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The Big Bang Theory

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Cuando los profesores nos decían en el colegio que era posible divertirse mientras aprendías, todos los alumnos de la clase se miraban de reojo, unos a otros, pensando que aquella afirmación era un truco barato para que nos pusiéramos las pilas con los deberes o con los exámenes. 

Cuando alguien que se consideraba “normal” o, incluso, “popular”, y oía la palabra “friqui”, esa persona no tardaba demasiado en dejar claro por todos los medios que no tenía absolutamente nada que ver con Star Wars, Star Trek, ni con superhéroes de cualquier tipo, ni con cómics, ni con la Tierra Media de El Señor de los Anillos, ni con nada que perteneciera a esa realidad paralela de fantasía de la que algunos de esos “friquis” hablaban con orgullo, plasmándola en su forma de vestir, por ejemplo, incluso algunos de ellos con camisetas que ponen: “Luke, yo soy tu padre”. 

La física, las matemáticas, la ingeniería, la astronomía, la biología y la ciencia en general, siempre han sido materias demasiado densas y serias para que se llegaran a considerar entretenidas, aunque por todos es bien sabido que son pilares fundamentales del conocimiento humano. 

Pero todo eso forma parte del pasado: ahora la física puede ser divertida, se puede aprender de forma entretenida y la palabra “friqui” ya no suena tan despectiva. Lo que separa ese pasado del presente es una delgada línea que se llama The Big Bang Theory, una serie que combina la cultura de los cómics, los personajes extravagantes o friquis, la ciencia y todo tipo de conocimientos sobre el Universo, que nos ha dejado incrédulos delante del televisor, riendo a carcajadas y pensando que aprender algunas nociones de ciencia es mucho más divertido de lo que pensábamos. 

Si esto ha sido posible es gracias a la maestría de los creadores de la serie: Chuck Lorre y Bill Prady. Ellos han sabido manejar a la perfección el tono de esta comedia de situación en la que unos amigos y compañeros de piso se divierten jugando a Dragones y Mazmorras y a otros numerosos juegos de mesa, mientras hablan de ciencia o de chicas. 

La personalidad cómica, pero al mismo tiempo verosímil y coherente, de sus personajes es el alma de esta serie que ya acumula diez temporadas, con un total de doscientos veinticinco episodios. La cadena CBS, que ha sido la encargada de su emisión en Estados Unidos durante estos años, no descarta que haya una temporada número once. 

Es una serie que recuerda a Cómo conocí a vuestra madre, u otras comedias similares, como el fenómeno que supuso Friends en su momento. 

Chuck Lorre, uno de sus creadores, es productor, guionista y director de televisión estadounidense. En 2009, recibió una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood. Ha creado otras series tan conocidas como Dos hombres y medio o Mike & Molly

Bill Prady, otro de los creadores, es productor y guionista, nacido en Estados Unidos, que ha formado parte de proyectos como Married With Children, Dream On, Star Trek: Voyager y Las Chicas Gilmore

Jim Parsons es el actor encargado de dar vida al excéntrico y maniático científico Sheldon Cooper, papel que lo ha hecho merecedor de cuatro Premios Emmy como Mejor Actor en una Serie de Comedia. Sus tics, sus manías, su peculiar forma de ser y su ímpetu a la hora de corregir a todo el que se le pase por delante, lo han convertido en uno de los personajes más populares de la televisión en la última década. 

Su compañero de piso, Leonard Hofstadter, interpretado por Johnny Galecki, no deja de ser friqui y peculiar a su manera, pero constituye la parte más normal del cuarteto de amigos científicos. 

Los cuatro científicos friquis que protagonizan The Big Bang Theory | Fotograma de la serie (CBS).

Completan el reparto el actor inglés de origen indio Kunal Nayyar, que da vida a Rajesh, incapaz de hablar con las mujeres a menos que se haya bebido un par de cervezas; Simon Helberg, que interpreta al personaje de Howard, que vive con su madre y que tiene un don para ahuyentar a las mujeres; y Kaley Cuoco, que interpreta a Penny, una guapa actriz que se muda al edificio en el que Leonard y Sheldon comparten piso. Desde el momento en el que ella se muda al edificio, la metódica vida del grupo de científicos cambiará para siempre. 

Todo el elenco está brillante casi de forma constante a lo largo de todos los capítulos, algo que es un mérito en una serie tan larga como esta. El vestuario, por otro lado, además de los decorados, transmiten un colorido y una vitalidad que caracterizan a esta comedia de situación. 

Uno de sus puntos fuertes es que la serie no se atrapa a sí misma en las bromas sobre estereotipos, bastante frecuentes en este tipo de comedias, sino que es divertida y valiente, y se atreve a bromear sobre temas raciales, religiosos y culturales, que, a priori, pueden resultar muy delicados de cara al público, pero lo resuelven con un sentido del humor elegante, sutil y efectivo (muchas veces a la hora de nombrar precisas teorías científicas). 

Esta historia nos introduce en la vida cotidiana de un grupo de amigos que lucha por buscar su lugar en su propio mundo rodeado de cómics y superhéroes, en el que se nos muestra que las peculiaridades de una persona, por alejadas que estas puedan llegar a estar de nosotros mismos, son las que hacen que nos enamoremos de personajes como los de The Big Bang Theory: de la sensibilidad de Leonard, del sentido del humor de Howard, de las inseguridades de Raj, del sarcasmo de Penny e, incluso (o, sobre todo, en este caso), de la repelencia de Sheldon. 

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