho, pero que la Facultad no pasó por mí. Tengo mi diplomatura en Derecho y mi faltaron tres asignaturas de cuarto y tres de quinto para acabar la carrera. En ese momento apareció la oportunidad de entrar en la radio. Hice mis pinitos en Radio Nacional de España, en información deportiva, y también tuve la oportunidad de participar en la revista local del Puerto de la Cruz, de la mano de Jesús García Mederos, que a su vez estaba muy conectado a Paco Padrón, el que fuera primer director de Antena 3 Radio en Tenerife. Eso me dio la oportunidad de entrar a trabajar en Antena 3 en la sección deportiva con José María García. Entonces, la referencia  deportiva era Xuancar y José María García lo quería a él porque era un profesional ya hecho, pese a la juventud, y muy afamado en la Isla. Yo me tuve que ir haciendo hueco poco a poco. Después de Antena 3 Radio vino la televisión, la Cope, La Gaceta de Canarias, el Jornada Deportiva, Radio Myd, Radio El Día, Canal 4 y estos diez últimos años en la Cadena Ser. Todo suma 35 años de ejercicio profesional y otros tres o cuatro más como amateur en los campos de fútbol de la Tercera División y Preferente.

Creo que estaba abocado a ser periodista; me enamoré de la radio estudiando derecho en La Laguna, con un programa que se llamaba ‘La Madrugada’ que lo presentaba Pedro Muñoz. Recuerdo que me apasionaba porque hacía muchas comunicaciones internacionales, hablando con camioneros y otros trabajadores de Suiza y Francia y otros lugares. A mí me atrapó la radio y empecé a tocar en varias puertas para intentarlo. En su momento no se me abrió ninguna, salvo la de Radio Nacional de España. Recuerdo que entonces me comían los nervios y si me hubiesen examinado entonces por lo que hacía, posiblemente no me hubieran aprobado. Sin embargo, poco a poco fui haciendo camino y hemos llegado hasta aquí.

-¿Qué tiene de especial un medio como la radio?

- Es mágica, es diferente; gran parte del producto lo configura el oyente. También es más inmediata.  Los que pronosticaron la muerte de la radio se equivocaron. Ahora quizás sí peligra la radio, porque hay una generación que con el cambio de tecnología no está por oír tramos largos de programación.  Se buscan sonidos concretos, con los podcast, las páginas webs, se va más a tiro hecho. Se escuchan temas concretos porque tienen capacidad de elegir con la radio a la carta. Con todo, otros de los puntos fuertes de este medio es que hace mucha compañía, hay mucha gente en los coches que escucha la radio, por poner un ejemplo; la televisión en este país es como muy artificial, con productos de calidad escasa, mientras que la radio tiene unos programas y unos profesionales extraordinarios, con una oferta muy variada. La radio es más plural, más abierta.


"José María García quería llegar el primero a los acontecimientos, contar la noticia como el mejor porque amaba la primicia y eso producía a sus trabajadores un grado de tensión espectacular"


- Ha nombrado a José María García, un personaje vital para una parte de la historia contemporánea de España. ¿Qué recuerda de su trabajo junto a él?

- Sólo puedo hablar bien. Aprendí mucho de él; creo mi principal virtud es la laboriosidad; soy un trabajador incansable que entiende que un periodista es una farmacia de guardia que no cierra; y parte de esta actitud se la debo a él.  Esto es una profesión que no tiene horarios; yo duermo con el móvil abierto en todo momento. Prefiero que me llamen a las cuatro de la mañana aunque sea un día festivo  y saber por lo menos qué está ocurriendo, aunque en ese momento no lo pueda contar. José María García es un referente de la actividad del periodismo. Fue un hombre que consiguió un milagro importantísimo tecnológicamente hablando, además del hecho de hacer crecer Antena 3 Radio cómo él lo hizo, de la mano de Manuel Martín Ferrán. Consiguió que cantidades ingentes de personas se pasaran de la OM a la FM. Al salir de la Cadena Ser, ellos montaron Antena 3 Radio en la FM y la gente tuvo que comprar aparatos que tuvieran la FM.  

Como parte de su equipo se vivía en un estrés permanente. Siempre quería llegar el primero a los acontecimientos, contar la noticia como el mejor porque amaba la primicia y eso producía a sus trabajadores un grado de tensión espectacular. Eso formó a un grupo de periodistas, si ya teníamos inclinación personal por la radio, a vivir este mundo de una forma intensa. Lo recuerdo con mucha alegría, claro; desde el lado no placentero, recuerdo que estábamos sometidos a una presión brutal… Recuerdo esa frase que te hacían llegar sus más directos colaboradores, “Lo quiere vivo o muerto”, cuando se trataba del protagonista de la jornada, que producía una tensión terrible. Y aquí lidiando con un hombre tan competitivo como era Xuancar. Eran duelos terribles, por la presión que le ejercía por un lado José Ramón de la Morena a Xuancar y a mí José María García. Se vivían situaciones críticas. Cuando se le decía por teléfono que no tenías al protagonista porque lo tenía el competidor se producían unos silencios que eran terribles, letales. Aunque discrepé en el tramo final con él, sólo puedo hablar maravillas de García. Haber trabajado con él es un auténtico honor.



