Redacción AH

Opinión

"Se sienten coño"

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En mi afán por contribuir a arrojar un mínimo de luz sobre este convulso momento de viral confinamiento y como salir airosos de él, comencé a pensar en el modo para conseguirlo. Mi afición hasta hace poco invisible por la escritura ha hecho que me sumerja en lecturas de índole y perspectiva diversas para ampliar la mía. «Y es que en el mundo traidor, nada hay verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira» dijo Ramón de Campoamor, poeta español del realismo literario de los siglos XIX y principios del XX. 

Sin querer convertir mi mensaje en ley ni en el propio de un iletrado prepotente pensé en dar cabida en este artículo a personas que considero relevantes a través de mis vivencias y lecturas recientes. A buen seguro y con criterio aportarán una visión digna como mínimo de ser tenida en cuenta. El conocer sus acciones, escuchar sus opiniones y leer sus textos han causado en mí el deseo de abandonar mi estado habitual de Dunning-Kruger cognitivo y dar un paso al frente. 

Siguiendo a pies juntillas la célebre frase de autoría dudosa, "aquel que no conoce su historia está condenado a repetirla" releí no con poca vanidad y orgullo filial un artículo del 24 de febrero de 1981 publicado en El País. Rastreaba momentos de nuestra historia que me hicieran entender un poco más lo que hoy vivimos, estableciendo nexos que me sirvan como punto de partida y sobre todo de aprendizaje. 

En aquel momento clave para España, como en el de ahora crucial para el mundo, se necesitaba el paso adelante de personas capaces, con conocimiento y experiencia multidisciplinar para transmitir tranquilidad, serenidad, firmeza y para trazar en consecuencia una estrategia de reconstrucción e impulso. Para Canarias y su turismo no es diferente. 

Este artículo que ahora escribo será el primero de una serie de tres, el día después, el instante cero y el ahora. Tres artículos escritos con nombre propio.

El día después


El 24 de febrero de 1981 era el día posterior al de un golpe de estado que dejó para la posteridad la frase escogida para este artículo y que, como hoy, sumió a nuestra sociedad en unas horas de incertidumbre y zozobra. El día después El País recogía en su diario un artículo del que destaco estos tres párrafos: 

"... La reunión del Gobierno paralelo se realizó previa citación cursada por el Ministerio del Interior y en la operación pudo haber sido pieza clave el subsecretario del departamento, Luis Sánchez-Harguindey , quien se mantuvo en contacto telefónico casi continuo con el palacio de la Zarzuela. Por su parte, los gobernadores civiles reunieron ayer en sus respectivas provincias a las juntas de seguridad que presiden, según aseguraron fuentes competentes. 

La nota oficial sobre la constitución de un «Gobierno en funciones» por iniciativa del Rey, que fue hecha pública ayer a través de Radiotelevisión Española por el director de la Seguridad del Estado, Francisco Laína, dice textualmente lo siguiente: «La situación creada por un acto de violencia en la sede del Congreso de los Diputados ha impedido, hasta el momento, la acción normal del Consejo de Ministros, cuyos miembros se encuentran retenidos en la Cámara». 

En estas circunstancias, los secretarios de Estado y subsecretarios de los diversos ministerios se han constituido en sesión permanente, por instrucciones de su majestad el Rey y sugerido por Sánchez-Harguindey, para asegurar la gobernación del país, dentro de cauces civiles y en estrecho contacto con la Junta de Jefes de Estado Mayor, que igualmente se halla reunida". 

Después de leer el artículo con palpable emoción, extraigo de él algunas conclusiones comunes a la situación actual. La necesidad de concentración de energías, esfuerzos, coordinación y rápida reacción son aplicables a los dos escenarios, el que se vivió entonces y en el que estamos hoy. 

Éste era un gobierno confinado en una sala del entresuelo de Amador de los Ríos, sede del Ministerio de Interior, conformado por una treintena de personas constituidas en Gobierno por el forzoso confinamiento del otro. Éstas personas, también nuestro nombre propio de hoy, recibirían el 18 de febrero de 2011 la Medalla del Orden del Mérito Constitucional de manos del entonces Presidente del Gobierno D. José Luis Rodríguez Zapatero. 

Unas 16 horas en las que España tuvo un ejecutivo interino que quiso dar un mensaje de seguridad y de estabilidad democrática dentro de la enorme incertidumbre que nos rodeaba, evitando así una sensación preocupante de vacío de poder. 

La actitud en todos los órdenes de la vida es clave; transmitir serenidad y tranquilidad en momentos críticos nos hace superar las situaciones con solvencia. 


