La obra, realizada en pasteles a la cera en tonos amarillos y morados, fue pintada por el premio Nobel de la Paz en 2002, tres años después de retirarse de la vida política al decidir limitar su presidencia a Sudáfrica a un mandato.
"We must, however, not allow differences of opinion to ever paralyse our efforts towards attaining a world free of racial bigotry, hatred, discrimination & intolerance" #NelsonMandela #BeTheLegacy pic.twitter.com/fB1yWPByR4
— NelsonMandela (@NelsonMandela) 13 de abril de 2019
"Cuando mi padre se retiró como presidente, no tenía mucho que hacer. Creo que para él, el arte era una buena forma de expresarse o de asimilar su pasado y, no me gustaría hablar de fantasmas, sino simplemente aceptar su vida entera", explicó la hija de Mandela en declaraciones a la casa de subastas, Bonhams.
La pieza, que saldrá a la venta el 2 de mayo, forma parte de una serie de bocetos sobre Robben Island que pintó en 2002, bajo la enseñanza de su profesora de arte Varenka Paschke, que le ayudó en la composición y aplicación de los colores.
Diez de ellos fueron reproducidos en su libro de litografías "My Robben Island" de 2002 y "Reflections of Robben Island" de 2003, aunque el que se ofrece en subasta no fue uno de ellos, que permaneció la colección de la familia Mandela.