- ¿Logra desconectar, liberarse del trabajo, cuando termina su jornada?

- No, para nada. Tengo que estar muy enfermo o muy cansado después de haber trabajado mucho como para que yo apague el móvil.  En estos últimos dos años creo que habré apagado el móvil sólo dos veces. Yo vivo esta profesión y me siento un privilegiado. Ahora, como los futbolistas que tienen 31 años y ven el final de su vida deportiva, de alguna manera  veo que la carrera se va acabando. Con toda la humildad del mundo me siento orgulloso haber llegado hasta aquí, de llevar 35 años en esta profesión, y mucho más cuando he visto a compañeros extraordinarios, más cualificados y capacitados, haberse quedo por el camino. En el ámbito periodístico, la crisis hizo mucho daño, se perdieron muchos puestos de trabajo.

- ¿No le dio vértigo cuando pasó de la información deportiva a presentar uno de los programas líderes de información general de Canarias?

- Sí, por supuesto. Llegué a Radio Club para hacer transmisiones deportivas y Xuancar me ofreció al tiempo  esta posibilidad. Dije que sí. Al principio tenía la sensación de haber recalado en Ferrari siendo un piloto novel, y lo que tenía que hacer era no reventar el Ferrari, ir a lo seguro y no liarme, dejarme llevar por le dinámica para ir aprendiendo. Tenía claro que lo que tenía que hacer era trabajar mucho, formarme, porque lo que sí tiene la información general respecto a la deportiva es que te obliga a reciclarte continuamente. En deportes más o menos, se sigue habitualmente la misma dinámica, mientras que la actualidad política es muy cambiante.

- ¿Usted nota que forma parte del llamado ‘Cuarto poder’?

- No pienso en mí como parte del ‘Cuarto poder’, pero sí creo que lo son los medios de comunicación, aunque cada vez menos, porque emerge ahora otro poder, que es el de las redes sociales. Estamos luchando ahora contra las posverdad, la mentira de las redes, la manipulación, la gente se siente potencialmente un periodista… hoy, además de las fuentes tradicionales, del confidente y de los canales habituales, nos nutrimos de las redes sociales. Muchas veces éstas están más en sintonía con la realidad que nosotros los periodistas. Es algo relativo, ya un editorial de un periódico no es algo incuestionable.

"Sí creo que los medios de comunicación son el Cuarto Poder, aunque cada vez menos, porque emerge ahora otro poder, que es el de las redes sociales"

- ¿Cómo es la relación del periodista con el confidente?

- Lo más importante es no traicionar nunca al confidente. Un periodista que se preste nunca puede cometer el error de traicionar a sus fuentes informativas; desde que se pierda ese pacto, se pierde la confidencialidad. Un informante es un tesoro. Se suele dar una relación complicada, porque hay que pagar un peaje. En la vida hay que pagar un porcentaje por todo.  A la hora de juzgar una acción de un confidente es más complicado, porque sabes que si eres muy crítico con él, pierdes una fuente informativa. El  equilibrio para hacer un juicio objetivo con un informante es muy complicado. Depende también del talante de la otra persona. Lo más duro es cuando se pierde una relación personal por una crítica.

Image

Castañeda, en los estudio de Radio Club de Tenerife | IMAGEN CEDIDA

-¿Nota que los políticos quieren interferir en la labor del profesional de la radio?

- Por supuesto, los políticos y lo dirigentes deportivos. Si ellos notan que el periodista no va en la dirección que creen adecuada, se tiene un problema. Si un periodista no ha recibido la llamada de un político, o un dirigente deportivo en su caso, no puede preciarse de ser periodista. Hay que ser crítico y la crítica no puede ser bien entendida por todas las partes. Y más ahora en estos tiempos actuales, donde los políticos lo tienen más fácil para marcar el teléfono y pedir explicaciones. La crisis ha traído también más capacidad de influencia de los políticos sobre el periodismo. La independencia absoluta no existe y los medios de comunicación tienen sus intereses.

- ¿Qué es lo mejor de ser periodista?

- Estar con la gente, poder ayudarles, poder apretar a la clase política en nombre de la gente, y compartir emociones con la gente. Se dan situaciones en la radio, en sintonía con las personas, que son una maravilla.