 D. Luis Sánchez-Harguindey Pimentel (Santiago de Compostela, 28 de julio de 1935 - Madrid, 1 de junio de 2003) fue médico y político español afincado en Madrid donde ejerció su actividad hasta su fallecimiento. Fue Jefe de Cardiología del Hospital Clínico San Carlos de Madrid por concurso nacional de méritos, cargo que ejerció hasta su fallecimiento. Fue Director del Colegio Mayor de Graduados Menéndez Pelayo y vocal de la Junta de Gobierno de la Universidad Complutense de Madrid. Profesor asociado de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense. Fue autor de más de un centenar de publicaciones relativas a su especialidad. Fue miembro de la Sociedad Española de Cardiología y correspondiente de la portuguesa, de la Comisión Interministerial para la Reforma Sanitaria y de la Mesa de Hospitales del Colegio de Médicos de Madrid. Ostentó, hasta su fallecimiento, la presidencia del Instituto Cardiovascular del Hospital Clínico San Carlos. Fue condecorado con la Gran Cruz del Mérito Civil de Sanidad y la Insignia de Oro de la Universidad de Santiago de Compostela. Con el gobierno de Adolfo Suárez, UCD, ocupó los cargos de Gobernador Civil de Granada, Subgobernador Civil de Madrid, Secretario de Estado de Sanidad y Subsecretario del Interior. Cómo reconocimiento a su relevante labor en defensa del orden constitucional recibió a título póstumo la Medalla del Orden del Mérito Constitucional el 18 de febrero de 2011.


Recordando éste histórico suceso me viene a la cabeza una frase célebre, "El rey ha muerto, viva el rey"; ésta expresión que tiene su origen en 1.272 en Europa, en las monarquías de las coronas británica, primero y francesa después. Tenía como objeto evitar una sensación de vacío en el poder. Los reyes cambiaban pero la monarquía debía permanecer. Se pretendía evitar la peligrosa situación que se plantea en un interregno.

El interregno es un período de discontinuidad en un gobierno, organización u orden social. Arquetípicamente se conocía así al intervalo de tiempo en la sucesión de un reinado. Históricamente cuanto más dilatado en el tiempo ha sido el interregno más desorden había, guerras civiles y de sucesión, así como vacíos de poder llenados por la invasión de un poder extranjero o la emergencia de un nuevo poder interno. Ésta misma expresión podemos utilizarla ahora para la situación que vivimos en el turismo aunque el sentido sería diferente, El turismo ha muerto, viva el turismo. Simbolizaría el fin de un modelo turístico y el surgimiento de otro aún sin definir, sobre el que daremos luz más en posteriores artículos. Si queremos evitar la peligrosa situación que se plantea en un interregno debemos diseñar de forma hábil y estratégica un nuevo turismo que sustituya al que agoniza. 

El turismo en su concepto actual está dañado pero la economía del sector debe permanecer y verse fortalecida con un nuevo modelo turístico para una nueva etapa. Como dijo el dramaturgo y poeta alemán más relevante del siglo XX, Eugen Berthold Friedrich Brecht "La crisis se produce cuando lo viejo no acaba de morir y cuando lo nuevo no acaba de nacer"; ésta frase adquiere una relevancia especial en la actualidad por motivos obvios que por manidos esquivaré. Por eso la importancia de conocer otras situaciones que nos hagan entender más la nuestra. Si no quieres repetir el pasado, estúdialo dijo Baruch Spinoza (1632-1677) Filósofo holandés, de origen judeoespañol. 

 (continuará)



Autor artículo:

Juan Ramón Sánchez-Harguindey Pardo de Vera

Consultor en gestión y procesos en los sectores turístico y agroalimentario con amplia experiencia. Asimismo, realiza consultoría y formación enfocada a la mejora de resultados a través del desarrollo de procesos según la metodología Kaizen, cambios hacia la mejora continua con orientación a resultados.BA Hons of Arts in International Business Administration (European Business School), Londres. Licenciado en ADE por la Universidad Antonio de Nebrija, Madrid, Máster Gestión de Empresas Turísticas (Universidad de La Laguna) y Executive MBA (Escuela Europea de Negocios).

Ha desarrollado su experiencia profesional en diversos países como Colombia, Cuba, España, México y Cabo Verde, que ha centrado en el sector hotelero, en empresas como Meliá y Vincci, así como catering aeroportuario (Newrest y Gategourmet) y de ocio Aspro Parks (Aqualand), en posiciones gerenciales y de dirección económica.